Monday, November 05, 2012

Mi yo católico



Largamente he discutido con mis argumentos. Tengo dos décadas tratando de deshacerme de toda la trama de fallas que he construido como un cortafuego en lo que pensé era mi fe, mi verdad, en lo que he mal llamado religión.

En primer lugar, como cualquier pensante debe saber, la verdad o una noticia, debe ser investigada o sacada de LA FUENTE ORIGINAL que la produjo. Si un suceso ha acaecido, yo debo informarme de la fuente original y, en su defecto –no existiendo ella- debo enterarme de LOS TESTIGOS, la evidencia histórica, o LAS PERSONAS QUE ESTUVIERON PRESENTES.
Si voy a la universidad, si me piden que haga una tarea sobre historia universal, específicamente sobre LAS PIRÁMIDES y su distribución,  debo remitirme a los libros, a las bibliotecas y las fotos (como evidencias gráficas) y LEER más SOBRE EL TEMA, de diferentes FUENTES y diferentes escritores, porque sólo de los eruditos, de los estudiosos, puedo aprender del pasado y, sólo teniendo algo de fortuna, podría darme una vuelta por el mundo y verificar que, en efecto, sí existen las pirámides de Egipto (2.500 a.C.), las pirámides precolombinas Aztecas de México (200 a.C.), las Mayas de Centro América o las de Perú (la pirámide de Ushno o las de Chanchán). Se sabe que hay pirámides en Sudán, África (las pirámides Cusitas), incluso, las halladas en el meso oriente o en China.

Cualquier persona, sin mucho talento, puede “creer” a las evidencias arquitectónicas dispersas por el mundo. Sin ser sabios, de la historia universal, por las pruebas arqueológicas realizadas, por restos humanos y evidencias artísticas, podemos aceptar la verdad de que las pirámides tuvieron un uso “sagrado”, un uso religioso, una finalidad mística, mezclada con otras realidades particulares a cada sección del mundo y en su tiempo (tal como los castillos de Europa tuvieron un fin militar, luego uno que sirvió primordialmente a la exclusividad de la nobleza).

Es bien interesante el hecho de que, durante el proceso de la colonización y dominación de toda América, muchas iglesias católicas se hayan construido sobre los sitios sagrados y lugares de culto de los pueblos conquistados y dominados por otras razas o tribus ¡Se ha hecho por siglos! Y en todo el mundo. ¿Se entiende lo que ello significa? ¡Igual pasa en Venezuela! Si nosotros llamábamos a la montaña norteña de Caracas “Ávila”, el patrioterismo chavista la rebautiza como “Guaraira Repano”, aduciendo que ese era el nombre indígena que los indios venezolanos le ponían al MISMO LUGAR. Para los efectos, no es “reivindicar” la tradición de nuestros ancestros ni honrar nuestro origen, sino chocar IDEOLÓGICA-MENTE la cultura de estos últimos 30 años, en un acto de Sometimiento Ideológico, que es lo mismo que hicieron los conquistadores españoles, derribando los altares primitivos y sustituyendo “la religión” originaria indígena, local, y reemplazándola por una verdad “nueva”, exportada de Israel-Roma y del viejo continente.
Si Ud es católico, si Ud tiene religión o alguna vez siguió un objeto de veneración o culto, debería saber qué le hicieron a su mente para que fuera conquistada por una idea (misma que, quizá, no es la verdadera ni la mejor).

A mí no me impusieron nada, pero me trajeron al mundo en un lugar donde había ideas prevalentes que no eran de ellos ni eran mías: Las recibí en buena fe y por IGNORANCIA. Crecí y fui educado con valores que no eran ciertos, pero los asumí como verdaderos: Era malo decir mentiras pero, cada vez que me convenía o sirvieran, debía decirlas (y funcionó bastante tiempo, hasta que la verdad se descubría o me descubrían las mentiras).

Todos decimos “odio las mentiras”, pero qué conveniente que todas ellas me sirven -como excusa- para evadir mis responsabilidades o evitar las consecuencias de mis omisiones o faltas y, de un modo cultural, la “mentira”, se introdujo como un VALOR en la mente de quienes deseaban conquistar, dominar, vencer y, se introdujo como un VALOR y “mandamiento” que los sometidos debían respetar y evitar, para cumplirle al hombre o mujer en jerarquía superior: El de arriba puede mentir, el de abajo no debe “ni puede” mentir (o sufrirá las consecuencias).
¡Me explico?

Si Ud, o alguien miente en sus declaraciones de impuestos, será sancionado por “la ley” (la ley del que Ud ha puesto como “dios” en los asuntos de administración del Estado) o de la sociedad en que vive. Si Ud se pasa una luz roja, si no se detiene y frena oportunamente ante un cambio de señales de un semáforo social y transgrede una ley que nos somete “igualitariamente” a todos, Ud y yo nos exponemos a sanciones, por “el pecado” de no respetar la ley y, su falta (las mías) tienen un precio que debemos pagar.
Yo, Ud., millones de personas decimos: “¡Dios es bueno! Él sabe que si me robo este pan es por hambre, por no tener dinero para pagarlo… ¡Me perdonará!”. Si Ud se roba ese pan ¿Lo perdonará el dueño de la panadería? ¿No le cobrará el cajero? ¿No querrá una compensación el policía corrupto? (pagará con una cifra de cohecho, con el precio del soborno, o será sometido a la voluntad de la autoridad o a la autoridad del propietario del pan).  ¡Ud. y yo pagaremos!
El católico, en medio de su forma de pensar, en medio de su fantasía religiosa, tiene esa clase de pensamiento “Dios es bueno y me perdonará” y, al hacer cualquier truhanería, tiene una ridícula idea de que Dios no sirve de nada, al igual que nuestras leyes terrenas (y no son siempre una manera de subyugar ciudadanos ni de someternos a otras ideas).
Los que nacimos en sociedades necesitamos regulaciones sociales. La religión, en cierta medida es una forma de regulación, de dominación y de sometimiento; pero tiene algo de verdad, algo socialmente necesario, pero algo humano que sí necesita el individuo (más que como instrumento de dominación de voluntades).

Mi yo católico puede entrar a una sesión de brujerías, de espiritismo, y no siente culpa de haber hecho algo malo (no conoce el instrumento legal, el códice judío que dio las leyes y los mandamientos que recibieron los judíos, y éste pasó luego a los cristianos).
Mi yo católico puede robar, puede matar… (así sea sólo con la mente) y luego entrar a la iglesia dominical.
Mi yo católico se da unos golpes de pecho, 5 avemarías, y sale tranquilo, “en paz”, para luego entrar a un burdel o follar con la mujer del vecino, porque “si ella me lo da, yo me lo como”. ¿No soy un hombre? (me lo digo a mí mismo) No me importan las consecuencias (pero cómo me arrecha la idea de que alguno de mis hijos sea del vecino, o de algún amante de la que fue mi esposa).
Mi yo católico no repara entre lo sacro y lo profano.
Mi yo católico no discrimina entre lo bueno y lo malo, lo que me perjudica a mí, ni lo que daña a los demás.
Mi religión es tal que, si llevo un uniforme, me da lo mismo actuar como policía y hacer el delito que debía proscribir de otro ladrón.

¿Por qué soy católico?
En primer lugar, universalmente, no soy nada ni nadie si no discrimino ni reparo en los hechos que hago.
Si no tengo conciencia del mal o del bien, soy más dañino que un hipócrita, y la sociedad debería castigarme, apedrearme; porque ni la respeto ni respeto el derecho ajeno de cada individuo: Sólo hago lo que me conviene y “prohíbo” que me hagan el mal que practico, con libertad, y a conveniencia.
Mi yo católico merece el castigo de leyes terrenas, cuando actúa con la impunidad que disfraza un uniforme militar o una sotana pastoral.
La autoridad que me ha dado la sociedad en que vivo es nada si, con pretexto de representar a la misma, traiciono los valores que debía defender: No soy mejor ni peor que nadie, no estoy por debajo ni encima de ninguno.
Mi religión, preñada de ideas falsas, no conoce el origen ni la causa.
Si soy parte de la cristiandad, si me autoproclamo “cristiano”, no he investigado nada de quien produjo el movimiento, ni sé nada que –a través de Él- el cristianismo hoy me lidera.
¿Quién fue Jesús?
¿Existió, en verdad?

Hoy, lastimosamente, no tenemos las evidencias testimoniales originales (han pasado 2.000 años). Sin embargo, el trabajo de algunos nos ha servido para determinar, mediante varios métodos y sistemas, la historicidad del que sí estuvo entre nosotros, del mismo modo como los judíos creen que Moisés estuvo en su tierra y que –a través de él- el pueblo judío salió de la esclavitud de Egipto: Se escribieron pruebas testimoniales, lo que se reconoce por historia.
Mi yo católico no investiga, todo lo acepta como materia de fe, pero no lo cree, no lo vive, no lo aplica a la vida.

Yo puedo decir que mi religión es “tal”, pero no evidencio la verdad de mis convicciones porque no las tengo, no necesito demostrarlas a nadie y, lo que crea es un asunto personal y sólo mío. ¿Rindo cuentas a Dios o a mi endiosamiento?
Hoy, quizá no tanto como hace 5 siglos, el CRISTIANISMO sigue siendo un instrumento de DOMINACIÓN IDEOLÓGICA.

Si sus doctrinas no se basan en verdades, sino en normas de hombres, estas –indefectiblemente- perecerán por el desuso, por lo impráctico, por el abuso o ignorancia.
Si sus doctrinas son principios que avala el Dios de la Cristiandad, si son aplicados universalmente, deberíamos reconocer que éstos guardan relación y semejanza con las ideas de Confucio, con las ideas que inspiraron la filosofía del Confucionismo y, como éste, el Cristianismo debería ser ajustado a lo largo de sus siglos, pues, actualizándolo -quizá- finalmente se mantenga aplicado como verdad. Sin embargo, innegablemente, también, la Cristiandad está dividida en distintas “escuelas”, distintas interpretaciones y desajustes, que la manifiestan dividida, desarticulada como INSTITUCIÓN, aunque todavía funcione como religión (incluso en su aspecto de dominación ideológica tradicional).
El problema del Cristianismo -y de cualquier sistema de creencias- no está tanto en el diseño de su estructura de creencias, sus doctrinas u organización jerárquica; sino en el grado de compromiso de los adherentes al credo religioso. Si yo, como individuo, no muestro coherencia ni subordinación a la jerarquía o doctrina, el sistema religioso pierde el poder para el que fue diseñado, y será sustituido por otro que (tal vez) responderá a las necesidades político-SOCIALES e INDIVIDUALES de cierto momento.
Si por momentos dudase de la ideología Confucionista (tuvo vigencia oficial en China, 500 años antes de Cristo) o del Cristianismo (como religión filosófica), me queda el remanente histórico de la tradición que se ha mantenido más allá de estos mil quinientos años, así como otras referencias testimoniales, copias de registros originales datados y relacionados con métodos científicos, con pruebas químicas no destructivas, mediante análisis sacro-literarios, geo-arqueológicos y pruebas (destructivas) radiactivas de datación con Carbono 14 (de vida media de 5.700 años), etc.

Si quisiera establecer la veracidad de “la verdad” pasada, para conocer si hay certeza futura, debo INVESTIGAR LAS FUENTES, los libros, los registros y el trabajo de eruditos…
La Biblia, por ejemplo, no me dice sino la historia local de Israel (el resto de nuestro mundo parece ajeno). Aunque una parte de Génesis haya dicho: “En ti serán benditas las naciones del mundo”, no hallo un sitio que me hable particularmente de China, de La India ni de América (pero sí hay implicaciones mundiales) ¿Ejemplo?  El origen de las razas, el diluvio, etc.
Mi Yo católico parece olvidar que, mi religión, fue un instrumento de dominación ideológica que los romanos utilizaron para conquistar y someter al resto de ese mundo que  anexaron al imperialismo pagano que forzaban conservar cada siglo. Cuando éste, históricamente dividido decayó en dos, el emperador Constantino –en Constantinopla- representaba al poder imperial y el poder papal. Así, de ese modo, hubo una simbiosis del poder del Estado y de la Iglesia Católica, en un solo hombre (la iglesia ortodoxa griega, de oriente, se había separado de la romana).
Durante el Cesar Papismo Occidental (el imperio romano se había dividido) se quiso cohesionar nuevamente el poder: Usando elementos religiosos y paganos (la iglesia ortodoxa griega se parecía más a las enseñanzas del judaísmo). Hubo problemas iconoclastas, se crearon doctrinas heréticas… Unas se incorporaron a la fe (adoración de las imágenes), otras se combatieron mediante concilios, y el más significante pudo ser el de Nicea (20 de mayo al 25 julio del 325 d. C.)
El emperador Constantino I el Grande convocó un concilio debido a la doctrina del Arrianismo: Ésta quebrantaba la naturaleza divina de Jesucristo. De los 1.800 obispos censados en todo el Imperio Romano, sólo asistieron 318 a Nicea.
Si tuviera dudas de cómo nació el Cristianismo, tengo ya la referencia de cómo salió de una aplicación nueva del judaísmo. Luego, cuando el cristianismo originario insertó elementos paganos, evolucionó hacia el catolicismo romano “apostólico”; pero los apóstoles, discípulos originales de Jesucristo, no practicaban las costumbres que el catolicismo romano fue inyectando a la fe original (que se parecían más a las prácticas judías).

En ese concilio se “definió al Hijo (Jesucristo) como consustancial con el Padre”… Ello me mueve a la siguiente pregunta: “Trescientos años antes ¿No habló claro Jesús a Sus discípulos? ¿No habla el evangelio de Juan sobre Su naturaleza divina?”  Por inferencias, repregunto: ¿Será que el evangelio de Juan es un agregado añadido por el Concilio de Constantino?
Mi razón me dice que, todo lo que leo en el evangelio de Juan habla de la preexistencia de Jesús, Su naturaleza divina… Los apóstoles, en más de una oportunidad, veneraron Su deidad en los evangelios: Al verlo caminando sobre el agua, multiplicando los alimentos, secando una planta que no producía frutos… ¿No escribieron –a tiempo- esos testimonios apostólicos? ¿En qué momento histórico comenzaron a escribirse y a publicarse los primeros evangelios? ¡Los testigos apostólicos eran la única evidencia viva que podían escribir de la vida, de la muerte y la resurrección de Jesús y, si eso estaba escrito, establecido ¿Por qué 300 años luego, Constantino y 300 hombres reunidos en Nicea, tenían que combatir fuerzas heréticas, doctrinas de hombres, cuando ERA OBRA DE 11 APÓSTOLES ATESTIGUAR sobre la vida, las obras y los hechos de Su Señor resurrecto y glorificado? (¿Esto es duro, no?).
¿Estaban escritos o no, los evangelios, antes de ese Concillio? (supongamos que no y que el Imperio acomodó sus ideas a conveniencia) (la religión es un instrumento de dominación).
De ser así, si la historicidad de Cristo fuera una mentira “histórica” ¿Por qué tantos escritos y escritores lo han negado a lo largo de 2.000 años? (mientras que otros lo afirman) ¡Algo de verdad hay! (Tiene enemigos adentro y afuera del Cristianismo).
Independientemente de esos supuestos (que son válidos) ¿Por qué el catolicismo del siglo III separó las fechas de la celebración de LA PASCUA JUDÍA e inventó la fecha de la PASCUA DE RESURRECCIÓN?
¡Ojo! Los paganos de Roma inventaron una fecha “alternativa” para separarla y “distinguirla” de la misma fecha que Jesucristo celebró ¿Eso niega Su existencia o –más bien- la confirma? (La respuesta es positivamente obvia: Confirma a Jesucristo y procura separarlo de un rito que la religión tradicional judía celebraba -también Jesuscristo- siglos antes de Su nacimiento terreno).
¿Qué era el objetivo? ¿Separar a Jesucristo de Sus raíces judías o separarse del judaísmo mismo? (¡Obvio! Era paganizar lo judío, creando un nuevo modelo gentil, añadiendo elementos paganos y romanos: Si no se alteraba lo judío, lo pagano no tendría simbiosis religiosa ni representación sincretista “universal”).
El Concilio de Nicea (año 325) nos separó la conmemoración de la Pascua judía que Jesús celebraba. La diferencia no sólo fue cronológica (los católicos la celebran un domingo después que los judíos), sino ritual, litúrgica; para darle poder al obispo de Alejandría y a los patriarcados…
La pascua “cristiana” (católica) tiene lugar el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera, por lo tanto puede variar entre el 22 de marzo y el 25 de abril y, en el contexto católico romano, ésta conmemora la resurrección anual de Jesucristo y la fiesta principal del año “cristiano”; pero, para el judío (una semana antes) se recuerda la fiesta que Dios pidió a todo Israel conmemorar en honor al día en que Él los sacó de la cautividad y esclavitud egipcia ¡Son dos cosas muy distintas!
En el “cristianismo católico” se añadieron valores que los judíos no practicaban: “…los recién bautizados llevaban ropas blancas, pues el blanco es el color litúrgico de la Pascua y significa luz, pureza y alegría.   ¿No hacen lo mismo los actuales SANTEROS?
De Encarta 2009 podemos leer lo siguiente:
2.
TRADICIÓN PRECRISTIANA
La festividad cristiana de la Pascua de Resurrección está relacionada con muchas tradiciones precristianas. Eran frecuentes, en el mundo pagano, las celebraciones durante el día del equinoccio de primavera, algunas cuyas tradiciones se mantienen hoy, como los huevos de pascua, originalmente pintados con brillantes colores para representar el sol de la primavera.
El origen de estas celebraciones, así como sus historias y leyendas, parten de fiestas semejantes en las religiones antiguas. En la antigua Grecia conmemoraba la vuelta de Perséfone, hija de Deméter, diosa de la tierra, desde las profundidades del Infierno a la superficie terrestre; simbolizaba la resurrección de la vida en primavera tras la desolación del invierno. Muchos pueblos antiguos comparten leyendas parecidas. Los frigios creían que su omnipotente deidad se iba a dormir durante el periodo del solsticio de invierno y ejecutaban ceremonias con música y baile en el equinoccio de primavera para despertarla. La fiesta cristiana de Pascua de Resurrección probablemente incorporaba una serie de tradiciones convergentes; los eruditos destacan la relación original de la Pascua de Resurrección con la fiesta judía de Pascua, o Pesach. Los primeros cristianos, muchos de ellos de origen judío, eran educados en la tradición hebrea y consideraban la Pascua de Resurrección como un nuevo rasgo de la fiesta de Pascua judía, una conmemoración del advenimiento del Mesías como anunciaron los profetas.
3.
LA FECHA DE PASCUA DE RESURRECCIÓN
Según el Nuevo Testamento, Jesús fue crucificado en la víspera de Pascua y poco después resucitó. Por consiguiente, la fiesta de Pascua conmemoraba la resurrección de Jesucristo. Con el tiempo, surgió entre los cristianos una seria diferencia sobre la fecha de la fiesta de Pascua de Resurrección. Los de origen judío celebraban la resurrección a continuación de la Pascua, que según su calendario lunar babilónico caía en la noche de la luna llena (el decimocuarto día del mes de Nisan, primer mes del año del calendario judío); para su ajuste, la Pascua de Resurrección cae en diferentes días de la semana de un año a otro.
Sin embargo, los cristianos de origen gentil querían conmemorar la resurrección el primer día de la semana, el domingo; según su método, la Pascua tendría lugar el mismo día de la semana, aunque de un año a otro caiga en diferentes fechas.
Un resultado histórico importante de la diferencia en el ajuste de su fecha fue que las iglesias cristianas de Oriente, que estaban más próximas al lugar de nacimiento de la nueva religión y tenían unas tradiciones más consolidadas, observaban la Pascua de Resurrección según la fecha de la fiesta de la Pascua judía. Las iglesias de Occidente, descendientes de la civilización grecorromana, celebraban la Pascua de Resurrección en domingo.
4.
DECISIÓN DEL CONCILIO DE NICEA SOBRE LA FECHA DE LA PASCUA DE RESURRECCIÓN
Constantino I, emperador romano, convocó el Concilio de Nicea en el año 325. El Concilio decretó por unanimidad (unos 300 hombres) que la fiesta de Pascua de Resurrección se celebrara en todo el mundo cristiano el primer domingo después de la luna llena siguiente al equinoccio de primavera, y si la luna llena fuera en un domingo y coincidiera con la fiesta de Pascua judía, la Pascua de Resurrección tendría que conmemorarse el domingo siguiente. Así se evitaba la coincidencia de las fiestas de Pascua de Resurrección y de la Pascua judía. Pregunto: ¿No era para separar una religión de la otra? ¿Para independizar los poderes y quedarse con uno de esos polos de influencia?
También (allí se) decidió que la fecha en el calendario de la Pascua de Resurrección fuera calculada en Alejandría, entonces principal centro astronómico del mundo. Sin embargo, la determinación exacta de la fecha resultó una labor imposible a la vista de los limitados conocimientos en el siglo IV. El principal problema era la diferencia de días, llamada epacta, entre el año solar y el año lunar aunque la complicación más grande se debió a la diferencia entre el verdadero año astronómico y el calendario juliano entonces en uso.
5.
POSTERIORES MÉTODOS DE DATACIÓN
Los sistemas para fijar la fecha de la fiesta utilizados por la Iglesia resultaron insatisfactorios y la Pascua de Resurrección se celebraba en fechas diferentes en diferentes lugares del mundo. En el año 387, por ejemplo, las fechas de Pascua de Resurrección en Francia y Egipto se diferenciaban en 35 días. Hacia el año 465, la Iglesia adoptó un sistema de cálculo propuesto por el astrónomo Victorinus, al que el papa san Hilario había encargado reformar el calendario y que fijó la fecha de Pascua de Resurrección.
La reforma del calendario juliano en 1582 por el papa Gregorio XIII, con la adopción del calendario gregoriano, eliminó muchas de las dificultades en la fijación de la fecha de Pascua de Resurrección y en la ordenación del año eclesiástico; desde 1752, cuando el calendario gregoriano fue también adoptado por Gran Bretaña e Irlanda, la Pascua de Resurrección se ha celebrado el mismo día en la parte occidental del mundo cristiano. Sin embargo, las iglesias orientales que no adoptaron este calendario conmemoran la festividad un domingo antes o después a la fecha observada en Occidente. Ocasionalmente las fechas coinciden: las ocasiones más recientes fueron en 1865 y 1963.
Puesto que la fiesta de Pascua de Resurrección afecta a un variado número de asuntos civiles en muchos países, se insiste desde hace tiempo en la conveniencia de que las fechas móviles de la fiesta se reduzcan en distancia o se sustituyan por una fecha fija, a la manera de Navidad. En 1923 el problema fue remitido a la Santa Sede, que no puso objeciones canónicas a la reforma propuesta. Sin embargo, la Pascua de Resurrección continúa siendo una fiesta móvil.

Todo esto nos demuestras un par de verdades:

·         Roma deseaba el control ideológico de lo que quedaba de su imperio dividido.
·         Se incorporaron elementos seculares -paganos- tanto de los ciudadanos romanos como de los pueblos conquistados y sometido a la religión del Estado Imperial romano.
·         Alejandría se convirtió en un polo de control político-religioso.
·         Los concilios se hicieron para adecuar los credos católicos a las conveniencias del sincretismo paganizado, separándoles –cada vez más- de las raíces judías monoteísta.
·         El centro de esa coalición de intereses fue la influencia “separatista” de la personalidad de Jesucristo. Se obviaron Sus enseñanzas, se añadieron otras (mayormente foráneas al judaísmo que practicó el Maestro).
¿Era Cristo el responsable de esa separación radical del judaísmo tradicional o fueron los mismos judíos que la procuraron, a conveniencia, junto a las autoridades romanas que deseaban la jerarquía política, mientras el sacerdocio peleaba posiciones ventajosas?

¡Les dejo esa idea!

A.T.  Nov. 2012

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