Tuesday, June 12, 2012

¿Qué Será?




Yaces tristemente, tendido, en uno de los rincones para marginados.
Casi te resignas, casi crees a otra mentira (sofocado en otras viejas)
y, cuando no importaste a quien pretendiste o amaste, cuando fuiste rechazado
o dejado de lado, parece que se enciende esa luz que apagaron (o te apagaste)
y, cuando todo parece ir normal -con buen viento de cola- el pasado inmediato
(el más lejano) parece visitarte... ¿Será para probarte? ¿Será para servirte?

¡Sabes de qué hablo!

Tu luz se extinguía o, por heridas, sangrabas desinterés y, de una noche para otra,
algo parece cambiar...

¿Por qué vuelven los fantasmas?
¿Por qué -sólo tú- reconoces sus vados?
¿Es que algunos, enojados, te negarán a ti o a mí?

Estabas allí, moribunda, como lamiendo tus heridas.
En las sombras, las penumbras, oigo sonidos de voces.
Son fantasmas -¿o enemigos?- que no quieren te toquen...

¡Jesús lloró! (Juan 11:35).


Quizá pocos, ya no muchos, vieron estremecer Su alma y, en Su calma, no distante, supo lo que en tinieblas ellos decían:

“¿No podría éste, que abrió los ojos al ciego, haber  hecho que Lázaro no muriera? (Juan 11:37)

María, aquella hermana -desconsolada y abatida- corrió a Su encuentro:

El Maestro está aquí y te llama” (Juan 11:28).

¡Llámame a mí!

¡Sácame de este sepulcro!

Mi nombre no importa, sácame de aquí...

¿Cuál será el peso verdadero de esta mortaja?
¡Fétido olor! El de la traición y el desamor...

“¡Señor! Si hubieras estado aquí -pontrándose, en lágrimas- Lázaro no habría muerto!” (Juan 11:32).

 “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:40)

Estaba allí aquel hombre, tendido, a oscuras... ¡Muerto!

La luz entró en su sepulcro, para iluminarlo; pero la voz del Hijo de Dios penetró (a su cuerpo) para darle vida y sacarlo a la verdad que sobrepasa a las otras.

¡Lázaro! ¡Sal de allí! (Juan 11:43)

Y la luz de su voz entró, y el que estaba muerto salió, atado de pies y manos...

“Desántenle y déjenle ir” (Juan 11:44)


Y hoy te quito esas vendas, te desligo de ataduras...

¿Harás algo con las mías?

¿Pondrás bálsamo en mi alma, cuidarás de mis heridas?  No me obligo con las tuyas...

Déjenle libre, dijo Él (ya Jesús deliberó).

Y el milagro soy yo (como ha dicho esa mujer).

El milagro serás tú, cuando te quites el velo, cuando retomes el vuelo, y vivas para quien querías.

¿No puedes tú, sanar a las heridas, buscar otra salida, teniendo a quien querer?

Dejádle ir” -ha dicho Aquel- y si has de querer: Sola volverás ...

Dejaré sola decidas, si convengo, me quieres o no...” ( Cita a mi escrito “**” )


Tal vez, lo que concebimos como vida, sea este constante “hacer” para “deshacer”. Quizá sea una recurrente prueba de ensayo y error (la que queremos evadir), pero no debemos reprobar.

Tal vez debamos -¡lo haré yo!- tomar todo el peso del riesgo, el dolor de otros fracasos, y usarlos como  espada (y nunca como escudo) para avanzar en la vida (ésta, que tanto desengaño acusa o, por otros, disminuye o se demuestra).

Puede ser -no lo sé- la pila de experiencias no sirva a nada, excepto como prejuicios y ellos nos impiden -siempre y condicionalmente- seguir hacia adelante ¿Qué tenemos para perder? ¿Cuánto podríamos ganar?

¡Da lo mejor de tí! (otras o otros -también- lo dieron) (y muchas veces, ni entendimos).

Sigue adelante (el milagro eres tú) y no te amontones en el camino, no seas tropiezo a otros (ni permitas que obstruyan lo que está en tu marcha o puede ser tuyo).

¿Qué será? ¡No lo sé! Pero el pasado no existe y, si los espectros -tus fantasmas- te visitan ¡Échalos fuera! (exorcísalos).

Si no pudiste antes, con ellas (con ellos) ¿Cómo será mejor ahora? ¡Repúdialos! Aléjales de tí.

El pasado ya no existe; y el presente, es lo que cuenta.

¡Sí! ¿Qué será?

El dolor duele y es parte de ésto (pero no puedo vivir a medias o anestesiado)...

Cargaré mi cruz! (y podré con la tuya).

Friday, June 08, 2012

Disminuido ni menos


               Mayo 21, 2012


Quizá suene descabellado: ¿Hay relación entre el amor humano y lo divino?

La respuesta más inmediata que pueda ocurrírsenos es: “¡No! No la hay”.

La secularidad ha invadido todo aspecto posible de nuestras vidas. Crecimos y nacimos, en medio dee muchas circunstancias y ambientes, donde lo imperante era (es) lo “mundano”.

¡No! -Dirá alguno- el amor es terrenal y no tiene relación con lo divino... Otro “¡No! Es obsceno y vil” (etc., etc).

Ese amor, del que algunos hablan, es tan “vil”, tan “sucio”, visceralmente “bajo”, que más del 90% hemos salido de esa terrenalidad, esa sucia carnalidad, como que si la libido, lo sensual, el disfrute del yo terreno, del tú divino es algo que vino del azar, en la pubertad (y parece que nos olvidamos de los sueños húmedos, de las erecciones, cuando niños).

El amor no es un invento cultural ni otra de las idealizaciones del hombre o de la mujer. Nuestra realidad sensual, erótica o platónica es parte del diseño de Dios. Si Ud. no lo cree, pregúntele a Él o, en su defecto, dése una vueltica por todo el Antiguo Testamento (hay partes donde el profeta no sólo toma a una ramera por esposa; hay secciones donde Dios le quita a la mujer y le impone “no llorar”... ¡Si yo la estoy llorando! ¡Ja! ¡Ja!

Hay partes que, debido a los eufemismos empleados por esos profetas del Antiguo testamento, uno no se entera de las crudas palabras que ellos emplearon para referirlas a la infidelidad que Dios recriminaba de ese Israel que tomó desnudo, en edad pueril, al tiempo en que a “ella le crecían los vellos púbicos y comenzaba a mostrar sus pechos de mujer” (la alegoría es más clara, pero no voy a violar el protocolo del control parental de ningún sitio). ¿Qué no decir del griego usado por Saulo-Pablo, en cierta carta: “...Vuestro lecho sea sin mácula?  Allí, “lecho” es el eufemismo que usamos para decir coito...

Somos un don de Dios y, en mucho, un reflejo de Su realidad (la que no debería pervertirse) (y vaya que estoy echadito a perder) (no me culpo: A perro con hambre le basta un hueso).

La religión insiste en oponerse a cosas naturales que Dios ha dispuesto con sanos propósitos (y yo estaría muy molesto de no haber nacido) ¡Más! Si me hubieran traído de París... ¿Cómo echarme esa vaina! (quiero mi boleto de vuelta).

Hasta hace poco tenía problemas para entender un simple deseo de Dios.

En mi “super” sabiduría (que a nada me sirve) decía para mí que, si Dios fuera Dios, si tuviera billones de ángeles en Su entorno, a Su servicio constante y leal... ¿Para qué necesitaría adoración, adicional?

Supongo que, de mi parte (pensando que Dios tiene mucho de mí) (y, la cosa es al contrario)  ya yo le había atribuido cosas que Dios que jamás tuvo y jamás tendría.

La Biblia es COHERENTE en eso de describir la naturaleza de Dios.

Uno tiende a imaginarse a un viejo, con una chivita larga; pero es muy probable que -por ser tan moderno o actual Dios, que ya no use aquella toga romana ni alguna de esas cosas humanas con las que nuestra presunción tiende a dibujarle: DIOS ES ESPÍRITU.

Jesús, en más de una ocasión, habló de ese deseo de Dios -el de adoración- pero, hará dos noches que salí de esa forma de INCREDULIDAD.

Leí algo de los evangelios (la mejor fuente que tengo para enterarme de “lo que Jesucristo dijo”).

Recordé un par de cosas y tuve que salir de MI PREJUICIO para aceptar algo que NO VIENE del N.T., sino de todo el A.T. (Antiguo Testamento).

Si revolvemos un poquito los recuerdos de nuestra vida, si lo admitimos -más que carne- somos emociones. Más que huesos y vísceras, somos una pila de recuerdos vivos, que crecen, y crecen, pero nos negamos a morir con ellos, o como ellos.

Si somos osados, si lo aceptamos, no somos “cuerpos” sino que -las emociones- son las que nos dan vida y, de hecho, vivimos para las emociones. Podemos satisfacer ciertas necesidades, algunos caprichos pero -al vivir o comer- procuramos satisfacer EMOCIONES (en particular y -gracias a Dios- si gozamos de esta salud que no merecemos).

Las emociones no viven el en cerebro, ni el el “corazón”.

Científicamente, cuando menos, aceptamos que -la función cardíaca- no es emocional, sino para sustentar, orgánica y funcionalmente, todos los órganos del cuerpo (en particular al cerebro). Si no llega ese oxígeno por el torrente sanguíneo, si no nos ayuda el corazón -en ese aspecto- morimos o, cuando menos... “se nos corren las tejas¡Ja! ¡Ja! (Preguntad a un colombiano).

Las emociones no son un fenómeno “cultural” y, desde el vientre, nuestros hijos sienten, lloran y desean: Mi ex-esposa, durante el embarazo en el que tuvimos a Josh, en cierto momento, le oyó decir: “Mamá” y la criatura estaba en gestación y, muchas veces, estimulábamos al bebé con sonidos o con palabras (no sé qué pasó después) (en el vientre le enseñaba buenas canciones...) (¡Será que la mamá me lo desprogramó al criarlo sin mí?) ¡Je! ¡Je! (¡Bueno! Es mi culpa).

Dios es Espíritu y, los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario le adoren” (Juan 4:24)

Yo no aceptaba eso. Yo no creía y, aunque entiendo poco ese pensamiento, básteme saber, creer, que Él quiere mi adoración y, la misma -siendo verdadera- no es la superficial de huecas palabras, vacías en acciones, retórica sin cumplimento.

Yo estaba convencido de que Dios no necesitaba nada... Ni de mí ni de nadie.

¿Necesito, algo, yo de Él?

Esa veneración -si accedo a rendirme- no sólo en adoración, sino a la incuestionable obediencia (la práctica de hacer Su voluntad, en lugar de la mía, diariamente) trae beneficios. Por otro lado ¿No entraña una relación de amor y una confiada dependencia? ¡Sí! Han de haberlas, pues, el amor no es un deseo sin objeto ni objetivo, no es parte de un subproducto de mi transculturización y, en ese sentido, está desprovisto de lo visceral... ¡Como el amor por nuestros hijos! Y, vertido éste, hacia abajo, hacia la tierra “vil”, lo hallo equiparable a la admiración o a la significación que hemos dado a ciertas personas en nuestras vidas. (Malo es permitirse “adorar” a otro co-igual, tan pecador y falible como yo: Jeremías 17:5)

El Señor Jesucristo, en Sus días terrenos, pasó una gran prueba antes de ir a la Suprema, que fue ir a la Cruz.

Luego de ser bautizado por Juan el bautista: “le llevó EL ESPÍRITU al desierto para ser tentado...”

Belsebú, el dios de los “vivos” muertos, lo llevó a un lugar alto y le mostró la gloria de los gobiernos terrenales... ¡Uff! ¡Vaya tentación! (no sé si se visualicen, a sí mismos, en un predicamento como ése).

Le dejó ver la gloria de esos reinos y, si imaginamos un poquito, la tentación era de todo tipo, con todo el dinero y placeres deseables...

Para resumir, el Señor Jesús le mandó a lavar el paltó al Diablo.

¿Qué habría pasado si Jesús hubiere flaqueado?

En 1er lugar no estaríamos en esta era de Gracia, no sabríamos del evangelio... Pero, peor para Él, habría sido engañado como lo fueron Adán y Eva (y, en consecuencia, nos echaron de la gloria para estar alejados de la presencia tangible de Dios y, el mayor de los males, nos pusieron unos diablos por vecinos).

¡Satán jamás cumple! (Excepto en faltar a su palabra).

El punto es que, Jesús mismo, con el ejemplo a lo largo de toda Su vida, vivió en obediencia -ante el Padre- y era (es) una obediencia que está en comunión con Dios: Jesús adora a Su Padre ¿Por qué no habría de hacerlo yo?

Juan 4:23 dice: “porque el Padre a tales ADORADORES BUSCA” ¿He dicho que soy terco? Ese prejuicio, mío, lo he arrastrado toda la vida y, ahora que escribo, lo relaciono con algo de mi vida personal:

Tengo 3 hijos y, una de ñapa, que no es biológicamente mía. Ella (Alex) se acerca a mí -quizá por su edad- de un modo que ya no lo hacen mis hijos viscerales y, ¿saben qué? ¡Esa niña me desarma!

Si me despido en alguna extemporánea visita, al darme vueltas, veo que me sigue. Si la despido -no sé cómo lo hace- al avanzar a mi casa: ¡Está tras de mí! (ella sabe que no la dejaré sola).

Ayer, por cierto, quería irse conmigo, a mi casa. Tratando de desanimarla, de disuadirla, le dije: No tengo comida (lo cual es verdad, en medio de otras verdades) y, en su dulce ingenuidad de 5 años, me dijo: “¡No importa! Le diré a mi mamá y nos vamos con un Gatorade. ¡Con eso comemos!” (¡Dios! Qué hermosa excusa para tenernos cerca, otro rato).

Si busco a Dios (a quien sea) no ha de ser por lo que pueda darme.

Si adoro a Dios, no ha de ser por mi unilateral conveniencia, por falsa entrega o por un compromiso  sabatino o dominical.
Si le obedezco, no ha de ser para ganar la vida eterna o “ser salvo” del castigo que merezco por mis transgresiones (de hecho, si la eternidad no comienza aquí, ya estoy perdiendo el interés por otra vida: Ni el cielo ni el infierno querría).

Hay una multitud de textos interesantes relativos al amor (I Corint. 13) y, de no existir Dios, la unión física es semejante a un 5 y 6 (5 minutos de emoción, y 6 años pal´ divorcio). ¿Cómo imaginarme incurrir en 2da nupcias si una serie de milagros no acontecen en mi vida? (si es que hallo a la mujer que me pretenda o aguante).

Dios es Espíritu, Su cuerpo no es como el mío ni el de nadie: Es Gloria (misma que ha sido trasladada a nosotros en un gesto de Su amor).

Tengo un par de días de haber visto a una niña muy linda. Su belleza no es sólo la externa, sino esa interna que -radiando- muchas veces se esconde, huye y corre (pero la vi, unos segundos). Cierta tarde anduve comprando en un supermercado y, por encima de la paleta del azúcar, oí la voz más candorosa que recuerde y, al descubrirla, ella y yo nos sorprendimos con la mirada, y jugueteamos unos segundos. Pero esa voz -soprano puro- me hizo recordar a mi hijo Joshua, cuando era un bebé y, antes de que su voz cambiara, le hice un par de grabaciones, a fin de conservarme ese recuerdo que la niña despertó... ¿Dónde están adormecidos los recuerdos, Dios? ¿Por qué se pierden las vivencias? ¿Qué aprovecha al alma y dónde va mi espíritu?

Nuestra vida, lo que somos, no es carne ni huesos y, lo que viviremos, será espiritual y emocional, hasta la eternidad futura.

Me acerqué a quien pensé sería la madre... (resultó ser la prima). Hice comentarios y, la dulce y recatada mirada de esa niña era la misma, jugando conmigo y, revolviéndome en mi interior, me re-descubrí, me sentí, me re-identifiqué: Una mirada y una voz, solamente, pueden hacer -en mí- este pequeño milagro de regresarme a la eternidad que quiero.

Contraponiendo este recuerdo a lo que hoy entiendoo ¿Qué puede darme el diablo que Dios no me haya dado? ¿Qué puede ofrecer el padre de las mentiras que no esté dispuesto Dios a otorgarme, y de por vida?

Uno puede caer en el error pendejo de dejarse llevar por una emoción, una pasión o un interés impropio ¿Cuánto dura y qué retenemos de ese disfrute parcial de un momento?

¿Un reino me dará la dicha que hoy no tengo? ¿Cien mujeres y una docena de concubinas me bastarían? ¡Básteme una! Ya dos no quiero. (¡Hmm! La “lección” de David, con Betsabét o, lo desagradable que le hizo Absalón, me son suficientes).

La adoración no es un acto de humillación, sino de sublime rendición, a quien le debemos todo.

Ese relato de una dama, volcando un costoso perfume sobre Jesucristo, secando Sus pies con sus largos cabellos... ¿No es una escena llena del más puro erotismo? ¡Para mí lo es! (muy sensual, por cierto) De no serlo ¿Por qué se enojaron algunos de los presentes? (Lucas 7:39, 47) (para una mente religiosa, ridículamente obtusa, la imagen vívida no tiene el efecto que yo sí veo). El Cantar de los Cantares... ¿Lo escribió Dios? ¿Es la palabra “literal” de Dios? ¿Es ajeno -Dios- a las emociones santas que nos ha sembrado?

Sea lo que sea, ese amor (Agape y Eros) no es un “invento” griego ni de Safo. Además, Jonatán y David han sido duramente criticados por ese amor Phileo que, por así decirlo, literalmente, trastornó la relación que Jonatán debía a su padre, el rey Saúl (Lea su Biblia).

A fin de cuentas, no iremos al nivel siguiente de la eternidad con el carapacho, el cuerpo se deja en la gaveta de la tierra; a menos que Dios nos resucite en esa gloria que hoy no vemos ni podremos ver o imaginar, sino hasta Su 2da venida.

Siendo como soy, si me ponen la tentación de una jovencita (aquella que ví en una camioneta de Los Teques). Si me dicen: “¡Arrodíllate y adórame! Que será tuya...” ¿Me comeré ese cuento chino?

Hay una enseñanza muy simple, se la debo a Jesucristo: Odres viejos con vino viejo y odres nuevas con vino nuevo... ¿Le hallan aplicación a ese aspecto de esta vida?

Ninguno que haya bebido del viejo dirá que el nuevo es mejor” (y viceversa).

Hay una aplicación práctica de estos dichos que tienen que ver con lo humano, con el amor (pero no les diré mi secreto) (descubran el suyo) (escuchen la canción de Steve Perry “You´d better wait” y tendrán sus ideas).

Psicológica y humanamente, flaquearíamos ante una tentación como esa (pido a Dios no caer en el auto-engaño de pensarme -quien ya no soy- e involucrarme con una joven o una vieja que no esté a la altura de mis sueños y convicciones) ¡Imagino el golpe de mi caída! (los trancazos enseñan). ¡Ja! ¡Ja! (no se me olvida lo aprendido en Octubre 2011) ¡Ah! Y esa resultó de 55 años, pero se me coló; porque mi corazón no pide la edad ni la de cédula de identidad ( ¡No me hagan eso de nuevo! ).

No estoy en las filas de aquellos que predican el evangelio de la felicidad inminente ni inmediata y, por otro lado, sé que hay un peso que Él nos quita al enrolarnos en Su militancia.

No formo parte de ningún grupo o credo, excepto de pasar por la línea de los que dicen: Necesito a Jesucristo, y le he aceptado como salvador personal.

No caeré en la mentira evangelística de que “somos salvos”, sino que “seremos salvados” (si al Señor Jesús le place, y si Dios quiere). “No todo aquel que me dice “Señor” “Señor” irá al reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre” (poco me importa la visión proselitista católico-paulina: Si persevero HASTA EL FINAL, Él tendrá a bien llevarme a Su eternidad) y quiero Dios me bendiga desde ya, aquí (eso es Su soberana decisión, no la mía).

No voy a seducir a nadie en mi fe, ni a nada que no tenga por cierto. ¿Enriquece el evangelio? (Ezequiel 34). La dicha que nos trae este gozo ¿Viene de la abundancia material? No creo en el movimiento de la Prosperidad ni en el Neo-apostolado ¿Hay otro Saulo- Pablo más por las calles?

Si Jesús no tuviese claro Su lugar ni Su rol (en el cielo y en la tierra) ¡Tal vez! Muy remotamente, me habría decepcionado. No por alguna incoherencia en el relato Bíblico, sino por falta de personalidad. No por haberse negado a ciertas pruebas fehacientes, tangibles, etc.; sino que, si Su palabra no fuera verdad, los Evangelios serían otra habladuría humana.

Muchos de nosotros accedimos al bautismo por la promesa de que obtendríamos perdón de pecados (buena razón para “acceder”), pero -otros- pensamos en los beneficios de una vida eterna, esa inmortalidad terrena en la que el dolor de la vida se “anestesiaría” o cesaría: Si no comienza la vida eterna, desde aquí, ya no la quiero (y no hablo del dolor, sino de cualquier cosa que sea una “eternidad” sin sentido, un despropósito intrascendente).

La adoración, tanto como el amor, es la puerta a esa eternidad, que comienza hoy (no lo entendía así, hasta hace nada) (tuve que leer y entender).

De momento, me insisten con la trampa:
·         Te damos la carajita...
·         Te damos el dinero que necesitas: “Amor con hambre no dura”.
·         Te resguardamos la casa y “nadie” pasará ese cerco que te prometemos.
·         Será tuya y solo tuya.

¿Caigo de rodillas? ¿Me rindo y fatalmente me postro ante las falsas promesas de este mundo?

Cincuenta años de perseguir quimeras enseñan. Medio siglo de aprender solo -y acompañado- es más de lo que pudo darme una semana de clase intensiva en la universidad ¿Hará, cualquier diablo, algo bueno por mí; algo que no sea capaz de ganar o conquistar yo mismo?

Trabajé, más de una vez, en trabajos de seguridad y, pese a mi deseo, solía oír los cuentos de algunas esposas que se volvían infieles. No tanto por ociosidad, sino -lamentablemente- por el desempeño laboral de sus esposos o maridos. Algunas veces reíamos... Sin embargo, la mueca interior, la que no mostraba mi hipocresía, no podía ocultarse en mi mente, en mi conciencia. ¡Tuve una esposa fiel! Pero todo se desplomó cuando yo dejé de serlo... (y duele cuando te hacen lo mismo).

En el campo de la seguridad -la seguridad como tal- no existe: Ni en el matrimonio, ni en los ingresos ni en nada (igual pasa con cualquier hombre o mujer que deba portar un uniforme, incluso en el área civil).

Lo único, lo verdadero, es esa carga de emociones, tuyas, mías... Si algo ha de ser ¡eternamente salvo! Será eso. El resto es vivencia compartida.

Nadie, que se sepa, es invulnerable a la tragedia humana. Extrapoladamente, si el Hijo de Dios llevó
palos, escupitajos y clavos en Sus pies y manos (coronado de espinas) ¿Somos mejores que Él? ¿Hay un bypass para el dolor del vivir? (por eso no predico un evangelio de felicidad instantánea).

Del padre de las mentiras jamás esperaré nada bueno; menos una propuesta o una tregua en traidora su guerra.

Mis peticiones, mis sueños, mis ansias... y ruegos, siempre serán dirigidos Dios, o a la intermediación de Su Hijo, Jesús de Nazareth (nadie más en medio) (Hechos 4:12).

¡Otra cosa! Si uno tiene una relación -por platónica que sea- con una persona que no tiene un compromiso con Dios, tampoco lo tendrá firmemente con Ud. Si se involucra (o casa) con un inconverso, con un “mundano/a” y pagano (a), el “padrino” de esa boda es un diablo (tómelo en un amplio y buen sentido).

Si todos nosotros necesitamos restauración, si todos hemos sido inhabilitados para amar verdaderamente, a la altura de la expectativa que -secretamente- ansiamos; no es muy conveniente esperar mucho (ni dar mucho) ¿Para qué apegarnos?

Visite la familia de su futuro esposo o esposa... Si todos son embusteros ¿qué probabilidad le ampara y qué cosa avala la idoneidad de quien Ud ha escogido? (Refrán: “Hijo de gato...”).

Y, aún siendo sacro santos (mírenme a mí) ¿Soy buen padre? ¿Buen hijo? ¿Buen esposo? La imperfección en persona... (No soy una buena opción) (tampoco la peor).

Hay quienes nos acercamos a una iglesia -a Dios- por conveniencia egoísta: Ya no quiero la prebenda (en caso que pensase viejas).

El cielo, por una parte, no me atrae (menos pensar en mansiones y pendejadas materiales sublimadas). Si no las tengo aquí ¿Qué necesitaría más allá?

Lealtad, amor, sinceridad, etc., éstas sí son cosas eternas y de mayor valor tangible que un billete en mi bolsillo (y, lo que quiero comprar, no es tan insignificante como la paga de un sólo día).

No sé de dónde provienen los sueños ni qué nos impulsa.

De niño, que recuerde, más que el apego a la vida, tuve valores inculcados y no propios: “¡Estudia! Para que seas alguien en la vida”... Si ese adagio es verdadero, si la sabiduría del pueblo es “verdad”, admito no ser nadie y ¡soy culpable!: “Nadie es perfecto” “Nadie me quiere”, etc. (¡Ja! ¡Ja!)

Somos “tan insignificantes” que, Jesús mismo dijo: “El más pequeño es el más importante...” En ese sentido, aunque no de un modo exhaustivo, me gozo en leer esas palabras de Jesús, referidas a los gentiles (nosotros los paganos y mundanos) que, para el momento cuando Jesús, el Mesías, sanaba a un siervo (un esclavo de un centurión romano) éste Jesús vio a miles de hombres y mujeres “insignificantes”, a gentiles que “vendrían del este y del oeste”, aceptando la invitación del Salvador (Mateo 8: 11-12) ¿No cuenta eso, para tí y para mí?

Dios ama a Su pueblo, a los que le alaban e invocan el nombre de Su Hijo ¿Por qué me costó tanto entenderlo? (fui herido y desarrollé argumentos para “sostener” mi razón de no buscar a nadie, para aislarme de lo que no me agrada del mundo). Hice de Dios a otro yo, insípido e “indiferente” (nunca lo fui: Me escondí en mí mismo). El día que tengas dos hijos y dos hijas, sabrás quien te quiere por ser quien tú eres o por las cosas que das o podrías dar (eso, también cuenta, en nuestra relación con Dios y con el resto de las personas).

Dios honra a quienes le honran   (Juan 5:23; 12:26).

Satanás es un defraudador y, debido a sus repetidas acciones, no gozamos de una completa comunión con Dios, mientras vivamos alejados de una devota entrega y adoración: Si no adoramos a Dios, en Espíritu y en verdad, no conoceremos esa dimensión espiritual reservada para los adoradores que Él busca.

Suena raro que Él pida total rendición (confianza) e incluso una forma de exclusividad parecida a la que nos debemos esposos y esposas (exclusividad marital) ¿Es malo reservarse?

Satanás, por su parte, siente fascinación en quebrantar los buenos propósitos, las relaciones de fidelidad mutua y, si tiene una victoria, por pequeña que sea, su anhelo es llevarnos al lecho del pecado (jamás trata bien a nadie).

Si Dios quiere confianza (Deut. 6:5, 13-14) el Adversario se goza en pervertirla (pero la re-conexión se restaura por la rendición, la confesión, el arrepentimiento, en nombre del Señor Jesucristo).

¿Qué tiene que ver todo eso con el amor?

El mundo espiritual, el interior, tiene concordancia con lo que nos rodea. Si mi mundo espiritual está mal, pervertido, es muy probable que -mis circunstancias- no sean las ideales (las ideales para mí).

Puede que tengas una relación magnífica, contigo mismo, y, de repente, aparece gente que te trastorna. Puede que no lleves una buena relación con Dios, y las circunstancias comienzan a hablarte, a recriminarte, a susurrarte. ¿No te pasa?

Si tu relación de parejas es “perfecta”, si nada sale de la monotonía que te has permitido, ¿No salen alternativas, insinuaciones? Y los que nunca te habían notado, “parecen” interesados en tí? ¿No lo habrás notado? ¡Huye de eso! Atácalos con la verdad y no ceses (lamentarás, si caes).

Muchas enfermedades de transmisión sexual entran una vez, y no salen.

Mucho de lo que debió y pudo ser jamás se verá, luego de un error (no le llamaré pecado).
Algunos terminamos solos, en la calle incluso ¡abandonados y mendigando! ¿No me habla esa realidad? (yo les he visto).

Los problemas, muchas veces, son consecuencias de nuestros errores ante nuevas oportunidades para crecer ¡Depende del enfoque!

Solía verme, a mí mismo, como inmerecedor de ciertas cosas (no recibiendo las que -según yo- sí merecía). De momento, las circunstancias me hacían ver a un mudo, un ciego, un mocho... Y ajustaba “mejor” mi perspectiva. ¿Será la vida más cómoda -y grata- para quien no tiene una pierna o las dos manos? ¿Nos gustaría una vida que inspire lástima o tristeza? ¿Serán más fácilmente recibidos y aceptados en los grupos de “élite”, o donde están las chicas más bellas o los jóvenes más talentosos?

Piensen, por un minuto, en los países donde la actividad productiva es reducida hasta los 35 o 40 años ¿Es Ud o yo menos inteligente o más incapaz a esa edad?

Para buscar un empleo, cuenta con más “desventajas” de las que admiten en los jóvenes (la poca experiencia)... Pero como la empresa desea lucro, una buena imagen “corporativa”, es muy posible que contrate a la persona que sabe menos, que “durará” más y, con la ventaja adicional, de que saldrá de rumba con las jefas y jefes (Ud. sabe a lo que me refiero).

La fealdad, como tal, no es una desventaja; excepto para los gustos. ¿Cree Ud que me pueda gustar más un perrito Sharpei, en lugar de un Rottweiler? ¿Me gustará menos un caballo que una burra? (las respuestas y escogencias son suyas, no las mías). Sin embargo, Dios no hace acepción de personas (yo sí) (perdóname por ello, papá).

Estos días conocí a una joven, regresando a mi casa.

El cuento es más largo y lo dejaré en mi manuscrito ¿Será fácil, para ella, el día que desee casarse? ¿Será acepta por otro, gustará así, como está? (Ella tiene el corazón de una niña de 15, pero su edad cronológica presenta una disfunción).

En ese momento, conteniéndome, desvié la mirada hacia la ventana. Levemente, la tristeza -por ella y por mí- me embargaron y retuve una lágrima...

Ayer, visitando a un amigo, me mostraron las maravillas que pintan ciertos jóvenes y adultos, asistidos de sus bocas, sus pies... ¿Son menos personas por eso? ¡Son culpables por perder la movilidad de sus manos, la “belleza”, a consecuencia del daño que sus circunstancias les robaron?

En el  amor, en las oportunidades, si no nos ha mutilado la vida, nos mutilamos nosotros; pero la realidad no puede ocultarse con un dedo o un exceso de optimismo: La búsqueda de cada quien no puede o suele coincidir con la mía. ¡Tú eres tú! Yo soy yo. ¿Ajeno es Dios a mi realidad y a la tuya? ¡Imposible! ¡No es cierto! (hay una batalla simultánea contra el yo, contra el otro y contra todos).

He visto cómo las aves defienden sus nidos. Sé cómo pelean las abejas el manjar escondido de su miel silvestre.

¿Haré menos yo? ¿Abandonarás tú, esa lucha? (será lo que decidas, pero -esa dicha- no viene en una lata de sopa concentrada).

Al ver a Yuli, la chica que no se siente disminuida ni menos, pensé muchas cosas; pero ella es genuina...

Vuelto a casa, con la ansiedad del regreso, me saludé con un amigo cristiano.

-¡Te tenía un mensaje!... Pero se me olvidó qué era -Me dijo.

Me pareció raro, que recuerde, no suele darme mensajes (ni recados) pero, con frecuencia (aparte de hablar o escribir, me gusta oír lo que me dicen).

-¿Verdad? ¿Qué sería?
-Era una lectura Bíblica.

El auto que me llevaba comenzaba a moverse, nuevamente.

-¡Ah! ¡Léase a Hageo!
-¿Un capítulo en particular? -Inquirí, tratando de enfocarme a lo que deseo.
-¡Es cortico! Léalo todo.

Interiormente, me esperaba una respuesta específica, distinta; pero, todo Hageo, es una forma de responder a varias cosas que pasan (no solamente a mí).

Subí a mi cuarto, solté el lastre y comencé a leer (a entender).

Sin ser profundo, Hageo muestra a un Israel conquistado por otro gobierno extranjero. Sin indagar en lo que puede servirte, sirvió al trasfondo de mi vida: “Reconstruir el altar abandonado dentro de mí”.

Hay momentos en que uno puede subestimar las cosas que deberían ser las prioridades primarias y, si las circunstancias no nos advierten POR LA FALTA DE LOGROS, seguiríamos adelante sin advertir que (los cristianos) (por chimbos que seamos) debemos buscar primeramente el reino de Dios y, el resto añadido será: Eso es parte de Su justicia.

¿Prosperan tus negocios mientras robas y mientes?
¿Avanza el país mientras la corrupción es permisiva y, de alguna manera la justificamos para adquirir algún bien material adicional?

Hageo habla de ese afán de edificar mansiones, lujosas casas; mientras a Dios lo metemos en un rancho... ¿En qué cubículo de nuestras vidas echamos lo que pertenece a Dios? (Obvio que NO necesita una morada, sino un espacio de vida en nosotros).

Muchas veces, aunque parezca duro, Dios corta nuestros recursos, lo que “adoramos”, para volvernos a Él. ¿Está detenido tu torrente económico? ¿Disminuye tu salud? ¿El bolsillo está flaco?

Uno halla excusas, encuentra argumentos pero, muchas veces, las cosas no van mejor porque nosotros marchamos mal: Si eras “mal” estudiante ¿Las calificaciones escolares recibían el costoso 20?

Las circunstancias pueden hablarnos, así como a Job (pero no somos Job y no necesitamos serlo).

El olvido que demos a Dios, también a nuestros seres queridos, se manifiesta en las circunstancias y, sin embargo, no siempre será proporcional a lo esperado: Mejor es dar que recibir. Mejor es tener para poder sembrar.

Uno puede hacerse un reino para sí mismo, pero ¿execrando a quienes no debemos echar fuera? ¿Estás unido a Dios o divorciado de Él? Tu familia... ¿Necesita medicina y terapia?

A veces, me suele pasar. Dedico demasiadas horas a lo que me gusta, a lo que aprendo ¿Qué me pasó? Herí, sin saberlo, a una mujer que esperaba más tiempo y más amor de mí (una falla que no advertí ni supe entender). Pensé que estaba en lo correcto, pero hay cosas que se irán por esa razón no razonada (traté de enmendarlo, pero se fue y yo me vine). Si quieres ver, aprende de lecciones ajenas: Se ahorra el sinsabor y el dolor.

¿Qué puede darte el mundo que Dios no haya pensado darte antes?

¿Lograrás lo que no has conquistado? Y, cuando lo hagas ¿Cómo te librarás de ese prolapso emocional? (¡Te lo advierto! Hasta mareos da eso).

La casa que Dios quiere no es un rancho ni “altarcito” escondido en el cuarto más oscuro y menos visitado de nuestra vida... ¿Y luego le EXIGIMOS? ¡Ja! ¡Ja! (río de mí).

¿Será posible que Dios comprenda nuestro vacío emocional o material? ¿Tan duro es que Él intuya lo que nos sucede y lo que buscamos? ¡Uff! ¡Qué modo de subestimarlo!

Hemos sido diseñados, de modo tal que, sin Él, nada es (al menos yo lo siento así).

Pensaba que era una “debilidad” necesitar de alguien. Si fuera Dios -me decía para mí mismo- ni vuelta a mis pies daría: ¡Me equivoqué! (Perdón, Perdón) (ahora entiendo la diferencia).

Lo importante no es el edificio, sino el tiempo y el ESPACIO... ¿Qué es lo importante de un regalo? ¿El envoltorio o lo de adentro? (sin embargo, todo tiene su valor) Pero la vida no se puede llenar de intenciones ni envoltorios ¿o sí?

Una amiga o un amigo, si tal cosa es, se mantiene en el tiempo y en el espacio ¿Cuánto espacio media entre tú y quienes dices ser amigo?

Con frecuencia río de esos chicos y chicas que se jactan de tener 100 ó 500 contactos o fans. Con frecuencia, sus “comunicaciones”, son un mensaje de spam o un forward rete-copiado ¡Qué forma tan original de confirmar los lazos de amistad!

Mis métodos no son ortodoxos ¡Lo sé! Pero, algo que hago, es medir: no soy fácil (y cada quien en lo suyo).

¿No nos prueba Dios? ¿No nos prueban los amigos? La lealtad tiene un precio ¡incluso una paga! Sea material o el aplomo del afecto.

En Hageo, por Su parte, Dios dice: “Yo estoy con Uds” (Hageo 2:5) ¿Sólo con ese Israel disperso por el mundo? ¿No hay continuidad del Antiguo Pacto con el Nuevo? (yo veo uno solo).

Jesús, en el Nuevo Testamento, despidiéndose físicamente de sus apóstoles escogidos, les dijo: “Yo estoy con Uds TODOS LOS DÍAS” (Mateo 28:20b) ¿A dónde “lo meto” cuando participo en la mentira ajena, cuando me robo con los ojos a quien no me pertenece? Y esa no es la única forma en que dejo de construir el altar de Dios en mi vida... ¿Cómo tienes tú ese rancho?

La salud, la reconstrucción de una nación o de una familia es proporcional a la manera en que cada uno de nosotros tenga a Dios presente en su vida (cómo me gustaría que Él se los confirmara a Uds).

No obstante, créele a Él, el día en que le devuelvas Su lugar -su sitio preferencial- y entonces te dirá: “Mi Espíritu está con Uds” (Hageo 2:5) Te sonreirá y te dirá: “Sé fuerte” (Hageo 2:4b) ¡Hasta el final!

The Church



The Church I would belong shouldn´t be in the city.
I rather like it empty, than piled with benches or people.

The church I will attend to is not that I would visit once on the weekend, but several times, during my life time (but I don´t see it).

The place where I live have too little options.

I left some material conveniences just to avoid the pushing of many events, and the frustrating deception I got while living as a cityman.

Deep in me, I was a hermit; but I became real when I moved to the contryside and could avoid religious opinions, many denominations, I don´t cope with.

In my childhood I was me, a very homie boy, who wished to have his hut on the woods. Grown up, I paid the price, but few churches have been like that I dream of

Did I told I was a street preacher?

My concern was not on attendance, but on spreading the word.

Those days I served and gave the best of me and God paid me back with food, clothing and shoes (but I failed, I went wrong).

I still don´t know why I stopped (something, deep in me,  is crashed: And I don´t know!).

Will you tell me God?

This sadness, this dissatisfaction...    I smell it, almost.

I know part of this, but still: I don´t know!

One thing I´m sure: It shouln´t be with the people I ran from.

It´s not with religiuos legalism, without denominations, and I was baptized by a James Dye, from the Christian Churches (?) when the Team Expansion was working in Venezuela, one July 7th.

In Colombia, two years ago, I shared with several tendencies and, there, catholics prayed together with protestants (but I know this won´t work too long: Different yokes).

Today, oddly, I visit some friends who belong to a movement that they identified with an international ministry related to certain kind of “apostleship” (of course, I don´t believe in Neo-Apostleships same way I disbelieved the Doctrine of Prosperity) Apparently, the came from a branch of the Assemblies of God...

According to my local experience, Pentecostalism and Jah´-witness are growing in the countryside. There, I don´t want my picture taken! (I can´t tell you a dream I consider a vision: If its signs appear, I´ll do what that vision spoke to me...). Meanwhile, I consider safer my Secular Hermit´s doctrine