Tuesday, December 13, 2016

Argumentos contra una fe venida de enésima mano.


Addendum. (11/12/2016)


No es difícil creer cuando se ignora la verdad que tu experiencia refuta.”
                                                           (A. Toro) (22/11/2016)


Antes de los tiempos de Jesús, ya la gente estaba dividida en opiniones sectarias, no sólo en materias de fe, sino políticas, así como en sus propias opiniones, dogmas religiosos y otras creencias. Cada quien, por enseñanzas, interpretación o experiencia de la vida, se asió a su fe, a su convicción de vida y religión. En Sus días, aconsejó a sus discípulos cuidarse de ellos:
Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.” (Mat.16:12)
Es difícil establecer –desde la evidencia interna- las razones por las que algunos judíos no creían en la resurrección de muertos, como los saduceos, “quienes dicen que no hay resurrección” (Mat.22:23; Luc.20:27). Igualmente, es difícil determinar la doctrina que Jesús quería evitar (a detalle) excepto lo que enseñaban dos facciones, divisiones sectarias, del mismo judaísmo que Jesús creyó, practicó y cumplió. Lo cierto, desde esa evidencia interna (si es que podemos confiar plenamente en ella) es que Jesús les dijo, cuídense de esos dos bandos: “Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos” (Mat.16:12) aunque hubo otros, como el de los herodianos y el de los zelotes, siendo uno de los apóstoles ex militante de ellos, así como Mateo fue uno de los publicanos, partidarios de Herodes, que tenían sus tendencias eco-políticas.
Tenemos –cuando menos- cinco grupos sectarios en los evangelios: Saduceos, fariseos, publicanos, herodianos (Mar. 3:6; Mat.22:16) y zelotes (Luc.6:15; Hch.1:13). Dos grandes grupos religiosos, y dos o tres con inclinaciones eco-políticas, dentro del judaísmo. Hay que recordar a los Esenios (asentados por el Qumran), quienes eran un grupo minoritario, algo secretos o místicos –perseguidos- alejados del cuadro de los evangelios. No podemos asegurar cuántos eran, posiblemente no más de mil y, la evidencia interna nos habla de otros proscritos en Hch.21:38
Muy seguramente, la fuente Escritural judía que cada grupo creía, leía y estudiaba, desde niños en sus sinagogas, no trataba el tema de la resurrección, ciertos aspectos elaborados de la fe judía, ni su tradición local explicaba –a suficiencia- tales doctrinas, porque no todo se difundía con amplia aceptación entre los doctos escribas rabínicos, quienes parecen ser una casta colegiada, y debía figurar en cualquiera de esos grupos eco-políticos y religiosos, como fue educado Samuel (1Sam 1:22, 28) porque hasta tuvieron “escuela” de profetas y distinción levítica (1Sam 10:11; Éxo.28:40; Lev.8:13). ¿No había documentos Escriturales con una tendencias Jehovística (fuente J) y otros escritos con una inclinación politeísta, como lo sugiere un documento que habla de un Dios Elohim (fuente E)?
La Biblia judía se consolidó, como tal, con la traducción de los Setenta, en griego, para que circulara entre los judíos de la Diáspora: No todos hablaban hebreo y no todos lo dominaban, por haber crecido -o nacido- en otro país y su cultura. El hebreo, como lengua, iba desapareciendo (no usaba vocales) sino hasta que el trabajo masorético cumplió su fin y, de allí en adelante, se revivió esa lengua muerta en Israel. La fe vivía a base de la tradición oral, hasta que se pudieron producir más libros y no era todo mundo lector ni poseedor de esos costoso libros ¡Era un libro sagrado! De allí el monopolio religioso, no sólo de los escribas, copistas, traductores, sino de clérigos, sacerdotes, como lo fueron –también- los católicos que, con esa clase de celos (e intereses económicos) querían garantizarse su supervivencia, y no dejaban que se tradujera o publicara al idioma del vulgo, al que todo mundo leyera (hasta en sus casas) porque los alejaban del templo y del sitio donde levitas y sacerdotes, subalternos y siervos, dependían para el diario vivir ¡como los curas del siglo de Lutero!
La vida de todo Levita dependía de los sacrificios del templo (Éxo.29:28; Lev.7:35). Aarón comía de esa carne sacrificada a Dios (Éxo.29:26) y, cuando se repartió la Tierra Prometida, los hijos de Leví no tuvieron herencia de extensiones de tierras para siembra en Israel, sino lugar para sus casas (Lev.25:32-33) ¿De quién tendrían alimento de sustento para sobrevivir? De las ofrendas de Israel (Lev.6:18). De manera que la vida de la economía sacerdotal, dependía del negocio de la religión y el monopolio de esa fe. ¿Quién de ellos estaría contento en “democratizar” las creencias? Era como si el idólatra Demetrio (Hch.19:24) estuviera de acuerdo Pablo, con Lutero –y muchos otros- para poner la Biblia en cada mano, en sus casas, a fin de que el culto a Dios fuera hogareño –no en los templos- permitiendo –así- la ruina del que vendía la plata del joyero que hacía templos de Diana-Artemisa (Hch.19:34). Macro-económicamente hablando… No conviene a Israel -ni al Vaticano- detener el Turismo ni el negocio Religioso!
Esa clase de celo “religioso” me recuerda al sacerdote que dijo: “ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.” (Juan 11:50)
Si se destruye la religión –apersonándose Dios- hay que hacer un acomodo económico en muchas vidas y, de allí, la significancia que ello tenga para la Gran Babilonia: “¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!” (Apoc.18:10) La mujer enriquecida, llena de lujos, “vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas” (Apoc.17:14) se vendrá abajo junto con quienes traficaron con ella en ese negocio de la religión, “y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.”
Todos los que se habían enriquecido de ella -de la religión- la verán. (Apoc. 18:17,19; 17:8; 16:19)
Las denominaciones, las divisiones sectarias, los errores de interpretación –subjetividades- han sido necesarias para sacar lo que hay dentro de nosotros (y en los otros). Como dijo Saulo Pablo: “Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.” (Reina-Valera 1Cort. 11:19)
Sin duda, tiene que haber grupos sectarios entre ustedes, para que se demuestre quiénes cuentan con la aprobación de Dios.” (NVI 1Cort. 11:19)
No sólo diferencias de gustos, de opinión, grados de fe, denominaciones y religiones, sino diferencias de todo tipo. De allí Dios escogerá lo que le sirva…
  • David, para reinar, tuvo que esperar 14 años.
  • El paralítico del estanque, tuvo que esperar 38 años para que Jesús viniera y lo sanara (Juan 5:5, 9)
  • Y, para entrar en La Tierra Prometida, Israel vagó 40 años en el desierto.



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