Largamente he discutido con mis
argumentos. Tengo dos décadas tratando de deshacerme de toda la trama de fallas
que he construido como un cortafuego en lo que pensé era mi fe, mi verdad, en
lo que he mal llamado religión.
En primer lugar, como cualquier pensante
debe saber, la verdad o una noticia, debe ser investigada o sacada de LA FUENTE
ORIGINAL que la produjo. Si un suceso ha acaecido, yo debo informarme de la
fuente original y, en su defecto –no existiendo ella- debo enterarme de LOS TESTIGOS,
la evidencia histórica, o LAS PERSONAS QUE ESTUVIERON PRESENTES.
Si voy a la universidad, si me piden que
haga una tarea sobre historia universal,
específicamente sobre LAS PIRÁMIDES y su distribución, debo remitirme a los libros, a las bibliotecas
y las fotos (como evidencias gráficas)
y LEER más SOBRE EL TEMA, de diferentes FUENTES y diferentes escritores, porque
sólo de los eruditos, de los estudiosos, puedo aprender del pasado y,
sólo teniendo algo de fortuna, podría darme una vuelta por el mundo y verificar
que, en efecto, sí existen las pirámides de Egipto (2.500 a.C.), las pirámides precolombinas
Aztecas de México (200 a.C.), las Mayas de Centro América o las de Perú (la pirámide de Ushno o las
de Chanchán). Se sabe que hay
pirámides en Sudán, África (las pirámides Cusitas), incluso, las halladas en el
meso oriente o en China.
Cualquier persona, sin mucho talento,
puede “creer” a las evidencias arquitectónicas dispersas por el mundo. Sin ser
sabios, de la historia universal, por
las pruebas arqueológicas realizadas, por restos humanos y evidencias
artísticas, podemos aceptar la verdad de que las pirámides tuvieron un uso
“sagrado”, un uso religioso, una finalidad mística, mezclada con otras
realidades particulares a cada sección del mundo y en su tiempo (tal como los
castillos de Europa tuvieron un fin militar, luego uno que sirvió
primordialmente a la exclusividad de la nobleza).
Es bien interesante el hecho de que,
durante el proceso de la colonización y dominación de toda América, muchas
iglesias católicas se hayan construido sobre los sitios sagrados y lugares de
culto de los pueblos conquistados y dominados por otras razas o tribus ¡Se ha
hecho por siglos! Y en todo el mundo. ¿Se entiende lo que ello significa?
¡Igual pasa en Venezuela! Si nosotros llamábamos a la montaña norteña de
Caracas “Ávila”, el patrioterismo
chavista la rebautiza como “Guaraira
Repano”, aduciendo que ese era el nombre indígena que los indios
venezolanos le ponían al MISMO LUGAR. Para los efectos, no es “reivindicar” la
tradición de nuestros ancestros ni honrar nuestro origen, sino chocar
IDEOLÓGICA-MENTE la cultura de estos últimos 30 años, en un acto de Sometimiento Ideológico, que es lo mismo
que hicieron los conquistadores españoles, derribando los altares primitivos y
sustituyendo “la religión” originaria indígena, local, y reemplazándola por una
verdad “nueva”, exportada de Israel-Roma y del viejo continente.
Si Ud es católico, si
Ud tiene religión o alguna vez siguió un objeto de veneración o culto, debería
saber qué le hicieron a su mente para que fuera conquistada por una idea (misma
que, quizá, no es la verdadera ni la mejor).
A mí no me impusieron nada, pero me
trajeron al mundo en un lugar donde había ideas prevalentes que no eran de
ellos ni eran mías: Las recibí en buena fe y por IGNORANCIA. Crecí y fui educado
con valores que no eran ciertos, pero los asumí como verdaderos: Era malo decir mentiras pero, cada vez que
me convenía o sirvieran, debía decirlas (y funcionó bastante tiempo, hasta
que la verdad se descubría o me descubrían las mentiras).
Todos decimos “odio las mentiras”, pero qué conveniente que todas ellas me sirven
-como excusa- para evadir mis responsabilidades o evitar las consecuencias de
mis omisiones o faltas y, de un modo cultural, la “mentira”, se introdujo como
un VALOR en la mente de quienes deseaban conquistar, dominar, vencer y, se
introdujo como un VALOR y “mandamiento” que los sometidos debían respetar y evitar,
para cumplirle al hombre o mujer en jerarquía superior: El de arriba puede mentir, el de abajo no debe “ni puede” mentir (o
sufrirá las consecuencias).
¡Me explico?
Si Ud, o alguien miente en sus
declaraciones de impuestos, será sancionado por “la ley” (la ley del que Ud ha
puesto como “dios” en los asuntos de administración del Estado) o de la sociedad
en que vive. Si Ud se pasa una luz roja, si no se detiene y frena oportunamente
ante un cambio de señales de un semáforo social y transgrede una ley que nos
somete “igualitariamente” a todos, Ud y yo nos exponemos a sanciones, por “el
pecado” de no respetar la ley y, su falta (las mías) tienen un precio que
debemos pagar.
Yo, Ud., millones de personas decimos: “¡Dios es bueno! Él sabe que si me robo este pan es por hambre, por
no tener dinero para pagarlo… ¡Me perdonará!”. Si Ud se roba ese pan ¿Lo
perdonará el dueño de la panadería? ¿No le cobrará el cajero? ¿No querrá una
compensación el policía corrupto? (pagará con una cifra de cohecho, con el
precio del soborno, o será sometido a la voluntad de la autoridad o a la
autoridad del propietario del pan). ¡Ud.
y yo pagaremos!
El católico, en medio de su forma de
pensar, en medio de su fantasía religiosa, tiene esa clase de pensamiento “Dios es bueno y me perdonará” y, al
hacer cualquier truhanería, tiene una ridícula idea de que Dios no sirve de
nada, al igual que nuestras leyes terrenas (y no son siempre una manera de
subyugar ciudadanos ni de someternos a otras ideas).
Los que nacimos en sociedades necesitamos
regulaciones sociales. La religión, en cierta medida es una forma de
regulación, de dominación y de sometimiento; pero tiene algo de verdad, algo
socialmente necesario, pero algo humano que sí necesita el individuo (más que
como instrumento de dominación de voluntades).
Mi
yo católico puede entrar
a una sesión de brujerías, de espiritismo, y no siente culpa de haber hecho algo
malo (no conoce el instrumento legal, el códice judío que dio las leyes y los mandamientos
que recibieron los judíos, y éste pasó luego a los cristianos).
Mi
yo católico puede robar,
puede matar… (así sea sólo con la mente) y luego entrar a la iglesia dominical.
Mi
yo católico se da unos
golpes de pecho, 5 avemarías, y sale tranquilo, “en paz”, para luego entrar a un burdel o follar con la mujer del vecino,
porque “si ella me lo da, yo me lo como”.
¿No soy un hombre? (me lo digo a mí mismo) No me importan las consecuencias
(pero cómo me arrecha la idea de que alguno de mis hijos sea del vecino, o de
algún amante de la que fue mi esposa).
Mi
yo católico no repara
entre lo sacro y lo profano.
Mi
yo católico no discrimina
entre lo bueno y lo malo, lo que me perjudica a mí, ni lo que daña a los demás.
Mi religión es tal que, si llevo un
uniforme, me da lo mismo actuar como policía y hacer el delito que debía proscribir
de otro ladrón.
¿Por qué soy católico?
En primer lugar, universalmente, no soy
nada ni nadie si no discrimino ni reparo en los hechos que hago.
Si no tengo conciencia del mal o del bien,
soy más dañino que un hipócrita, y la sociedad debería castigarme, apedrearme;
porque ni la respeto ni respeto el derecho ajeno de cada individuo: Sólo hago
lo que me conviene y “prohíbo” que me hagan el mal que practico, con libertad,
y a conveniencia.
Mi
yo católico merece el
castigo de leyes terrenas, cuando actúa con la impunidad que disfraza un
uniforme militar o una sotana pastoral.
La autoridad que me ha dado la sociedad en
que vivo es nada si, con pretexto de representar a la misma, traiciono los
valores que debía defender: No soy mejor
ni peor que nadie, no estoy por debajo ni encima de ninguno.
Mi religión, preñada de ideas falsas, no
conoce el origen ni la causa.
Si soy parte de la cristiandad, si me
autoproclamo “cristiano”, no he investigado nada de quien produjo el
movimiento, ni sé nada que –a través de
Él- el cristianismo hoy me lidera.
¿Quién fue Jesús?
¿Existió, en verdad?
Hoy, lastimosamente, no tenemos las
evidencias testimoniales originales (han pasado 2.000 años). Sin embargo, el
trabajo de algunos nos ha servido para determinar, mediante varios métodos y
sistemas, la historicidad del que sí estuvo entre nosotros, del mismo modo como
los judíos creen que Moisés estuvo en su tierra y que –a través de él- el
pueblo judío salió de la esclavitud de Egipto: Se escribieron pruebas
testimoniales, lo que se reconoce por historia.
Mi yo católico no investiga, todo lo
acepta como materia de fe, pero no lo
cree, no lo vive, no lo aplica a la vida.
Yo puedo decir que mi religión es “tal”,
pero no evidencio la verdad de mis convicciones porque no las tengo, no
necesito demostrarlas a nadie y, lo que crea es un asunto personal y sólo
mío. ¿Rindo cuentas a Dios o a mi endiosamiento?
Hoy, quizá no tanto como hace 5 siglos, el
CRISTIANISMO sigue siendo un instrumento de DOMINACIÓN IDEOLÓGICA.
Si sus doctrinas no se basan en verdades,
sino en normas de hombres, estas –indefectiblemente- perecerán por el desuso,
por lo impráctico, por el abuso o ignorancia.
Si sus doctrinas son principios que avala
el Dios de la Cristiandad, si son aplicados universalmente, deberíamos
reconocer que éstos guardan relación y semejanza con las ideas de Confucio, con
las ideas que inspiraron la filosofía del Confucionismo y, como éste, el Cristianismo
debería ser ajustado a lo largo de sus siglos, pues, actualizándolo -quizá-
finalmente se mantenga aplicado como verdad. Sin embargo, innegablemente,
también, la Cristiandad está dividida en distintas “escuelas”, distintas
interpretaciones y desajustes, que la manifiestan dividida, desarticulada como
INSTITUCIÓN, aunque todavía funcione como religión (incluso en su aspecto de dominación ideológica tradicional).
El problema del Cristianismo -y de cualquier sistema de creencias- no
está tanto en el diseño de su estructura de creencias, sus doctrinas u
organización jerárquica; sino en el
grado de compromiso de los adherentes al credo religioso. Si yo, como
individuo, no muestro coherencia ni subordinación a la jerarquía o doctrina, el
sistema religioso pierde el poder para el que fue diseñado, y será sustituido
por otro que (tal vez) responderá a las necesidades político-SOCIALES e
INDIVIDUALES de cierto momento.
Si por momentos dudase de la ideología Confucionista (tuvo vigencia
oficial en China, 500 años antes de Cristo) o del Cristianismo
(como religión filosófica),
me queda el remanente histórico de la
tradición que se ha mantenido más allá de estos mil quinientos años, así
como otras referencias testimoniales, copias de registros originales datados y
relacionados con métodos científicos, con pruebas químicas no destructivas, mediante
análisis sacro-literarios, geo-arqueológicos y pruebas (destructivas) radiactivas de datación con Carbono 14 (de vida media de 5.700 años), etc.
Si quisiera establecer la veracidad de “la
verdad” pasada, para conocer si hay certeza futura, debo INVESTIGAR LAS
FUENTES, los libros, los registros y el trabajo de eruditos…
La Biblia, por ejemplo, no me dice sino la
historia local de Israel (el resto de nuestro mundo parece ajeno). Aunque una
parte de Génesis haya dicho: “En ti serán
benditas las naciones del mundo”, no hallo un sitio que me hable
particularmente de China, de La India ni de América (pero sí hay implicaciones
mundiales) ¿Ejemplo? El origen de las
razas, el diluvio, etc.
Mi
Yo católico parece
olvidar que, mi religión, fue un
instrumento de dominación ideológica
que los romanos utilizaron para conquistar y someter al resto de ese mundo
que anexaron al imperialismo pagano que
forzaban conservar cada siglo. Cuando éste, históricamente dividido decayó en
dos, el emperador Constantino –en Constantinopla- representaba al poder
imperial y el poder papal. Así, de ese modo, hubo una simbiosis del poder del Estado
y de la Iglesia Católica, en un solo hombre (la iglesia ortodoxa griega, de
oriente, se había separado de la romana).
Durante el Cesar Papismo Occidental (el imperio romano se había dividido) se
quiso cohesionar nuevamente el poder: Usando elementos religiosos y paganos (la iglesia ortodoxa griega se parecía más a
las enseñanzas del judaísmo). Hubo problemas iconoclastas, se crearon
doctrinas heréticas… Unas se incorporaron a la fe (adoración de las imágenes), otras se combatieron mediante
concilios, y el más significante pudo ser el de Nicea (20 de mayo al 25 julio
del 325 d. C.)
El emperador Constantino I el Grande convocó un concilio debido a la doctrina
del Arrianismo: Ésta quebrantaba la naturaleza divina de Jesucristo. De los 1.800 obispos censados en todo el
Imperio Romano, sólo asistieron 318 a
Nicea.
Si tuviera dudas de cómo nació el
Cristianismo, tengo ya la referencia de cómo salió de una aplicación nueva del
judaísmo. Luego, cuando el cristianismo originario insertó elementos paganos,
evolucionó hacia el catolicismo romano “apostólico”; pero los apóstoles, discípulos originales de Jesucristo, no
practicaban las costumbres que el catolicismo romano fue inyectando a la fe
original (que se parecían más a las prácticas judías).
En ese concilio se “definió al Hijo (Jesucristo)
como consustancial con el Padre”… Ello me mueve a la siguiente pregunta: “Trescientos
años antes ¿No habló claro Jesús a Sus discípulos? ¿No habla el evangelio de
Juan sobre Su naturaleza divina?” Por inferencias, repregunto: ¿Será
que el evangelio de Juan es un agregado añadido por el Concilio de
Constantino?
Mi razón me dice que, todo lo que leo en
el evangelio de Juan habla de la preexistencia de Jesús, Su naturaleza divina…
Los apóstoles, en más de una oportunidad, veneraron Su deidad en los
evangelios: Al verlo caminando sobre el agua, multiplicando los alimentos, secando
una planta que no producía frutos… ¿No escribieron –a tiempo- esos
testimonios apostólicos? ¿En qué momento histórico comenzaron a escribirse y a
publicarse los primeros evangelios? ¡Los testigos apostólicos eran la única
evidencia viva que podían escribir de la vida, de la muerte y la resurrección
de Jesús y, si eso estaba escrito, establecido ¿Por qué 300 años luego, Constantino y 300 hombres reunidos en Nicea,
tenían que combatir fuerzas heréticas, doctrinas de hombres, cuando ERA OBRA DE
11 APÓSTOLES ATESTIGUAR sobre la vida, las obras y los hechos de Su Señor
resurrecto y glorificado? (¿Esto es duro, no?).
¿Estaban escritos o no, los evangelios,
antes de ese Concillio? (supongamos que no y que el Imperio acomodó sus ideas a
conveniencia) (la religión es un instrumento de dominación).
De ser así, si la historicidad de Cristo
fuera una mentira “histórica” ¿Por qué tantos escritos y escritores lo han
negado a lo largo de 2.000 años? (mientras que otros lo afirman) ¡Algo de
verdad hay! (Tiene enemigos adentro y afuera del Cristianismo).
Independientemente de esos supuestos (que
son válidos) ¿Por qué el catolicismo del siglo
III separó las fechas de la celebración de LA PASCUA JUDÍA e inventó la
fecha de la PASCUA DE RESURRECCIÓN?
¡Ojo! Los paganos de Roma inventaron una
fecha “alternativa” para separarla y “distinguirla” de la misma fecha que Jesucristo
celebró ¿Eso niega Su existencia o –más bien- la confirma? (La respuesta es
positivamente obvia: Confirma a
Jesucristo y procura separarlo de un rito que la religión tradicional judía
celebraba -también Jesuscristo- siglos antes de Su nacimiento terreno).
¿Qué era el objetivo? ¿Separar a Jesucristo de Sus raíces judías o separarse del judaísmo
mismo? (¡Obvio! Era paganizar lo judío, creando un nuevo modelo gentil,
añadiendo elementos paganos y romanos: Si no se alteraba lo judío, lo pagano no
tendría simbiosis religiosa ni representación sincretista “universal”).
El Concilio de Nicea (año
325) nos separó la conmemoración de la
Pascua judía que Jesús celebraba. La diferencia no sólo fue cronológica (los católicos la celebran un domingo después
que los judíos), sino ritual, litúrgica; para darle poder al obispo de
Alejandría y a los patriarcados…
La pascua “cristiana”
(católica) tiene lugar el domingo siguiente a la primera luna llena de
primavera, por lo tanto puede variar entre el 22 de marzo y el 25 de abril y,
en el contexto católico romano, ésta conmemora la resurrección anual de
Jesucristo y la fiesta principal del año “cristiano”; pero, para el judío (una semana antes) se recuerda la fiesta
que Dios pidió a todo Israel conmemorar en honor al día en que Él los sacó de
la cautividad y esclavitud egipcia ¡Son dos cosas muy distintas!
En el “cristianismo católico” se añadieron valores que los judíos no
practicaban: “…los recién bautizados
llevaban ropas blancas, pues el blanco es el color litúrgico de la Pascua y
significa luz, pureza y alegría.” ¿No hacen lo mismo los actuales SANTEROS?
De Encarta 2009 podemos
leer lo siguiente:
2.
|
TRADICIÓN PRECRISTIANA
|
La festividad cristiana de la Pascua de Resurrección está
relacionada con muchas tradiciones precristianas. Eran frecuentes, en el mundo
pagano, las celebraciones durante el día del equinoccio de primavera, algunas
cuyas tradiciones se mantienen hoy, como los huevos de pascua, originalmente
pintados con brillantes colores para representar el sol de la primavera.
El origen de estas celebraciones, así como sus
historias y leyendas, parten de fiestas semejantes en las religiones antiguas.
En la antigua Grecia conmemoraba la vuelta de Perséfone, hija de Deméter, diosa
de la tierra, desde las profundidades del Infierno a la superficie terrestre;
simbolizaba la resurrección de la vida en primavera tras la desolación del
invierno. Muchos pueblos antiguos comparten leyendas parecidas. Los frigios
creían que su omnipotente deidad se iba a dormir durante el periodo del
solsticio de invierno y ejecutaban ceremonias con música y baile en el
equinoccio de primavera para despertarla. La fiesta cristiana de Pascua de
Resurrección probablemente incorporaba una serie de tradiciones convergentes; los eruditos destacan la relación original
de la Pascua de Resurrección con la
fiesta judía de Pascua, o Pesach. Los primeros cristianos, muchos de ellos de origen judío, eran educados
en la tradición hebrea y consideraban la
Pascua de Resurrección como un nuevo rasgo de la fiesta de Pascua judía,
una conmemoración del advenimiento del Mesías como anunciaron los profetas.
3.
|
LA FECHA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN
|
Según el Nuevo Testamento, Jesús fue crucificado en la
víspera de Pascua y poco después resucitó. Por consiguiente, la fiesta de
Pascua conmemoraba la resurrección de Jesucristo. Con el tiempo, surgió entre los cristianos una seria
diferencia sobre la fecha de la fiesta de Pascua de Resurrección. Los de
origen judío celebraban la resurrección a continuación de la Pascua, que según
su calendario lunar babilónico caía en la
noche de la luna llena (el decimocuarto día del mes de Nisan, primer
mes del año del calendario judío); para su ajuste, la Pascua de Resurrección
cae en diferentes días de la semana de un año a otro.
Sin embargo, los cristianos
de origen gentil querían conmemorar la resurrección el primer día de la semana,
el domingo; según su método, la Pascua tendría lugar el mismo día de la
semana, aunque de un año a otro caiga en diferentes fechas.
Un resultado histórico importante de la diferencia en el
ajuste de su fecha fue que las iglesias
cristianas de Oriente, que estaban más próximas al lugar de nacimiento de
la nueva religión y tenían unas tradiciones más consolidadas, observaban la Pascua de Resurrección según
la fecha de la fiesta de la Pascua judía. Las iglesias de Occidente,
descendientes de la civilización grecorromana, celebraban la Pascua de
Resurrección en domingo.
4.
|
DECISIÓN DEL CONCILIO DE NICEA SOBRE LA FECHA DE LA PASCUA DE
RESURRECCIÓN
|
Constantino I, emperador romano, convocó el Concilio de Nicea en el
año 325. El Concilio decretó por unanimidad (unos 300 hombres) que la fiesta de Pascua de Resurrección se
celebrara en todo el mundo cristiano el primer domingo después de la luna llena
siguiente al equinoccio de primavera, y si la luna llena fuera en un
domingo y coincidiera con la fiesta de Pascua judía, la Pascua de Resurrección
tendría que conmemorarse el domingo siguiente. Así se evitaba la coincidencia de las fiestas de Pascua de
Resurrección y de la Pascua judía. Pregunto:
¿No era para separar una religión de la otra? ¿Para independizar los poderes y
quedarse con uno de esos polos de influencia?
También (allí se) decidió que la fecha en el calendario de la Pascua de
Resurrección fuera calculada en Alejandría, entonces principal centro
astronómico del mundo. Sin embargo, la determinación exacta de la fecha resultó
una labor imposible a la vista de los limitados conocimientos en el siglo IV. El principal problema era la
diferencia de días, llamada epacta,
entre el año solar y el año lunar aunque la complicación más grande se debió a
la diferencia entre el verdadero año astronómico y el calendario juliano
entonces en uso.
5.
|
POSTERIORES MÉTODOS DE DATACIÓN
|
Los sistemas para fijar la fecha de la fiesta utilizados
por la Iglesia resultaron insatisfactorios y la Pascua de Resurrección se
celebraba en fechas diferentes en diferentes lugares del mundo. En el año 387,
por ejemplo, las fechas de Pascua de Resurrección en Francia y Egipto se
diferenciaban en 35 días. Hacia el año
465, la Iglesia adoptó un sistema de cálculo propuesto por el astrónomo
Victorinus, al que el papa san Hilario había encargado reformar el calendario y
que fijó la fecha de Pascua de Resurrección.
La reforma del calendario juliano en 1582 por el papa Gregorio XIII, con la adopción del calendario
gregoriano, eliminó muchas de las dificultades en la fijación de la fecha de
Pascua de Resurrección y en la ordenación del año eclesiástico; desde 1752, cuando el calendario gregoriano
fue también adoptado por Gran Bretaña e Irlanda, la Pascua de Resurrección se
ha celebrado el mismo día en la parte occidental del mundo cristiano. Sin
embargo, las iglesias orientales que no adoptaron este calendario conmemoran
la festividad un domingo antes o después a la fecha observada en Occidente.
Ocasionalmente las fechas coinciden: las ocasiones más recientes fueron en 1865
y 1963.
Puesto que la fiesta de Pascua de Resurrección
afecta a un variado número de asuntos civiles en muchos países, se insiste
desde hace tiempo en la conveniencia de que las fechas móviles de la fiesta se
reduzcan en distancia o se sustituyan por una fecha fija, a la manera de
Navidad. En 1923 el problema fue remitido a la Santa Sede, que no puso
objeciones canónicas a la reforma propuesta. Sin embargo, la Pascua de
Resurrección continúa siendo una fiesta móvil.
Todo esto nos demuestras un
par de verdades:
·
Roma
deseaba el control ideológico de lo que quedaba de su imperio dividido.
·
Se incorporaron
elementos seculares -paganos- tanto de los ciudadanos romanos como de los
pueblos conquistados y sometido a la religión del Estado Imperial romano.
·
Alejandría
se convirtió en un polo de control político-religioso.
·
Los
concilios se hicieron para adecuar los
credos católicos a las conveniencias del sincretismo paganizado,
separándoles –cada vez más- de las raíces judías monoteísta.
·
El
centro de esa coalición de intereses fue la influencia “separatista” de la
personalidad de Jesucristo. Se obviaron Sus enseñanzas, se añadieron otras
(mayormente foráneas al judaísmo que practicó el Maestro).
¿Era Cristo el responsable
de esa separación radical del judaísmo tradicional o fueron los mismos judíos
que la procuraron, a conveniencia, junto a las autoridades romanas que deseaban
la jerarquía política, mientras el sacerdocio peleaba posiciones ventajosas?
¡Les dejo esa idea!
A.T. Nov. 2012
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