Escucho al Pastor Eduardo, en su preámbulo de alabanzas, antes de comenzar la predicación y, se me ocurre la idea de que tal cosa -tan insulsa- nos la han enseñado para seducirnos y engañarnos como a necios hombres: ¿Necesita Dios el "sacrificio" de adoración? ¿Es débil Dios, para necesitar halagos, adulaciones lisonjeras?
¿Es tan simple Dios para conformarse con una insípida insignificancia de labios, como esa cosa que no nace del genuino corazón reverente que le conoce, que muchas veces sale de bocas hipócritas e interesadas?
Lo que Él desea es instaurar Su reino en la médula de nuestra razón y humana mente.
Dios quire Justicia, misericordia, y un par de cosas mas.
Dios es amor y de él y para él ha de fluir lo más subleme de nuestras filantrópicas y comunes acciones, uniéndolas a fieles sentimientos.
¡gracias Dios! tu realidad es tan distinta al dogma, a la iglesia y tradiciones.
Bendígase tu nombre en mi alma y espíritu.
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