Addendum.
(11/12/2016)
“No
es difícil creer cuando se ignora la verdad que tu experiencia
refuta.”
(A.
Toro) (22/11/2016)
Antes de los tiempos de Jesús, ya la gente estaba dividida en
opiniones sectarias, no sólo en materias de fe, sino
políticas, así como en sus propias opiniones, dogmas religiosos y
otras creencias. Cada quien, por enseñanzas, interpretación
o experiencia de la vida, se asió a su fe, a su convicción
de vida y religión. En Sus días, aconsejó a sus discípulos
cuidarse de ellos:
“Entonces entendieron que no les
había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la
doctrina de los fariseos y de los saduceos.” (Mat.16:12)
Es difícil establecer –desde la evidencia interna- las
razones por las que algunos judíos no creían en la resurrección
de muertos, como los saduceos, “quienes
dicen que no hay resurrección” (Mat.22:23; Luc.20:27).
Igualmente, es difícil determinar la doctrina que Jesús quería
evitar (a detalle) excepto lo que enseñaban dos facciones,
divisiones sectarias, del mismo judaísmo que Jesús creyó, practicó
y cumplió. Lo cierto, desde esa evidencia interna (si es que
podemos confiar plenamente en ella) es que Jesús les dijo, cuídense
de esos dos bandos: “Entonces
entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura
del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los
saduceos” (Mat.16:12) aunque hubo otros, como el de los
herodianos y el de los zelotes, siendo uno de los apóstoles ex
militante de ellos, así como Mateo fue uno de los publicanos,
partidarios de Herodes, que tenían sus tendencias eco-políticas.
Tenemos –cuando menos- cinco grupos sectarios en los evangelios:
Saduceos, fariseos, publicanos, herodianos (Mar. 3:6; Mat.22:16) y
zelotes (Luc.6:15; Hch.1:13). Dos grandes grupos religiosos, y dos o
tres con inclinaciones eco-políticas, dentro del judaísmo. Hay que
recordar a los Esenios (asentados por el Qumran), quienes eran
un grupo minoritario, algo secretos o místicos –perseguidos-
alejados del cuadro de los evangelios. No podemos asegurar cuántos
eran, posiblemente no más de mil y, la evidencia interna nos
habla de otros proscritos en Hch.21:38
Muy seguramente, la fuente Escritural judía que cada grupo creía,
leía y estudiaba, desde niños en sus sinagogas, no trataba el tema
de la resurrección, ciertos aspectos elaborados de la fe judía, ni
su tradición local explicaba –a suficiencia- tales
doctrinas, porque no todo se difundía con amplia aceptación entre
los doctos escribas rabínicos, quienes parecen ser una casta
colegiada, y debía figurar en cualquiera de esos grupos
eco-políticos y religiosos, como fue educado Samuel (1Sam 1:22, 28)
porque hasta tuvieron “escuela” de profetas y distinción
levítica (1Sam 10:11; Éxo.28:40; Lev.8:13). ¿No había documentos
Escriturales con una tendencias Jehovística (fuente J)
y otros escritos con una inclinación politeísta, como lo sugiere un
documento que habla de un Dios Elohim (fuente E)?
La Biblia judía se consolidó, como tal, con la traducción de los
Setenta, en griego, para que circulara entre los judíos de la
Diáspora: No todos hablaban hebreo y no todos lo dominaban, por
haber crecido -o nacido- en otro país y su cultura. El hebreo, como
lengua, iba desapareciendo (no usaba vocales) sino hasta que el
trabajo masorético cumplió su fin y, de allí en adelante, se
revivió esa lengua muerta en Israel. La fe vivía a base de la
tradición oral, hasta que se pudieron producir más libros y no era
todo mundo lector ni poseedor de esos costoso libros ¡Era un libro
sagrado! De allí el monopolio religioso, no sólo de los escribas,
copistas, traductores, sino de clérigos, sacerdotes, como lo fueron
–también- los católicos que, con esa clase de celos (e intereses
económicos) querían garantizarse su supervivencia, y no dejaban que
se tradujera o publicara al idioma del vulgo, al que todo mundo
leyera (hasta en sus casas) porque los alejaban del templo y
del sitio donde levitas y sacerdotes, subalternos y siervos,
dependían para el diario vivir ¡como los curas del siglo de Lutero!
La vida de todo Levita dependía de los sacrificios del templo
(Éxo.29:28; Lev.7:35). Aarón comía de esa carne sacrificada a Dios
(Éxo.29:26) y, cuando se repartió la Tierra Prometida, los hijos de
Leví no tuvieron herencia de extensiones de tierras para siembra en
Israel, sino lugar para sus casas (Lev.25:32-33) ¿De quién tendrían
alimento de sustento para sobrevivir? De las ofrendas de Israel
(Lev.6:18). De manera que la vida de la economía sacerdotal,
dependía del negocio de la religión y el monopolio de esa fe.
¿Quién de ellos estaría contento en “democratizar” las
creencias? Era como si el idólatra Demetrio (Hch.19:24) estuviera de
acuerdo Pablo, con Lutero –y muchos otros- para poner la Biblia en
cada mano, en sus casas, a fin de que el culto a Dios fuera hogareño
–no en los templos- permitiendo –así- la ruina del que vendía
la plata del joyero que hacía templos de Diana-Artemisa (Hch.19:34).
Macro-económicamente hablando… No conviene a Israel -ni al
Vaticano- detener el Turismo ni el negocio Religioso!
Esa clase de celo “religioso” me recuerda al sacerdote que
dijo: “ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el
pueblo, y no que toda la nación perezca.” (Juan 11:50)
Si se destruye la religión –apersonándose Dios- hay que hacer un
acomodo económico en muchas vidas y, de allí, la significancia que
ello tenga para la Gran Babilonia: “¡Ay,
ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una
hora vino tu juicio!” (Apoc.18:10) La mujer
enriquecida, llena de lujos, “vestida
de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de
perlas” (Apoc.17:14) se vendrá abajo junto con quienes
traficaron con ella en ese negocio de la religión, “y
los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos
desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se
asombrarán viendo la bestia
que era y no es, y será.”
Todos los que se habían enriquecido de ella -de la religión-
la verán. (Apoc. 18:17,19; 17:8; 16:19)
Las denominaciones, las divisiones sectarias, los errores de
interpretación –subjetividades- han sido necesarias para sacar lo
que hay dentro de nosotros (y en los otros). Como dijo Saulo Pablo:
“Porque es preciso que entre
vosotros haya
disensiones, para que se
hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.”
(Reina-Valera 1Cort. 11:19)
“Sin duda, tiene que haber grupos
sectarios entre ustedes,
para que se demuestre quiénes cuentan con la aprobación de Dios.”
(NVI 1Cort. 11:19)
No sólo diferencias de gustos, de opinión, grados de fe,
denominaciones y religiones, sino diferencias de todo
tipo. De allí Dios escogerá lo que le sirva…
- David, para reinar, tuvo que esperar 14 años.
- El paralítico del estanque, tuvo que esperar 38 años para que Jesús viniera y lo sanara (Juan 5:5, 9)
- Y, para entrar en La Tierra Prometida, Israel vagó 40 años en el desierto.
¿Cuánto tiempo necesitas tú?
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