Tuesday, November 17, 2009

Darlo todo… ¿o todo en partes? (Marcos 12:41- 43).

En aquellos días del último templo que se hubo construido en Jerusalén a lo largo de 46 años, cuando gobernaba Herodes El Grande, había una guardia para el sacerdocio. Tipológicamente pensamos que serían soldados romanos, pero –la verdad- no podrían serlo, puesto que, según la cultura de la religión judía, éstos “contaminarían el templo”, así que debían ser judíos. El Sanedrín y el entorno de la compañía, por ley de protocolo, debía tener sus escoltas, lo mismo que guardaespaldas y, en su defecto, influencias ($) que le permitieren congraciarse con el conquistador de Roma, al efecto de salvaguardar la seguridad personal de la élite que gobernaba la cultura religiosa de millones de israelitas, los días de Jesús.

Esos guardianes del templo, como cualquier otro en esos días, cuidaban del normal desenvolvimiento humano y de los servicios “públicos”. Un ejemplo claro es aquel donde -al acontecer cierto suceso anómalo- “cerraban las puertas” o apresaban a los que estuviesen “fuera de orden” y los metían en celdas dentro del mismo recinto sagrado (Hechos 4:1-4).

Ese día espacial para aquella viuda, hubo guardias custodiando las alcancías de las ofrendas. Del mismo modo, habría una guardia muy especial que cuidaba el grueso de los tesoros del templo, puesto que Roma cobraba impuestos del sacerdocio y de aquellos que visitaren el lugar… Es cierto que tendrían alguna clase de cerrojo para evitar triquiñuelas, pero –no sólo con ello- se empleaban hombres como guardianes custodios.

Resulta un tanto ingenuo el Señor Jesús resaltando ese simple acto. Es obvio que no pudo estar a menos de 5 mts del lugar donde ponían las monedas y, especular acerca del volumen verdadero de las personas, es tan inexacto como calcular la cantidad que podría guardar tales alcancías; por este motivo –obvio- Jesucristo pudo resaltar el hecho inescrupulosamente desprendido de una viuda, que no retuvo nada para sí y, en su humildad, hasta debía guardarse de ser mirada por ojos ajenos, no sea que le tuviesen en menos, por haber dado tan poco (comparado a la ostentosa exhibición que podrían manifestar otros que descargaban sus bolsas de cuero en puñados de oro, plata y otras monedas).

La guardia de “las alcancías” no era la misma que custodiaba todo el tesoro verdadero del templo. El sacerdocio tenía su apropiada jerarquía espiritual y su jerarquía económica (de allí que los fariseos tuvieran preeminencia “espiritual” versus los saduceos).

Hay que recordar, por otra parte, que dentro del área del templo, no se dejaban circular otras monedas que no fueran “las del templo” y éstas eran las mismas que volcó Jesucristo, el día de su enojo, cuando decidió “purificar” el templo, puesto que –al cambiarse las monedas de curso “legal” en el imperio romano- los cambistas cobraban un porcentaje adicional (como en las casas de cambio) sobre el valor verdadero de las monedas del templo.


Así, entre los cambistas y el sacerdocio, existía un negocio, una relación comercial no instituida en las leyes del Antiguo Testamento; sino una creada en la tradición de los hombres. ¿No era raro que Jesucristo enviase a Pedro por una moneda dentro de un pez para pagar los impuestos del templo? (Mateo 17:24-27) ¡No! Pero “los hijos del rey estamos exentos del pago de ciertos impuestos” ¿Quiénes eran los entes recaudadores? ¿Eran agentes contratados por Roma o representantes del templo? Me inclino a pensar que eran siervos de Roma, pues, de ser agentes del templo, debían operar en el templo mismo… ¿Cómo pagarían las empobrecidas viudas? ¿Las dracmas griegas eran monedas del templo o de libre circulación -como el denario- en Roma? (Estatero = 4 dracmas).

Lo que prefigura el oficio en el templo, el sacrificio perenne y el ministerio sacerdotal fueron eliminados. Jesús, como sacrificio ministerial y sacerdote supremo, terminó, cumplió y obolió los requisitos que la antigua ley demandaba de los hombres (en cuanto a sacrificar animales inocentes por el pecado humano). Al morir, el Padre Celestial rasgó el velamen del Lugar Santísimo y puso al descubierto que no fue obra de hombre (Mateo 27:51) y, para corroborarlo con hechos históricos, llegó al punto de permitir la física destrucción del templo –por los romanos- en el año 70 de la era cristiana. De ese modo, ya no hay sacrificios de animales -¡los interrumpió Él!- cuando Jesús dio Su vida por todo aquel humano que se confiesa pecador ante el Supremo y se arrepiente públicamente y cambia su forma de vida.

Es cierto que la viuda pobre se quedó sin dinero para su cena, pero Jesús tuvo muy mala digestión la noche que lo capturaron para sacrificarlo como un cordero de pascua. Es cierto que uno se desprende de cosas y del dinero cuando tiene en demasía, pero esa mujer pobre -y muchas personas- entregan demasiado cuando ciertos seres inescrupulosos explotan el ejemplo de un acto desprendido ¿Existe tal templo hoy? ¿Cuántos son los gastos reales de cada congregación? ¿Deben mantener los creyentes a los pastores?

Para y por DIOS hay que darlo todo. Parto de ese principio: Todo lo que tengo y soy lo debo a los medios y circunstancias en las que DIOS me ha permitido estar. No obstante, ese todo no es para una congregación, denominación o “ministros” de DIOS, sino para las personas que DIOS me pone en el camino, en quienes reconozco las necesidades humanas que Jesucristo satisface. No puedo hablar de amor, si no hago actos de amor. No puedo desear el bien, si no hago –a otros- el bien que deseo y otros obran en mí: El tesoro de muchos está demasiado enriquecido como para descuidar las necesidades de extraños que padecen hambre, que desean completar un pasaje o comprar alguna ropa.

Hoy, tanto como hace 2000 años, puedo ver los excesos humanos. Puedo ver a tantos presumir con la holgura que otros no conocemos y la indiferencia apática que padecemos. Noto el favoritismo razonable de quienes ofrendan más dinero a los pastores que los pastorean ante quienes producen menos o se confiesan menesterosos y desean “ayudas” de la iglesia. ¿Es responsabilidad de la congregación apoyar ciertas familias o es un asunto del deber individual?


Veo a Jesús resaltar el comentario por encima de las personas que daban en abundancia ¿Proveyó las necesidades alimenticias de esa mujer el Seños Jesús? Causa sorpresa ver gente dando miles de monedas para ciertas obras, especialmente cuando uno conoce lo reducido de nuestros presupuestos personales ¿Debo “sacrificar” mi sueldo para la obra benéfica, la obra misionera de la iglesia… o es un asunto personal, en lo cual debo enrolarme?

Hace más de una década oí de “la teoría de la prosperidad”. Hace más de 10 años traduje uno de los libros de un africano llamado “Benson Hinojosa” (o algo parecido). Hoy, recurrentemente, hay un apuntalamiento de la doctrina de los apóstoles, y todos desean serlo, en virtud de aquello de ser administradores del dinero ajeno, tal como aquellos a cuyos pies ponían el dinero de lo vendido (Hechos 4:34-35). ¿No es la mismo que la teoría de la prosperidad de Raúl Ávila? ¡Sabe alguien qué es el G-12?

Deseo poder ver a uno de los que se hacen llamar “apóstoles” diciendo: “No tengo ni oro ni plata, pero lo que tengo te doy? (Hechos 3:6-7). Sin embargo, paréceme oir cada día lo contrario y, en vez de consolidar el reino de Jesucristo intentamos consolidar el culto al personalismo, a la exaltación del ego insaciable que no se agota de comprar lo que se venda y nos enaltezca la ambición.

Darlo todo no es fácil (ni deseable). Desprenderse de lo que atesoramos cuesta tanto que desarrollamos una clase de dolencia por cada desprendimiento y, al hacerlo, creamos una nueva escala de valores que va más allá de lo monetario: La escala del valor emocional.

No estoy muy seguro del hecho de que tal viuda haya dado esa cantidad “insignificante”, aunque “lo poco” puede significar mucho –todo- cuando se da de pleno corazón y con la mejor de las intenciones: Me pasó así este sábado. No tuve dinero para hacer una ofenda en un servicio y, aunque nada debo a quien lo hace –y no es una pastora o mi “templo”- al pasar pocos días, hice mi ofrenda por la persona que busca gente para llevarla a presenciar esos servicios evangelísticos, pues, ella pone de su tiempo con especial dedicación y oración, a fin de que las personas escuchen el evangelio ¡Eso es lo que para mí vale! (que la sustente Dios).

Darlo todo es un acto voluntario. La coacción no tiene lugar y es un acto unilateral y personal. Me indigna cuando ciertas personas usan Las Escrituras para “impulsar” la iniciativa. Son astutos para leer Malaquías 3:10-11 y manipular una cosa que ha dejado de ser, e caso de que uno no entienda que “el templo” –ahora- es cada ser humano. ¿Tiene Dios necesidad de pedirnos algo? ¿No se basta a sí mismo el Creador de los cielos y de la tierra? ¡Ridículo cada texto que lo expone como un ser dependiente!


Yo, Ud. y todos podemos ser canales de bendición para otros (con mayor necesidad que la nuestra), sea en lo material y en lo espiritual. Como decía Santiago: “¿De qué sirve decir: “Dios los bendiga”? si uno sabe la necesidad de vestido o comida que tienen otros y ¡no damos nada!” (Santiago 2:15-17).

Mi necesidad es espiritual. La material Dios la va cubriendo… pero ¡qué bueno sería contar con la oración de alguno! que me ayudara a vender mi casa y salir rápidamente de este país.

Saturday, October 24, 2009

Entender el tiempo para no ser condenado.

Solía leer este texto con liviandad. Siempre lo consideré en la perspectiva humana y nunca en la óptica vertical, espiritual. No es poco común tomar previsiones ante las “señales” climatológicas. Todo niño y adulto advierte la oscuridad del cielo, se apercibe y busca herramientas de resguardo (abrigos, paraguas, etc) posponiendo o adelantando los planes que haya hecho para ese particular día. En los países más avanzados, aquellos que padecen la inclemencia de fuertes vientos, granizadas o nieve, existen organismos que vigilan las señales climatológicas e informan sus pronósticos atmosféricos y, mucho más precisos, puesto que errar significa la pérdida de vidas y valores reparables.

Hace 2000 años (antes, mucho más) la humanidad advertía las señales de los tiempos. Había temores e ignorancia infundados, puesto que se desconocía la naturaleza de rayos y truenos, aunque se entendían las consecuencias de las tormentas, el daño de los ríos desbordados y el hambre a consecuencia de largas sequías. En medio de esa desolación, el dolor y hasta la muerte eran los efectos indeseables al no resguardarse ni prepararse ante las señales que se advertían desde los cielos.

Jesucristo, en los días de su visitación, enseñaba la moraleja del entendimiento popular de mirar al cielo y elaborar su propio pronóstico meteorológico: “Lloverá si se ven nubes” “Hará más calor” (Lucas 12:54-55).

Es obvio que no era una lección de meteorología lo que enseñaba, sino Su observación para que pronostiquemos nuestro tiempo. ¿Quién es ajeno al encarecimiento de la vida? ¿Quién no toma previsión cuando su dinero pierde valor o nota la escasez de alimentos y se adelanta a comprarlos o a consumir menos?

Entender nuestros tiempos no sólo tiene que ver con lo que nos llega del cielo, sino con lo que hace la humanidad y cómo Dios nos permite interpretar esas señales indiscutibles y COMPROBABLES. Hace poco, en una universidad de Colombia, noté cómo hubieron de cambiar una valla publicitaria que alentaba a los jóvenes a no contaminarse de Sida, homosexualidad, brujería ni con otras adicciones relacionadas. Allí, específicamente, los arengaba a no caer en el vicio de la droga, el alcoholismo, la promiscuidad, pero la comunidad homosexualidad colombiana se levantó en protestas y escuché al cura de esa ciudad pedir disculpas y ofrecerse en retirar la gigantografía en cuestión... ¿Cómo interpretamos estas señales?

En relación a la ley, en muchos países, hay libertad de culto. Unos prefieren adorar a Satán y otros al DIOS verdadero. En la época de la inquisición eso no habría sido posible, en cuanto a la permisividad de la ley, pero los adoradores del Diablo han existido desde hace mucho y, de seguir así, algunos países tendrán leyes que permitan la adoración satánica –con amplias libertades- puesto que, desde varias sub-culturas, el lema de “Piss Christ” se viene levantando desde el tiempo de “Peace” que fomentaba el consumo de alucinógenos, el sexo libre e irrestricto y las consecuencias de hijos sin padres o madres existe hasta el sol de hoy ¿Quién es responsable de tanto hampón, secuestro y robo en Venezuela?



Uno es libre de ponerse el tatuaje que le venga en gana, pero no me dejaré marcar por nada ni nadie. No soy una res en el corral ajeno para que venga otro y me selle, con “algo” de su propiedad, pero muchos –voluntariamente- se tatúan un “ 666”. ¿Será esa la marca que el libro de Apocalipsis decía? ¡No! La marca no es ese número, sino uno binario, un código universal unificado y estandarizado, donde la permisividad (tolerancia al pecado) será una constante. ¿Quién le niega derechos a la comunidad de brujos si se levanta en una protesta, alegando que la pancarta universitaria socava sus derechos al decir (por inferencias) que la brujería “contamina”? ¿Quién dudará si un grupo de alcohólicos se levanta y lleva ese caso -a tribunales- por el hecho de que una valla publicitaria discrimine al alcoholismo como un vicio degradante, al igual que las drogas?

La industria del licor se beneficia del vicio del alcoholismo. La industria de la droga beneficia a quienes se dedican y financian la red que envuelve a millones de personas en la indigencia y el hampa mundial, pero –como es una industria- ¿conviene o no que se legalice? ¡Interprete la señal de sus tiempos!

Jesús, queriendo que nos hiciésemos sabios, nos dejó muchas lecciones. Lucas 12:54-59 no es sólo para pronosticar aquellos días, sino el “presente” que nos lleva a los últimos días (sea hoy o dentro de 20 años). Ser sabio es ver hacia arriba y nuestro horizonte, en el aspecto espiritual y en el aspecto humano ¿Quién puede ser optimista observando el presente venezolano, con un gobierno corrupto, demagógico, que dice regalar recur$o$ a naciones “vecinas”, mientras los ciudadanos propios reclaman derechos salariales incumplidos, mientras la cúspide oficialista disfruta los beneficios del poder, mientras ésta recibe desproporcionadas comisiones -en cuentas secretas- bajo la complicidad internacional de bancos que no suministran nombres ni la data ni el origen de sus fondos, porque el mundo gira en función de esa marca ($)?

La lección total del evangelio es ARREPENTIMIENTO. Un cambio total de dirección que confiesa su pecado, se arrepiente y NO VUELVE A HACERLO. Un giro de 180º para no hacer lo malo y, como fruto de ese cambio, el ex pecador DEVUELVE LO ROBADO. ¡Miren a Zaqueo! (Lucas 19:8) Un cobrador de impuestos que decide enmendarse ¡devolviendo cuadruplicadamente! lo que sabe ha quitado a otros. Si alguno procede así, paga su deuda, con un adicional de intereses… ¿Qué dijo Jesús por testimonio? ¡Lo reconoció como digno!

No es usual la confesión. Son pocos los que admiten su error (pecado) y pocos los que lo confiesan en público al arrepentirse ¿Es esto una señal de los tiempos?

Decidir “lo que está bien”, como una señal de nuestros días, no es un imposible. Si entendemos que lloverá al observar las nubes, entendamos cuáles son las señales de nuestro tiempo para que no nos lluevan las calamidades que están por caer sobre nuestras vidas o sobre la nación. La ausencia de respeto hacia DIOS y los semejantes es una “mala” señal. La licencia, la permisividad legal que se da a cierto tipo de pecado (error) nos lleva a más error y maldad… ¿Quiere alguien ser condenado?

Jesús nos habla de tomar decisiones sobre lo que está bien y lo que está mal (cada uno ya sabe de eso).



Si Ud. o yo adversamos, tenemos que llegar a una clase de acuerdo. Si Ud se molesta con lo que escribo –desde el principio- hubiera parado la lectura y cerrado con un clic (puede hacerlo) pero no podemos darle cierre al mal que nos agobia, si no nos entendemos con la humanidad ni con la voluntad de Dios. ¿Comprende esta necesidad?
¡Amén! Dios le permita que así sea.

El cura de la universidad en Colombia se vio en un predicamento legal esta semana (Octubre de 2009) y, para salir del conflicto con muchas partes –sus costos monetarios más que morales- se vio en la necesidad de humillarse al deponer una actitud que, otrora, le hubiera servido para ganar méritos o cierta clase de fanatismo (no de mi parte, pues, soy cristiano “evangélico” y –en mi mente- las sectas las crea el hombre al inventar las denominaciones: Un cura es mi semejante). ¿Hizo bien? ¡Sí! Aunque su moralidad, sus convicciones son otras y “la señal de estos tiempos” es una doble moralidad que favorece los derechos de minorías en el poder y que –por otro lado- tienen poder de influencia económica por haberse organizado. ¿Llegaremos a ese día cuando todos debamos llevar un código de barra impreso en la piel (bajo la piel) para realizar cualquier tipo de transacción comercial? Cuando observo los avances electrónicos, noto que los días no están muy lejos. ¡Nótese el ejemplo! En Venezuela, por ejemplo, si no estoy alineado con los planes del gobierno, si no me registro en el partido PSUC, soy excomulgado de grupos, de solicitudes de créditos y –peor aún- soy víctima de la discriminación política, con varios motes y hasta en la violencia. ¿Extrapolamos eso en el mundo? Note “la señal” del fanatismo político y religioso imperante en varias naciones musulmanas y no musulmanas. Si eso no le advierte de algo que está por suceder, no se aperciba ni se cubra con nada… En los días de Noé, él advertía que vendría un diluvio (una catástrofe) y muy pocas personas tomaron las previsiones para evitar la muerte ¿Tan poco vale su vida?

Arreglar nuestras cosas –con quienes nos adversan- es vital. Puede que Ud., sin saberlo, sea adversario de otro y otros, y un día le recriminarán y tendrá que llegar a ese acuerdo, pero –también- Ud y yo tenemos una deuda con Dios que debemos arreglar “antes de que nos lleven a un juicio”, en la presencia de un juez, que nos entregará a un guardia que tiene poder de arrojarnos –eternamente- en una cárcel que no tiene salida. ¿Piensa que sería bueno convivir entre personas malas que nunca mueren? ¿Se imagina la eternidad con gente indeseable que nunca morirá ni se apartará de su vida?

La razón de que nuestros cuerpos físicos no sean eternos es el pecado. El motivo no es el pecado mismo, sino que Dios nos destituyó de Su gloria –desde el Edén- por desobediencia. (Romanos 3:23). La fe, la obediencia a Jesucristo, es el camino que nos redime de esa eternidad sin Dios. Hay gente que, debido a su comunión y obediencia a Dios, se le permite tener visiones de lo que viene nos encima ¡para advertirnos! Si recibimos sus “pronósticos espirituales” podremos adelantarnos a los acontecimientos, tal como hizo Josué cuando comprendió el sueño de “las vacas gordas y las vacas flacas” ¡Dios está vivo! Y nos advierte para que no sucumbamos en lo que está por suceder a la sociedad irreverente que nos envuelve en sus “leyes” de perversidad y licencia perversa: El alcoholismo no es de provecho. Puede ser divertido el emborracharse, pero a nadie le gustaría perder un hijo con un borracho (o drogadicto) que arroye a nuestros niños en un exceso de velocidad.


¿Qué tan lícito es darle licencia a personas que no ponen límite a sus desenfrenos? Lo mismo aplica a la libertad sexual ¿Me gustaría hallar a mi hijo besándose con un homosexual? ¿Me encantará descubrir a mi hija en un lecho con una lesbiana? ¡Piense en eso! Imagine ambos casos -como suyos- y confiese si tiene doble moralidad. Carnalmente me gustaría estar con varias mujeres, pero ¿no he visto las consecuencias de tal desatino en la sociedad? ¡Yo mismo he sido víctima de infidelidad conyugal! ¿Cómo –por otro lado- propondría el “sexo libre”, si nadie tendría certeza de quiénes son biológicamente sus hijos?

Es obvio que no todos los pecados son sexuales, sino morales. La espiritualidad de nuestros actos trascienden lo físico de nuestro presente y a todos nos afectan, desde la mente hasta lo más profundo del alma. ¿Cuánto no se incomodaría emocionalmente Ud -si fuera Noé- y supiera del mal que le sobrevendría si no construyese su propia arca? Más aún, si viviese en un pueblo y le visitasen unos amigos y tuviera que discutir con “sus vecinos” en la ciudad de Sodoma y Gomorra? ¡Bárbaro! Ud ya sabe que estás cosas van pasando y ¿No saldrá apercibido?

Póngase a cuentas con su adversario. Ya no es su vecino, ya no sólo su hermano, sino –también- Dios, su Creador. Uno piensa para sí: “No le debo nada” “Estoy en paz con Dios” pero –la verdad- cuando Ud no se termina en poner a términos con sus semejantes, también, contrae un lío jurídico con el Creador (nada menos que El Gran Juez de vivos y de muertos). ¿No ve la señal de sus sombras? ¿No ve a quiénes tropieza con su marcha?

Zaqueo, admitiendo parte de su culpabilidad, ofreció cuadruplicar lo que había robado a otros. ¿No debe nada a nadie? ¿No va a resarcir por nada? (Yo debo el diezmo, cuando menos).

Jesucristo, al morir y tener que bajar al mismo infierno, predicó libertad a los que allá se hallaban presos (xxx) pero no volverá a meterse en las entrañas de la segunda muerte que ha reservado para el castigo que dará a Satanás ni a sus ángeles ni brujos servidores. ¿Servirá a Dios o al enemigo de Dios? ¡Decida hoy!

Ponerse de acuerdo con su adversario (Dios y/o los hombres) es comprometerse a un cambio, con una disculpa y alguna confesión que lo libere y, además, con una compensación material que cancele ciertas deudas. Ud no puede pagar a Dios con nada material –Cristo lo hizo por Ud- pero puede compensarlo con respeto, con obediencia a Su ley perfecta.

¡Piense! Interprete las señales de su tiempo y apercíbase. Tome las decisiones, confiese sus errores a quiénes los haya hecho y comience una vida nueva, misma que transciende los límites de esta terrenalidad.

En Cristo Jesús.

A.T.

Tuesday, January 13, 2009

No quiero hacer mi voluntad...

Wow!
Hay momentos en que el aire se torna raro, tiempo en que ese ímpetu se detiene y parece detener el duscurso del tiempo en nuestro espacio, como si hiciéramos una espera para las revisiones, contemplaciones espirituales de nuestro proceder o desear...

ha pasado mucho desde un inicio de una relación: 7 meses. Ha habido una sorpresa que disparó conocidas hormonas pero ¡NO QUIERO HACER MI VOLUNTAD! Hay un compromiso para la entrega de un dinero. Hay la posibilidad de un trabajo y más dinero y NO QUIERO DECIDIR QUÉ HACER O QUÉ RESPONDER.

Retrospectivamente, si el rol que deseaba Dios era "ser Padre Pródigo" (como en efecto muchas veces lo es), habría que volver al Edén y preguntarse "¿Qué habría hecho yo en esa situación?" sin olvidar que, a diario, cosntantemente estoy decidinedo por mí mismo, por mis conveniencias o intereses, y difícilmente considero "qué convendría a Dios" ni "qué sería mejor para la consolidadción de Su reino en la tierra".

En la calle, siendo EVITABLE, me doy la indulgencia de ver las mujeres AJENAS, considerando su figura, atributos y hasta lo que podría sentir con ella ¡muy a sabiendas que NO DEBO HACERLO!. (Uff! perro con hambre mete la lengua en la basura).

Puedo abandonar ese "hábito" de casi todoa la vida. Puedo dejar de hacer mi voluntad PARA QUE DIOS MANIFIESTE SUS DESEOS, para que me dirija en lo que le conviene a Él, pues, lo que Él desea SIEMPRE ES LO MEJOR (lo sé, pero mi lucha "adánica" persiste hasta nuestros días) (y hablo en enero 2009, cuando me desagrada vivir en un país caótico y con un presidencialismo tendiente a lo vitalicio o monárquico).

Me veo pegado a las limitantes, a las condicionantes que no detienen a otros, pero que se tornan lastre y handicap a mi avance, en caso de que esto sea progreso. Tomo un tiempo para registrar mis emociones, para traducirlas a letras y hacer una pausa justo cuando otros deciden mi paura y ejecutan las síncopas de mis silencios, mis ansiedades, en este atino de conatos de vivir y de descubrir mi verdad, pero no siendo "yo", ese yo que tengo que desarraigar cuando intenta llevarme a su abismo, del cual fui parte una vez y ¡Nada me dejó! (excepto feas marcas y hondas cicatrices).

¡Papá!
Quiero que mires dentro de mí.
Quiero que sondees mi alma, mi espíritu y mis sueños ¡Sabes cómo y qué siento! y sólo dejo este trazo de mis registros poruqe tú conoces la arena en que piso y qué rastro dejo a mi paso. Tú, Padre Eterno, sabes todo de mí y cada barbaridad y niñería que hago y he hecho ¡No soy puritano! ni deseo ser lo q no soy, excepto LA PERSONA QUE TÚ DESEAS QUE SEA: Uno más como tú, como ese Jesús que renunció a Su vida para hacer tu voluntad...

Me quedo tranquilo.
Dame las señales para retirarme a dónde debo ir: No me gusta Petare y no me gusta quedarme en esta clase de espera donde mi alma pide una cosa y la razón podría ser otra cosa ¡Anhelo tú razón! He desperdiciado 40 años... ¡Guárdame de volver a malbaratar mi tiempo, mis esfuerzos y mi reducido logro material! NO QUIERO HACER MI VOLUNTAD.

Muéstrame la TUYA, indícame QUÉ CAMINO SEGUIR, en tu hijo Jesús.

¡Amén!

(Bendice a todo hombre y mujer que clama por similar respuesta)

¡Gracias, Señor Jesucristo!

Friday, January 09, 2009

¿Quién dice la verdad?

pero, ¿quiénes sí la tienen?

La historia del conflicto árabe-israelí no comenzó desde 1948, sino desde que Isaac resultó recibir "la promesa", la bendición q Abraham recibió de Dios (según relata la biblia). Agar era Egipcia e Ismael era mitad Semita y mitad egipcio -si se me permite porcentualizar- pero, el asunto no es cuestión de "sangre", sino de tierra, eco-político: El mismo asunto que molestó a Filisteos en d´çias del Rey David, el mismo problema que afectó a los Amorreos, fereseos, etc., tanto como Jesucristo mismo evidenció cuando anduvo por tierras ocupadas por cananitas, en aquella oportunidad cuando un grupo de cerdos cayó al agua, desde un despeñadero.

Lo cierto, amigos y no amigos, estamos en los portales de una guerra nuclear (en casso de que Irán o cualquier otro suelte las cabezas e Israel le responda), estamos en un conflicto que, ciertamente, subirá los precios del petróleo y hará que se mueva la economía (por un tiempo), pero, por otro lado, creo q la venida de Jesucristo está más cerca, y veo un "armagedón" con la polarización mediática, donde sólo Israel es el "fuerte" y, la verdad, ante lo vulnerable de la vida ¡todos lo somos! y ese odio une naciones para combatir contra un pedacito de tierra (que los árabes no supieron aprobechar en la diáspora).

¡Dios! ¡cuánto quisiera ser judío! no para pelear o matar "enemigos", sino para conocer y hablar a los que pueden ser hermanos... Pero este odio lleva tantos siglos y cizañas, q terminará para siempre.

¡Maranatha!

P.S.

Recomiendo el sitio http://www.honestreporting.com/a/breaking_point.asp Allí hay un balance de la info.