Lo que pasa entre Israel y sus "vecinos", lo entiendo. Yo mismo, por tener vecinos (o intentar serlo) lo conozco en carne propia. Cada uno siente un recelo, una territorialidad, como aquel perrito que deja su mancha de orina, y otro viene y defeca o moja lo mojado: Aquel que llegó primero, se siente con más derechos que aquel que llegó después y no acepta y desconoce otro pisatario: ¿Por qué otro vecino? Sin embargo, el caso de Israel y su entorno, es un problema de siglos, de guerras y de sangre, pues, hay parentesco...
Cuando uno sube al ascensor, con hipócrita cortesía dice: "Buen Día". Alguno responde, otro lo ignora y, el más atrevido, dirá: "¿Qué buen día? ¡Han pasado las 12 del mediodía.! Ya el saludo corresponde a "la tarde" (¿No son 24 horas un día? ¿No es un convencionalismo y cortesía?).
El caso de una nación o gentilicio es más complejo. Hay odio genético, nacionalismo y muchas cosas. Por ser vecino o tratar de serlo, comprendo el recelo individual y personal. Por tener una naturaleza egoísta, conozco y siento la mezquindad de mi alma. ¿Cómo no han de tenerla otras personas, bajo condiciones similares? Uno llega a una montaña, se cree dueño de ellas y del paisaje, pero -solamente- ha comprado unos miles de metros. Luego, con los años, otro llega, y con un costo mayor, compra su porción; pero, décadas después, otro, sin inversión o paga, adquiere más tierras, pero con similarres derechos de ocupación y uso. ¿Qué sienten los primeros pisatarios? ¿Cómo se mueven los ojos cuando alguien entra en el metro o en ascensor y limita nuestro derecho a espacio, aire y respiración?
Esos ojos dejan de mirar las distancias. Esos ojos se desvían del lindo horizonte y se montan sobre el hombro del que se detiene -dándonos la espalda- justo en frente de nuestra naríz y el espacio para respirar. Esa mirada se apunta hacia la "tolerancia", o la sincera respuesta de defensa. "Quítese de mi vista" -diríase- "Se me está montando encima".
El caso de Israel y sus "vecinos", es el mismo. Son siglos de "tolerarse". El uno envidia al otro y es algo más complejo: Tiene que ver con teología y profesías.
Israel salió de la nada y, a diferencia de otras naciones, su gentilicio tiene que ver con una voluntad extraterrestre: Dios, Su Hijo y Su reinado (¡En Jerusalén!).
Yo sé qué es tener "vecinos" y no deseo esa clase de vecinos. Sé que llegué primero y no deseo que nadie más me quite la vista de mis montañas: ¿No se irán a llenar de ranchos o malandros, uno de estos días, por la desidia de tanto mal gobierno, los errores financieros o educacionales, que cometemos? ¿No dijo Jesús que "los pobres estarían con nosotros siempre"? (Soy uno de ellos).
El caso de "malos vecinos" no existe solamente en el medio oriente: ¡América también!. Desde la colonia, los problemas limítrofes existen congelados y, los ánimos, anestesiados. ¿Quién recuerda la disolución de la Gran Colombia y otro sueños? Nuestra ira está "guardada" porque tenemos espacios y recursos naturales. Nuestras fronteras son tan vulnerables como nuestra Seguridad Nacional: Muere más gente en Venezuela -en "Revolución"- que gente entre Israel y Líbano. ¿No es terrorista el hampa de la robadera de autos, y demás corrupciones dentro y fuera de quienes "representan" la ley? ¿No es el terror lo que hace que nos escondamos en casa después de las 7 pm?
¡Bah! Acá todos sabemos la corrupta verdad de tanta mentira.
No comments:
Post a Comment