Friday, June 08, 2012

FaithBook



Quizá resulte provechoso el trabajo que hagamos al subir cualquier contenido...

Hay una tarea -indetenible- en estos días de ansiosa búsqueda. Quizás, algunos, la miremos con los ojos de la superficial indiferencia y, hasta la despreciamos con una mirada de enojo o incertidumbre ¿De qué sirve? ¿Es otro arte o sólo es la búsqueda de pura expresión? (quizá ya no es búsqueda, sino el deseo cándido de quien quiere ser hallado).

¿Qué hace una niña -o un niño- mirándose a solas, frente a un espejo?

¿Por qué se hablan -se dicen cosas- al ver su imagen?

Si pudiéramos ver, profunda y confiadamente al corazón humano, algunos, nos asustaríamos de la mirada escrutadora que nos examina, nos estudia, nos sigue, nos admira, nos anima, etc., etc. (hay muchas razones). Si pudiéramos acercarnos tanto, lo suficiente como para invadir el pequeño círculo de ese medio metro que tanto defendemos con territorialidad animal -obsesiva- rehuiríamos la mirada de quienes con cariños nos amaron, nos consintieron o entretuvieron en el deseo de sus ideas, un instante de sus vidas... (ví a sus ojos, tan cerca de los míos; como en aquella corta distancia que alguna vez compartimos, misma que me vulneraba a recibir -o dar- un tierno beso).

Solemos ver, con asombro, la punta del iceberg.

Miramos lo frío, lo trivial, lo aburrido y corremos. Tal vez regalamos un tip, un leve “click”, y volvemos a la superficialidad en la que nos solemos esconder en el mundo; sea por demasiadas ocupaciones, compromisos e, incluso, androginia o misoginia (hay patologías).

Estoy agradecido de Dios por la gente que me ha mandado para aprender; para ayudarme o ayudar y, entre esos nombres, cuyos rostros son hoy anónimos (de nombres imborrables) mencionaría a MN o a MP... No se trata de anular la identidad de nadie (menos sus nombres) sino dejar que nuestras almas se hablen con palabras que no se dicen y se reencuentren ¡algún día!... (Pero no aquí).

Cuando pensaba en el logo de FaithBook, no pensaba en lo aburrido; sino en una forma de poder clasificar -y separar- a las ovejas de las cabras. Cuando imagino lo que podría ser eso, me veo (a mí mismo) en el lugar que me reservo (el que guardo y aguardo) separado de lo que me separo y de quienes me he alejado y sigo distanciando...

Es imposible que toda idea tenga aceptación popular o comprensión; tampoco soy original en la idea pero, ¿Cuántos años no estuvo Cristóbal Colón buscando financiamiento para su proyecto expedicionario a caminos nuevos? (Netlog me ha servido, mucho más, que Facebok).

Por otro lado, aunque la idea no sea causar más divisiones (bastantes hay) no veo alternativas paralelas a lo que a eso me movía (pero Dios va disponiendo las cosas -de forma tal- que nada se pierda, sino que se transforme). ¿Quién estaría dispuesto a pagar el precio de entrar en “El salón de la Fama”?

¿Desearía alguno -hoy nuestro- la condición de exclusividad? (y hablo de esa convivencia de amantes, esposos, enamorados)

En mi escueta idea de FaithBook, naturalmente, me gustaría tener una lista de tips recibidos, la intimidad de una genuina conexión emocional y devocional (compartibles y compatibles); pero la verdad no necesita más evidencias: Somos más incompatibes que las ideas. Podríamos soñar cualquier cosa, lo difícil es materializar los sueños y hallarse con gente que sueñe tus sueños ¡En los anhelos de ellos!.

Más fácil es decirse: “¡Hola!” (por SMS de textos) que intentar pagar el precio verdadero de una llamada (personal, intencional o internacional) con aquellos que decimos “les queremos” (y qué bueno cuento a los que me han comprobado esa palabra con hechos) (Tú eres una MN).

Wow!

¿Cuántas veces alguien te llama y estás desconectada de la buena intención de la otra parte?

¿Cuántas veces -llamaste- pero ese ser querido estuvo ocupado o indiferente a lo que tú hacías o decías?

Uff!

Sólo pensarlo...

Y este pendejo mundo es así: Tenemos un horario de alquileres, y las manos no acarician a quien debieran. Tenemos grandes ojos, y las ocupaciones nos roban tantas oportunidades que no volverán.

Verga!

Asincronías, ironías... ¡El tiempo se va de tantas manos!


Los primeros nombres, en la lista de esos grandes, comenzaría con gente que personifica un modelo y se guardada... ¿De qué estoy hablando? De un sitio donde la gente pueda identificarse consigo misma y con la gente que comulgue en sus credos (especificados). Un sitio donde cada quien -si lo quiere- diga: “Soy cristiano libre y no me gusta ir a otras iglesias o “No me gusta esto, pero sí aquello”. El faithbook que pienso podría ser, no se mantiene en poses esteriotipadas, sino en las ideas que hacen vida en las personas... ¡Obvio! Nada mejor que salir de lo virtual. ( ¿Y quién vuela sin alas? )

POSES

La tecnología de esta época, nos da la posibilidad de proyectarnos más lejos de lo que jamás pensamos. Si antes, sólo una élite podía salir en las noticias, en los medios, hoy todo el mundo -incluso lo despreciado y execrable- en fracciones de segundos ¡sale en la TV! (emisoras de radio comunitarias, video-conferencias, prensa local y regional comunitaria, páginas web subversivas y de toda naturaleza).
Con un simple “click”, nuestras imágenes y otros mensajes se masifican, se publican, se reproducen y se copian. Un simple video casero, del anonimato y la clandestinidad, puede llegar a lugares insospechados, y no me extraña el esmero de las carajitas que me miran en el espejo -sea dónde sea- y se arreglan el cabello, la ropa, la sonrisa... con un lápiz de color. En el metro, cuando se acompañan de su gente, unas y otras se disparan ¡todas posan! Y ya es difícil saber cuál de las posturas es la más real o la más fingida ¿Hablo del Yo-Yo al Tú-?

No voy a caer en la hipocresía de que, en mis días, no importaba la apariencia (siempre cuenta). Recuerdo que, por influencia de grupo, presión social, solía irme a un barbero Italiano en lugar de Daniel, el peluquero de todas las urbanizaciones donde vivía. Ya no quería, por esa pendeja influencia, afeitarme con tijeras, sino que -el corte de navaja- me “daba” un look más atractivo... ¿De qué sirvieron esas pendejadas?

Cuando las miro, me veo a mí mismo (a su edad). No me cabe duda que son mucho más bonitas que las chicas de mi época, de un cuerpo más estilizado (si de “lineas” se refiere); pero no creo sean muy distintas a las mujeres y jóvenes de los tiempos de mi abuela. Si antes buscaban o “aspiraban” un status, hoy -de plano y de frente- sin descaro lo presumen.

Hoy, viniendo en el metro, en varias sesiones de fotos privadas, hasta levantaron las piernitas para dejar ver la pechuguita o el muslito de pollo... ¿Sólo las hembras? ¡Júm! Todos estamos tan empecinados en resaltar lo bueno ¡Que lo malo se delata solito!
Ocultamos la calva, el bolsillo roto (o vacío) pero la cabeza hueca se hace evidente. Sonreímos, casi de lado, ocultando el diente postizo o el que nos falta... ¿Quiénes somos?
No niego las bondades de ensayar la sonrisa, perfeccionar los modales... Pero ¿Darme todo en postizos? ¿Fingir lo que no soy o lo que no tengo?

Antes de vender mi camarita me tomé las “últimas” fotos. Ensayé, dudé y, aunque ya no tengo el trípode, uno se basta con una mano (¡Dios! Gracias por ellas) (son un consuelo) ¡Je! ¡Je! ¡Je! (pero todo el mundo se publica y se promociona) ¿No hay que hacerlo? ¿A quién le gusta -visceralmente- la soledad? (a mí no).
Mi papá, con frecuencia, era un peo para tomarle una foto (igual a mi mamá). Siempre busqué captar el alma de la gente o de un momento en las fotos; pero estas maquinitas de ahora no tienen para ajustar el diafragma ni la velocidad de obturación (pero se juega con el color). ¿Cómo sabemos quien es quien en las fotos? (fácil).

De la abundancia del corazón habla la boca”. ( Jesucristo )

Si te encanta el bonche, las cervezas, la playa... ¡Ponlas en facebook.
Si te encanta la ropa simple o sofisticada ¡modela ante las cámaras! (ante miles de ojos).
Si no tienes cuidado de las cosas que muestras (o dices) ¡Escúpelas en tu wall! ¿Tienes lindas piernas? ¿Gustos y preferencias? ¡Déjalas libres!
La red registra trazas de tu actividad “social”: Dice con quienes te hablas, con quienes te escribes y cualquier cosa que sea y HAYA en esa correspondencia... ¡La sabremos!

Todo lo que subamos en FB les da derechos a perpetuidad. Muchísimas personas ignoran que “sus” fotos, al subirlas al sitio, ya no son sólo suyas, sino de todo el que tenga acceso a descargarlas y, para colmo (lo he dicho antes) su rostros y sus cuerpos son usados en sitios pornográficos (cambian el nombre y algunos daticos) ¿Cómo lo sé? ¡Ah! Bueno. Piensen lo que quieran... (me la paso en los sitios XXX y en los triple Z).

De las poses, las posturas y posiciones podemos aprender mucho (también de las opiniones) (como estas, por cierto). De mi parte, tengo mis ideas. En relación a otros, hay gente muy discreta, incluso interesante, pero -como generador de contenido- yo preferiría tener opciones de escogencia, filtros para mi búsqueda, y confío en que ya hay gente adulta (seres queridos) que van con prudencia en aquello que buscan (o dan).

Dios, por Su parte, me puso en contacto con gente que siempre me cuidó, me ayudó, y sé que eso es una deuda insaldable (tampoco deseo pagarles) (anhelo quedarles en deuda) ¡Me refiero a tí, amiga de mi alma! Otras que -ni de vaina- comento sus nombres; pues, ya sé qué han hecho y, si hablan en mi cara... (¡Chamo! Qué lengua).

Por eso, aunque sé que ésto es una idea tonta, prefiero a mi Faithbook personal.

Allí están los nombres con sus hechos. Tengo vivos recuerdos de acciones (y pocas palabras). Hay días, hay épocas y -en verdad- quiero largarme, quiero saber de qué sirve todo eso; pero -mientras tanto- voy a imaginarlos como escritos en otro libro, como en el de Hebreos 11 (que es el preámbulo de  Faithbook).

Cierto día, quizá no todos, leeremos en la hojarasca del pasado y su peso ya no lo será más. Miraremos al cofre de esos recuerdos, pero éstos ya no serán una pasada o triste memoria, sino el tesoro de nuevas vivencias y, quienes se acerquen a su día aciago (el día de otra partida) algunos podrán afirmar que su convicción -ó padecimiento terreno- sirvió con provecho (y más para todos los que Dios haya elegido).

Faithbook -si tuviera los medios económicos- sería para conectar y acercar gente auténtica, simétrica. No para redimirlos de enfermedades superfluas ni de la manía de presumir en lo que no son, sino para ser encontrados por encima de quienes sí estorben.

Si pudiera, daría derechos de búsqueda avanzada, para que cada navegador halle su camino y su curso en muchos perfiles. Permitiría criterios de búsqueda, en lugar de hacer sugerencias que sólo nos vinculan a gente que podría delatarnos o perjudicarnos y, mientras ese día llega, mi libro de visitas (Hebreo 11) se llena de recuerdos...

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