(La introducción sería parte de “Un Lindo Cuento”).
Tenía pendiente el tema del yugo desigual (desde que escribí “Matrimonio”. Junio
15, 2012).
¿Qué es un yugo?
En un ambiente campestre, románticamente
bucólico, es una pieza de madera o metal que se coloca a un par de animales
para que labren y aren la tierra. Hoy puede pensarse en desuso pero, la verdad,
no ha perdido vigencia.
¿De dónde viene ese significado que se
atribuye a la coyunta matrimonial y a esa forma recomendada para la escogencia
de un buen matrimonio, tanto a judíos como a cristianos?
Del Antiguo Testamento. En primer lugar, el
Pentateuco es desbordante en consejos relativos a no unirse con los paganos. No sólo desalienta la unión en lo
relativo al trabajo agricultural, al campo de los negocios; sino a evitar la
procreación y el mezclarse con otras prácticas religiosas y creencias no pías.
En principio, sólo parecía aplicarse a los
animales que trabajan juntos en las labranzas del campo: “No unirás un Burro con un Buey”… Sin embargo, en muchas metáforas, el Antiguo Testamento,
equipara al hombre con un burro (no necesariamente por falta de inteligencia).
De hecho, ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! En una oportunidad uno de esos cuadrúpedos pudo ver a un
ángel armado estorbando el camino de un profeta (Balaam, me parece) y ese “burro” tuvo que hablarle a un “sabio” que vendía sus servicios
para hacer el mal a la gente que no debía…
Más adelante, siglos luego, el Nuevo
Testamento retoma la rabínica enseñanza con el puño y letra de Saulo Pablo,
quien en su basta erudición judía, re-escribió a los cristianos: “No
se unan en yugo desigual” (Más detalles en 1 Corintios 6:9 hasta
7:40).
Naturalmente, mucho de lo expuesto –por él-
está fuera de nuestro contexto cultural moderno. Hoy, muy pocos padres o familias,
deciden el futuro de sus hijos e hijas mediante un matrimonio programado y,
nada emocional que se conciba hoy es íntegramente consistente a largo plazo: Nos
gusta el azul, pero mejor es el negro. Pasado mañana el rojo está de moda (o es
sexy y excitante) pero, en cosa de meses, el rosa se torna el favorito de
miles… ¡Qué o quién lo proscribe? ¿Quién está moviendo la corriente de las modas
y para beneficiar a quién? (obvio
que hablo de gustos cambiantes y patrones coaccionados).
Hace dos mil años, era probable que nadie
escribiese nada sobre modas u opiniones con difusión masiva. A falta de papel o
medios de escritura baratos y técnicamente populares (antes de Gutenberg o
después) jamás nadie hubiera leído lo que no costase una fortuna y, si hoy los
buenos libros siguen siendo caros, imagínese Ud si podría haber tenido
escolaridad completa una dama medieval o un esclavo, tanto hace dos milenios como
hace 100 años (si era hijo de un rico o de un político influyente, “la suerte” parecería
mejor) pero ¿Qué futuro académico habría para la mujer y el hombre internado en
largas faenas de campo? ¿Quién podría enviar sus cartas a miles de kilómetros
sin un destinatario reconocible o re-publicar, indefinidamente, su forma de
pensar en manifiestos, para todas las naciones? Sólo la Biblia ha llegado tan lejos…
Los padres (los patriarcas o matriarcas) tenían tal control e influencia en las
vidas de sus hijos -e hijas- que pocas veces éstos últimos decidían su futuro
de manera directa o personal (la libertad, hasta cierto punto, era sólo para
los muy ricos o profesionalmente emancipados). Si uno era un labriego, si
nuestras vidas eran responsablemente autárquicas -probablemente- seríamos
libres del ojo avizor que resiente soltar las vidas de quienes no sabemos ser
libres.
Hace 50 años, cuando menos, algunas mujeres se
auto-engañaron diciéndose a sí mismas: “Estoy
enamorada”. Buscando motivos para alejarse y comenzar a vivir sus vidas (lejos
del maltrato materno-paterno) hallaron alguien quien las pidiera en matrimonio…
Hecho eso, logrado un simple propósito (salir de la represión) reconocieron entrar
en otro error (un fracaso matrimonial irreversible). En el fondo, lo que intentaron
–algunas- fue librarse del yugo de sus padres o madres, escapar de maltratos
(físicos y emocionales); para descubrirse luego en otros no previstos:
¡Divorcios! ¡Divorcios! e hijos no planificados.
Hace 200 años, todavía, Ud o yo no tendríamos
derecho a escoger una carrera vocacional ni quien debía ser nuestra compañía.
Muy pocas veces, en las familias “de clase” se permitía un desliz con la plebe
(el peón o la cachifa) y, si Ud o yo fuera negro (de raza, no de alma)
cualquiera que nos tocase se ensuciaría las manos… ¿Qué de esos “bastardos”
salidos de uniones con indígenas, de blancos con negros? (éramos considerados
una sub-raza, esos días de Bolívar). ¿Quiénes eran ellos, que sí podían
pisotear a quienes se le antojaban? (hay arraigo en esas ideas) (la lucha de
clases no termina sino en el cristianismo).
En los días de la colonia, cuando el español
colonizó buena parte de Latinoamérica, la religión ejercía buena parte de su
poder a través de La Inquisición; sin embargo, esa clase de catolicismo era –de
forma práctica y sistemática- otra forma de dominación extranjera colonizadora:
Los derechos y privilegios más altos eran para los de España continental y,
para los subyugados: ¡La escoria! ¿Había matrimonios
interraciales? ¿Alguna vez leyó las partidas de nacimientos de esos días o de
hace 50 años? Yo llegué a leerlas y me causa vergüenza una cantidad de cosas…
Pero, mi abuelo biológico –sabe Dios las razones- no fue quien estuvo a mi
lado, sino un indígena del Zulia, casi tan bravo como un Cacique, de sangre
autóctona venezolana ¿Qué pasó entre mi abuela materna y mi abuelo hispano-canario?
¡Dios lo sabe! Pero, casi seguro, uno se aprovechó de la necesidad ajena.
¿Qué tiene que ver eso del yugo desigual con mi cuento y el de
todos?
Pienso que, la segunda necesidad más elemental
que pueda tener alguien es el amor: Amar o ser querido (no necesariamente en el
aspecto físico-sexual).
Visceralmente podemos tener hambre o un
apetito insaciable, pero, en segundo lugar, pienso que está ese aspecto humano
del YO SOY que se manifiesta visceral en quién tú eres: ¿Tienes lo que yo
necesito? ¿Aceptas lo que tengo o soy?
Una de las grandes desventajas de la elección unilateral de nuestras parejas,
sin conocer sus vidas, sus antecedentes familiares, su pertenencia familiar, su
relación con la vecindad, es que ignoramos tanto de esas personas y, para
colmo, nos entregamos “de por vida”; sea en un contrato escrito o implícito.
Uno pone el ojo en ésta o aquella, y debiera
conocerla bien; pero, para nuestra desventaja, uno comienza a tantearla con
la sensualidad, con los instintos apetecibles de las vísceras y ¡Paro de contar!:
¿Qué sé yo de ella? ¿Qué sabe ella de mí?
Mi antecedente familiar le es un misterio.
Miento cada vez que algo me comprometa o me eche el trabajo por tierra: ¿Qué le
ofrezco? ¿Qué me ofrece?
Supongamos, a la edad de la decadencia, dos
personas se unen en “santo” matrimonio (santos hay pocos) y, como aderezo, los
esponsales traen hijos e hijas de fracasos o problemas arrastrados de fallos anteriores…
¿Vale la pena casarse? ¿Habrá justicia en el costo de esos hijos ajenos? (puedo
ser realista, y más si evalúo al yugo
desigual).
Por nada del mundo me recomendaría.
Por ninguna razón diría que soy mejor que otro y, por otro lado, no
caería en el error paulino de decirle a nadie: “No te cases”… ¡Cásese tanto como puedan! (tanto como lo
dejen).
¿Por qué contradigo a Paulo Saulo?
Sus cartas no nos dicen nada de su vida
personal íntima. Puede hablar horas de su conversión, pero casi nada de su
intimidad visceral.
Como profeta, Saulo Pablo advirtió: “Vendrán días en los que prohibirán el
matrimonio y mandarán abstenerse de comer ciertos alimentos…” ( I Timoteo 4:3 ) pero revisar todo lo
que él ha dicho antes no es más que
hallar un combustible para que eso pase, aún en su cara y vida. ¿No recomendó no casarse? (I Corint.
7:1, 7-8, 40) ¿No dijo que era
preferible no comer nada que pudiera dañar la fe débil de su hermano con
fe endeble? (I Corint. 8:8-13).
De mi parte, tomando nota de todo el Antiguo
Testamento, hallo provisión suficiente para el matrimonio, para querer a una
mujer bella (no sólo en lo físico) a quien uno deba proveerla de medios
materiales lícitos, abundantes o suficientes. ¡Cásese! Busque a la mejor mujer
que Dios le pueda deparar en este engañoso mundo (no se guíe por una cara
bonita ni un cuerpazo).
¡Eso sí! Si se casa, no sea para tener acceso
y derecho a usar (o abusar) de un cuerpo.
Mire bien lo que intenta hacer. Si sólo quiere
saciar sus apetitos en otra mujer
(si se ha casado con varias) ¡Use los servicios de una
call girl! (pero no joda más la vida de nadie).
¡Ah! Y no me importa contradecir a san Pablo: Si Ud no la ama, si lo que
quiere es verla en la cama –tener sexo legal- búsquese a una que se alquile.
Sé qué es verdad: Toda unión sexual –fuera del
matrimonio- es pecado y afecta a más
personas de las que podamos imaginar (afecta
hasta el futuro de nuestros hijos).
Pecado, etimológicamente es, fallar el blanco. Y, en un amplio
sentido, he fallado y pecado cientos de
veces (perdí la cuenta a ese millar de fallas).
Cada hombre y mujer llegará a sus verdades y
las aceptará.
Algunas faltas se enmiendan; otras
–penosamente- quedan como un estigma a sus vidas y a la de ajenos.
La Buena Noticia, para quien teme vivir una
vida miserable -repetida hasta el aburrimiento- es que en Cristo, Ud y yo somos
libres de nuestros fracasos y fallas (lo ideal sería no padecer las consecuencias del pecado, pero hay que aprender o
trabajarlas en oración, para liberarnos de ciertos sufrimientos y sus consecuencias).
Hay momentos en los que uno cree seguir
repitiendo lo mismo, padeciendo esta miserable infelicidad, pero ya no es así…
Muchas personas, todavía hoy, siguen creyendo
en ancestrales karmas (pecados que
se van pagando en vidas sucesivas o progresivas) ¿Saben qué? Si éste fuera
Dios, si tuviera que vivir preso en las pasiones o necesidades viscerales de este
cuerpo, más de 70 o 100 años –en más de una vida- abandonaría la fe que tengo
al Dios de Israel, y no creería a Su hijo Jesucristo.
No puedo decir que mi fe es una que supere el
100% de mis convicciones personales vividas. No puedo mentirles y decirles, que
mi creencia en un Dios justo, verdadero o dadivoso esté por encima de mi
experiencia de vida; pero sí puedo asegurarles que un padre o una madre que ame profundamente a sus hijos, por
ninguna razón del mundo, querría hacerles daño. Siendo que NOS ama, que nos sentimos lejos de una madre y de un padre, Dios no
aumentará nuestras penas (por que Él es Espíritu y sabe lo que tú y yo sufrimos
lejos de Su presencia).
Si amas a tus hijos e hijas ¿Querrías que
ellos volvieran a esta vida una vez tras otra?
Si los enviaste a la escuela básica, si los
viste llorar la 1ra vez que les dejaste en el colegio (aquella 1ra vez)
¿Cuántas veces les abandonarías para “bien” de ellos y comodidad tuya? (y lo
hiciste por obligaciones laborales y
para que ellos fueran “alguien” en la vida) ¿Son más o menos porque vayan a la
escuela? ¡Siempre son tus hijos!
Imagina, por un momento, dejar a tus hijos e
hijas.
Imagina que los llevas a una playa que ellas ni
ellos conocen y les dejas a solas, sin tu presencia, sin tu voz o ayuda.
Los abandonas. Les dejas sin techo, sin ropa,
sin comida… ¿No sientes esa tristeza que les embarga? ¿Percibes su dolor? ¿Oyes
sus reproches?
Supón que tienes el poder sobre la vida y la muerte.
Imagina tienes influencia sobre el bien y el mal ¿Permitirías que tus hijos
sufrieran día a día?
Les das muchos consejos. Se los escribes, se
los hablas… ¿Quieres su mal o su bien?
Si yo fuera Dios, si supiera hacer bien las
cosas… ¿Me habría casado con motivos equivocados? ¿Habría tenido hijos cuando
no podía asegurarles un futuro económico o estabilidad para la vida?
Si yo, siendo terriblemente malo, procuro el
bien de los míos ¿Hace menos Dios por la humanidad? ¿Haría menos Ud?
Yo no enviaría dos veces a mis hijos a este
mundo y, de ser Él (Dios) desde ya me los llevaría al Paraíso... Pero ¿pueden
vivir ellos una eternidad sin afectar o dañar a otros? ¿Necesitan una escuela
para vida eterna? (¡Sí!)
Como Dios, haría provisiones para que nadie
padeciera… ¡Escribiría un manual con miles de consejos! (y sé que le Biblia no
llena docenas de vacíos, y no está actualizada).
¿Harías tú menos? ¿Dejarías que tus hijos
hicieran “lo que se les venga en gana”? (No lo creo).
La vida en la tierra requiere un aprendizaje.
Hay que vivirla UNA VEZ para aprender de una vez… ¿Tengo que devolverme al 1er
grado para saber sobre los colores primarios? ¿Debo repetir todas las materias
del bachillerato para poder “subir” a la universidad? ¡Por cierto que no! Se
paga y se aprende aquí (y Dios nos ha facilitado el camino hacia Él) ¡Es como
un Padre, y como una Madre!
La reencarnación NO ES UNA VERDAD. Es un
concepto más, pero con otras mentiras…
¿Condenarías –a tus hijos e hijas- para que vivan una eternidad llevando golpes y padeciendo sus fracasos? ( ¡Sé que no! ).
¿Condenarías –a tus hijos e hijas- para que vivan una eternidad llevando golpes y padeciendo sus fracasos? ( ¡Sé que no! ).
El pecado, muchas veces, es el resultado de
nuestras equivocaciones, con el padecimiento de esos equívocos. El evangelio
del facilismo, por error, ofrece la dicha instantánea, junto con la salvación
inmediata. ¡Eso es mentira! (esto es un proceso). Lo ideal sería que nadie tuviera que cargar su cruz, pero
Jesús advirtió que habría que hacerlo para seguirlo.
Por otro lado, evitándonos inconvenientes,
desearíamos vivir una vida fácil, sin complicaciones ni problemas y, aunque así
lo hagamos (muchas veces) nunca salimos ilesos en nuestras elecciones: Debemos ser responsables –suspiro- y NO ESTAMOS
A LA ALTURA DE MUCHAS RESPONSABILIDADES.
El yugo
desigual es aquel donde una parte NO otorga aceptación para subir a otro
estándar de responsabilidad.
Lamentablemente, quizá, unirnos sexualmente a cualquier persona trae más consecuencias de lo
que pudiéramos prever o suponer. Si lo hacemos por un momento -por probar-
suele sucedernos que quedamos atrapados como el pez al poder de un anzuelo que
nos tira de un lado a otro, y sufrimos un molesto cordel que nos tira, nos hala
y nos suelta. ¿A quién le gusta quedar suspendido en el aire, sometido a los
caprichos o tirones ajenos a nuestros deseos?
Hay gente que halla un aliviadero para sus
apegos físicos a través de la pornografía… ¡Allá cada quién! (no recomiendo a
las call girls, pero, si vas a dañar a alguien más ¡Dáñate tú!)
Sin embargo, gracias a Dios, hay personas que
no se sienten bien con lo superficial, lo vano, que ya saben que eso no les
satisface y reconocen un humano vacío que sólo colma Dios (hasta la saciedad).
¿Dentro del matrimonio o fuera del formal compromiso? (Nadie debería invertir
donde no halle garantías ni la formalidad de valorar o estimar lo que se reciba
o se dé).
El yugo no es para un burro ni una burra.
El tirón del arado no es para un perezoso
junto a una negligente indiferente. El yugo no es para un anciano junto a una
niña. La yunta no funcionará para alguien muy elevado junto a una persona que
nunca ponga los pies sobre la tierra.
Un converso no debe unirse con un pagano. Una
creyente no debe unirse con alguien que no ame al Señor primero.
Si tú eres santero, si eres un ateo, no
procures a una mujer que haya entrado al evangelio.
Si eres católico nominal, no finjas obedecer
al evangelio de Jesucristo sólo para acostarte con una hija de Dios y, luego
que la tomes, no te contendrás haciendo lo mismo con cualquier “pendeja” que se
te resbale en el camino. ¡Pagarás! ¡Pagarás!
En una unión de parejas, hay que considerar
–muy bien- el hecho de traer hijos de distintas uniones y matrimonios: Ambos y
cada uno será elemento de acercamiento o de rechazo. Ese hecho debe
considerarse al momento de imaginar las segundas nupcias (es posible que
parezca trasparente, pero no será más fácil el acercamiento que estando ambos
sin hijos).
Una relación de exclusividad (emocional y
física) puede contemplar hijos a futuro pero, cuando ya vienen en combo -de un
rompimiento previo- lo que quede se dificulta y, lo que iba a entregarse, ha de
hacerse de un modo incluyente y compartido ¿Saben respetar esos hijos el
espacio de la nueva pareja? ¿Se favorecen unos y se desfavorecen a otros? ¡Hay
que procurar un balance justo! (para todos).
Saulo Pablo aconseja quedarse “como se estaba” al momento en que Cristo
le había llamado . Él, con religiosa liviandad –quizá- dice: “No se casen o
quédense como yo
estoy”. Mi punto es ¿Cómo y para qué quedarse soltero o
viudo?
¿Cómo practicar el amor ayunando todo el
tiempo a nuestros apegos emocionales o físicos? ¿Soy diseñado por Dios o soy
moldeado sólo por mis deseos?
Creo que todos, alguna vez en la vida, hemos
observado –mudos- la naturaleza. Son pocos los animales promiscuos (excepto el
perro, el gallo, el toro, quizá se me escapen otros) ¿Está bien privarse de la
compañía de una mujer? (y ellas de su hombre).
Pongamos que ellos sólo lo hacen por el motor
reproductivo ¿Qué opera en nosotros: Amor o instinto?
Cuando leo los cuatro evangelios (Mateo, Marcos, Juan o Lucas) veo a los apóstoles en compañía de sus hijos, hasta con sus mujeres,
caminando con Jesús. Hubo momentos en que no anduvieron juntos pero, de repente
-¡como abortivo!- sale Saulo Pablo, con la sugerencia del celibato… ¿Tan bueno
es eso?
Todo el sacerdocio judío tuvo esposas. Dios
siempre suplió para las necesidades de las familias, de los hijos… ¿Quién
promovió esas ideas de no casarse? ¿De servir sólo al Señor? Olvidándose de sus
vidas y, si fue de Dios, ¿Para qué tener todos estos apegos y venir al mundo
con miembros y sueños?
El mundo no es peor que hace dos mil años.
Se es tan malo como cada época y, si al haber
vamos, Sodoma y Gomorra está tan cerca como procuramos evitarla ¿Seremos todos
destruidos?
Allí retomo a Saulo Pablo: “pero
por causa de las fornicaciones, cada uno tenga a su propia mujer y cada una
tenga a su propio marido” (I Corint. 7: 2) Pero ¿por
causa del pecado a evitar o POR AMOR?
YO me inclino por el amor, por la certeza de
que todos aspiramos al mismo y genuino bien (de amarse por ser quienes somos).
Sé que hay gente que tiene dificultad en hacer
una simple y firme elección.
En el triste mundo en que vivimos, la mayoría
de las personas no es cristiana y, si lo “es”, lo dice de la boca para afuera;
pero no está dispuesta a respetar los bienes de su prójimo, ni a la esposa de
su vecino.
Penosamente, por otro lado, cientos de mujeres
no dejan la costumbre de enseñar sus codiciables pechos y, si no se guardan en
la calle, tampoco lo hacen en sus fotos públicas y, si tienen chance de mostrar
un picón ¡enseñan todo lo que tienen! ¿Eso es garantía de un placer prolongado?
Además, ¿Son felices cuando se enteran de que sus maridos coquetean con otrtas?
El yugo es desigual cuando la una se guarda, y
el marido no se refrena (o viceversa).
Puedes identificar la clase de mujer con la
que desea casarte hoy. Puedes identificar al marido que tendrás cada mañana.
Si ella tiene la tendencia a mostrar lo que
tiene (lo que parece que tiene) no dudará en comprobártelo. Si él es de los que "no
pela un boche" ni una oportunidad, verás que “nadie” se le escapa… ¿Quieres
vivir en ese peo?
Las diferencias económicas, sociales, mentales, emocionales,
educacionales, etc., no son convenientes para la sostenible salud de un matrimonio.
Si te casas con una eminencia, siempre tendrás
gente rondándole en su entorno o halagándole por esos encantos que te atraen (o atrajeron).
Si desposas a una belleza, siempre habrá alguien
echándole flores, lisonjeándola o pretendiéndola… ¿Tiene un fuerte carácter cristiano?
(y, aunque lo tenga, es humanamente vulnerable a muchas cosas, entre ellas, las
tentaciones: Mentales, materiales, emocionales y las que tienen que ver con lo económico).
Si no conoces, a profundidad, los gustos o
apetencias de tu futura pareja, te expones a dejarla insatisfecha, sea en lo
económico, lo social, lo sexual, etc. ¿Vale la pena tomar tiempo para sondear
cuán hondo es el océano de su mente y cuerpo?
La mayoría de la gente no quiere soltar su
verdad. ¡Ojo! Si alguien es duro en soltar su verdad ¿No es parcial contigo? Y,
si es parcial ahora ¿Quién te garantiza que no estás invirtiendo mal tu tiempo
y esfuerzos?
Si una mujer, si un hombre, se deleita soñando
con otra u otro ¿Para quién calientas la sopa que no tomarás?
Hasta cierto punto, el amor puede ser incluyente
pero, si sus simpatías dedican más tiempo a quien no debían, si tú no estás
llenando sus expectativas (sean de la naturaleza que sean) más te vale corregir
y hacer un esfuerzo rápido para saciarlas, pues, la incompetencia sale dolorosa
y cara. (Uff!) (Es previsible y duele).
En ese particular, conviene amar a Dios por encima de toda persona o
cosa. Uno no puede mandar sobre los deseos o pensamientos
de nadie (excepto en los tuyos).
De mi parte, hay una docena de cosas que
reprocharía a Dios. Si Él es como me lo imagino, me dejará hablar y, luego,
hablará Él (saldré perdiendo).
Por otro lado ¿De qué me quejo? Soy el
producto de errores, de mis decisiones, y eso no lo puedo cambiar en un abrir y
cerrar de ojos… ¡Pero amé! (eso es mejor que nada). Si me dan una oportunidad,
si puedo vaciarme como debía o debo, no perderé la oportunidad.
A.Toro
A.Toro
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