Parte
Cinco. (09/12/2016)
Lo
que hace grande a la Biblia, no son sus Letras Capitales.
Para esos siglos, quizá menos de 2 milenios, lo que se enseña allí
supera al Código de Hammurabi y a la ética moral que muchos
pueblos no conocían, que jamás practicaron (pese a ser más
numerosos, teniendo mayores extensiones de tierra).
En un escrito respetable –quizá de Encarta 2009- hallé lo
siguiente que, a continuación, transcribo:
“Hasta que ese tiempo llegue (el
regreso del reino de Dios) los seguidores de Cristo deben manifestar,
a través de su conducta y sus relaciones, que están reconciliados
con Dios. Tal es el íntegro mandato del Nuevo Testamento, heredado
del Antiguo: La vinculación
inseparable entre la creencia religiosa y una conducta
ética y moral. El A.T. había
insistido en eso y, el Nuevo Testamento mantiene el énfasis en ello.
Los libros del Nuevo Testamento están
repletos de instrucciones acerca de esta vida terrena, no sólo en un
sentido íntimo, sino también en relación con los vecinos, los
enemigos, los familiares, los amos y esclavos, los funcionarios del
gobierno y –en particular- con el propio Dios. Estas instrucciones
se inspiran en el Antiguo Testamento, en las palabras y el ejemplo de
Jesús, en los mandatos apostólicos, en las leyes que se notan en la
naturaleza, en las listas de obligaciones familiares y en los ideales
de los antiguos moralistas griegos.
Se entendía que todos esos factores
tenían un origen común en
Dios, quién espera –por
Su parte- que su propia lealtad
sea correspondida
con la lealtad de quienes se
han reconciliado con Él
como familia.”
¡Hermoso comentario! (le di
dos pinceladas con mi toque estético) ¿No sucedió lo mismo
-en la biblia- que alguien diera su toque de gusto personal y estilo?
La
originalidad se pierde cuando se introducen nuevas ideas.
Esto (arriba) sólo fue un extracto de un documento más extenso,
pensado para llegar –y cautivar- a un público lector (el
consumidor final) y, si de veras lo extraje de Encarta (de
veras no lo recuerdo, ni lo verificaré) es obvio que M.S. le dio
toque empresarial a lo que es su patente comercial (la biblia no es
comercial, pero, iba a un target que se necesitaba moralizar y
desarraigar -“despaganizar”- para ir creando
un entorno nacionalista “judío”: El sionismo –allá
en Egipto- no existía).
Creada la primera nota Escritural Testamentaria, ciertamente (o no)
por Dios y su profeta Moisés, la obra se fue desarrollando, se fue
plasmando en piedras (tablets calizas) del mismo modo progresivo en
que yo voy transcribiendo este documento donde presento mi larga
disertación de razones por las que se
me dificulta una fe venida de enésima mano.
Ya comenté -líneas más arriba- que la
originalidad se pierde cuando se introducen nuevas ideas que
alargan los conceptos originarios, interpolando explicaciones o
detalles que no existían al principio y, que una vez puesto en papel
(o sobre una tabla) –de madera en mi caso- tal escrito era
susceptible a posteriores revisiones, al deterioro de su primaria
cohesión por otros refinamientos, correcciones y, triste aún,
mutilaciones humanas, destrucciones del tiempo, cambios de giro
malintencionados o malinterpretados: ¡Así son las ideas! (y el
que las defiende, las abroga y cuida es quien las creó o las
inspiró) y, en el caso que trato –éste que me interesa- es
que a Dios mismo no lo veo actuando (por amor a Su nombre) como
Jehová Jireh (Él verá o suplirá); puesto que no se ha
presentado a defender la TESIS del canon hebreo, o del canon neo
testamentario, excepto en el caso de que haya delegado ese trabajo a
Su Hijo, Jesucristo, y Él –muy inteligentemente- dijo con un
cuento: “…Si no creen a Moisés,
tampoco creerán si alguno se levanta de los muertos.”
(Luc. 16:31). Y eso es muy cierto, porque el mismo N.T. ha pasado por
la misma casa editorial judía, el revisionismo religioso
hebreo y griego, y todo terminó en el mismo papel ético-religioso
que amerita un bendito milagro antes del irreversible
desenlace final: Juicio y condenación. ¿Por qué lo creo?
Porque a nivel de lectura, leyendo buena parte del A.T., es fácil
notar que la ley de causa y efecto está presente, no sólo en esa
literatura religiosa, sino en el curso de los eventos que la biblia
registra como “los juicios de Jehová” que –al mismo tiempo-
parecen ser los mismos “castigos” que otras fuentes históricas
ajenas a la Biblia revelan fueron el resultado del curso de la
historia. Un ejemplo simple, especulativo, es que –si se
derritiesen ambos cascos polares- el mundo podría estar inundado (en
buena parte) en la mayoría de sus costas. El nivel de agua subiría,
como para causar estragos donde hay poca altura sobre el nivel del
mar y, si ello se acompañara de un gran tsunami, el daño mundial
tendría más impacto, justo donde las costas son altas (sin retorno)
lo que inundaría regiones por debajo del nivel del mar, creando
grandes laguna y, el registro de tsunamis existe en Asia, desde hace
años, y ya sabemos el cálculo aproximado que se tiene, hasta el
presente, porque los maremotos son conocidos, pero no sabemos cuánto
daño se produciría si las aguas del polo Sur y el Norte se
derritiesen: Un par de bombas nucleares en ambos extremos, y un
sobrecalentamiento global, podrían acelerar ese proceso apocalíptico
que ya parece iniciado desde el Oriente (Apoc. 7:2) desde la
bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki, y el reyezuelo que
desea explotar más bombas en el mar de China. ¿Se captaron las
coincidencias? Espero que sí. Gog y Magog, también, andan en la
periferia terrorista y comunista. ¿No? (Apoc. 20:8).
Si se compara el código de Hammurabi con el código ético-legal
(religioso) de los judíos, la misericordia del último (la judía)
prevalece sobre el código más viejo, aunque la muerte es un mal
necesario en ambos códigos, como lo es para la gente de casi todo
Oriente (Asia).
Un traductor (Federico Lara
Peinado, 1986)
publicó 30 artículos del código de Hammurabi y, aunque en
la escuela de primaria ese código de “leyes” me pareció
aburrido y sin importancia y –si nos rigiéramos por él hoy-
nuestra sociedad sería otra (menos sobrepoblada, por ejemplo) aunque
los métodos “probatorios de culpa o inocencia” de ese código
Hammurabi son algo ridículos (y letales) ¿Lanzarse al agua
para probar culpa o inocencia? ¡Me recuerdan a los métodos
“probatorios” de La Inquisición!: Si soy joven y fuerte (y sé
nadar) flotaré para vivir; pero, si la edad, la debilidad, la
gordura (y pereza) me han inflado ¡No flotaré! (brujo y culpable
sería).
Sin más preámbulos, dejo dos pares de artículos del código de
Hammurabi para que ustedes mismos los comparen con alguno
–misericordioso- en la biblia… ¡Ah! Y, el prólogo con que una
piedra basáltica negra lo presenta, con “foto”, lo hace ver
recibiendo dos objetos que representan poder y reinado, de manos de
una “deidad” usada en su tiempo. De modo que las leyes, en
muchas culturas, tienen procedencia divina (no terrena):
“1. Si un señor acusa a (otro) señor
y presenta contra él denuncia de homicidio, pero no la puede probar,
su acusador será castigado con la muerte.
2. Si un señor imputa a (otro) señor
prácticas de brujería, pero no las puede probar, el acusado de
brujería irá al río (y) deberá arrojarse al río. Si el río
(logra) arrastrarlo, su acusador le arrebatará su hacienda. (Pero)
si este señor ha sido purificado por el río saliendo (de él) sano
y salvo, el que le imputó de maniobras de brujería será castigado
con la muerte (y) el que se arrojó al río arrebatará la hacienda
de su acusador.
3. Si un señor aparece en un proceso
para (presentar) un falso testimonio y no puede probar la palabra que
ha dicho, si el proceso es un proceso capital tal señor será
castigado con la muerte.
4. Si se presenta para testimoniar (en
falso, en un proceso) de grano o plata, sufrirá en su totalidad la
pena de este proceso.”
¡Uff! Acá todo se resolvía con la muerte. ¡Claro! En un gobierno
centralizado (en todo centralismo dictatorial o monárquico) es
más económico matar que mantener a la gente presa o sometida a
régimen de presentaciones, particularmente, porque ello
incrementaría la burocracia y el gasto público del Estado ¡Lo que
no beneficia al gobernante ni a los pueblos! (El pueblo pagaría más
impuestos, y el gobernante usaría menos riqueza en provecho propio)
¡Fin de la clase de economía!
El código Hammurabi no involucra el factor divino -siempre- en esas
decisiones capitales y radicales, pero, si comparamos cómo Moisés
resuelve esos casos “legales”, vemos que Moisés no siempre
fue el juez –ni el centro ni el dios- que ejecutó el decreto
de ley (no centralizó ese poder ni se asió a ese liderazgo)
que nombró subalternos (al sacerdote Aarón, su hermano) y jueces de
entre los ancianos [separación de poderes “políticos”
interdependientes] y, que los casos muy particulares de “ley”
(espiritual o muy ético-moral) sí fueron atendidos por él (como
Magistrado de la Corte Suprema del Desierto). ¡Eso era crear
conciencia nacional! (donde había otra civilidad: Idolátrica, por
cierto). ¿No era Faraón visto como un dios? (Lean la biblia, y
entiendan esa partecita).
Si en todo Oriente estuvo vigente aquello de “Ojo por ojo y diente
por diente” o ¡Muerte por muerte! En Israel hubo ciudades de
Refugio, mostrando esa misericordia que otros pueblos –paganos- no
siempre tuvieron. Por extensión, por analogía, puedo ver que, desde
el mismo Edén, la misericordia y el lugar de Refugio (no de
condonación, sino de arrepentimiento) puede verse desde el Génesis
cuando Una Condena Capital (la muerte) es sustituida por una
pena temporal: Echándoles fuera del Paraíso, a otro lugar, en
destierro (por el yerro).
Adán y Eva fueron echados fuera, a una tierra desconocida, no
necesariamente desértica, donde “con
sudor se ganará el pan” (Gén. 3:19). En lugar de
matarlos –Le desobedecieron- les maldijo y les dio otra pena
(dolorosa) aunque más llevadera que la muerte (Gén. 2:17)
¿Será por eso que yo no disfruto
los beneficios de Su presencia? ¡Así es! Estoy
pagando mi pena con privaciones de la Verdadera Vida (en lugar de
estar muerto por mis pecados mortales).
Hammurabi, al igual que otros pueblos bárbaros o paganos, mataba (y
echaba en el infierno) mas, la ley de Moisés, procura la paz
de la restauración (o reconciliación) mediante la:
- Sustitución (Una víctima por otra, que moría. Una pena por otra, que dolía)
- Retribución (Un pago –aumentado- por el castigo merecido)
- Remisión (Una intermediación espiritual y dialéctica, entre Dios y el culpable ó, entre el Juez, el culpable, y la víctima de la falta, que se cancelaba, pagaba o remitía, según un acuerdo negociable o espiritual) ¡Como esos casos de celos! (Núm 5:15)
- Muerte (solución terminal).
La
privación
Adán y Eva pudieron morir inmediatamente. Sus espíritus pudieron
morir al momento en que tomaron la fruta y la comieron y, en todo
caso, si eso hubiera sido en el acto, la que debió morir
(únicamente) fue Eva ¡De ipso facto! Sin embargo, de haber sido
así, ninguna de ambas almas hubiera sufrido lo que es la
privación de dos cosas: La Verdadera Vida (que está en la
presencia frecuente de Dios) ni el entender qué es una existencia
que se degrada –paulatinamente- hacia la muerte (en el polvo).
Pena
sustitutiva
La analogía que quise demostrar (arriba) con las Ciudades de Refugio
y la Sustitución de condena sigue vigente. Caín pudo ser matado en
el acto, pudo ser eliminado por asesina a Abel y, en lugar de eso,
su pena fue mayor que morir, porque en ese destierro –también-
debía aguantar el oprobio de la pena agravada con una tierra que
produciría cada vez menos, lo que no le permitiría asentarse,
definitivamente en algún lugar y, de allí, que estuviera condenado
a una suerte de nomadismo ¡Como de alma en pena! Y nadie le mataría:
“…Entonces Jehová puso señal en
Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.”
(Gén 4:15) Hay quienes opinan que eso fue una “señal de
protección” pero –de serlo- ¿Para qué proteger a quien mató a
su hermano de sangre? No sería lógico, incoherente, “proteger”
a quien merece mayor castigo. Caín, al igual que Adán y Eva, sufrió
una pena mayor que morir. ¿Qué tal que, morir, de veras cueste esa
eternidad infernal que Jesús relata? ¡No lo sé! Pero, si la pena
sustitutiva de estar lejos de la presencia –directa- del
Creador es parte de mi condena temporal, Dios me ha dado este lugar
transitorio como una Ciudad de Refugio.
Contrario al código de Hammurabi, leyes que no parecen tener
misericordia, los Mandamientos de Iahveh
sí muestran la parte “blanda” de Quien –en el fondo- es Justo.
Veamos esta porción de los 613 mandamientos:
“…y la congregación librará al
homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo
hará volver a su ciudad de refugio,
en la cual se había refugiado; y morará
en ella hasta que muera el sumo sacerdote,
el cual fue ungido con el aceite santo.” (Núm. 35:25)
Si trato de establecer analogías con un judío, quizá podría decir
que Jesús (Yahshua) es ese sacerdote y que –incluso los
paganos- tenemos acceso a la ciudad santa donde more el pueblo de
Dios, al momento en que el Sumo Sacerdote muera y, para el caso del
Cristianismo catolizado, Jesucristo fungió de Sumo Sacerdote (Heb
5:5-6) en el orden de Melquisedec (Salmos 110:4), al tiempo que
Israel –a su vez- tenía a Moisés por Sumo Sacerdote y Profeta
(junto a su hermano Aarón) pues, mientras Jesús vivió –dicen el
Evangelio- Dios moraba espiritualmente en el templo del Cuerpo de
Su Hijo: “Yo y el Padre uno
somos.” (Juan 10:30) y, al morir –físicamente- en la
cruz, al separarse Su espíritu de ese cuerpo, Dios –también- Se
había separado antes de ese Templo humano, al momento en que Jesús
gritó: “¡Dios mío! ¡Dios mío!
Por qué me has abandonado” (Mar 15:34). Haciendo clara
alusión pictórica al Salmo 22 donde Éste veía no sólo a quienes
se burlaron de Él –meneando sus cabezas- sino a Sus verdugos y, al
mismo tiempo, poco antes o después, El Espíritu Santo de Dios
abandonaba (Jn 2:21) esa morada –PERECEDERA y humana- del mismo
modo como el Espíritu Santo de Dios (por otra parte) abandonó el
lugar que visitaba en el Lugar Santísimo, rasgando el velamen de ese
Santuario Terrenal temporal (Mar 15:38) en el humanamente moramos ¡Él
lo ha hecho varias veces! Porque Dios no habita, a plenitud, en
moradas hechas de hombre.
Analogías
comparativas
La Ciudad de Refugio mencionada en la Toráh que Moisés escribió no
es mejor que Aquella en la que se tienen todos los goces de vivir en
la presencia de Dios, en armonía con la naturaleza y los hombres. La
Ciudad de Refugio no representa a Jerusalén ni a la Tierra
Prometida, sino a un lugar temporal que se ocupa incómodamente,
privado de la presencia de seres queridos, de una buena economía, de
suficiencia de cosas:
a) Hasta la muerte del Sumo Sacerdote (Núm. 35:25).
b) Hasta la muerte del transgresor de la Ley (Tú o Yo).
c) Hasta que la falta sea justificada, anulada y cancelada como deuda
(Acá entra el asunto de la misericordia de Dios y la
muerte de Jesucristo)
¡Pardiez!
Moisés no pudo escribir la Biblia solo (sin inspiración
divina). Y, además, no podía tener una computadora para establecer
esta clase de estudios o analogías comparativas como yo, o nadie
más. ¡Él trabajo con las uñas! (pero muy bien inspirado) ¡No en
filosofías! Por cierto.
Acerquémonos, un poco, al aspecto de la misericordia (que no aparece
mono teísticamente en el código de Hammurabi: Excepto para
ayudar viudas, niños y menesterosos).
“…y después que haya muerto el sumo sacerdote, el
homicida volverá a la tierra de su posesión.” (Núm.
35:28) ¡Bien! Ello podía privarme de mis bienes y de los míos más
de 40 o 20 años (sin matarme). Luego que muera el “representante
de Dios” -como israelita- tengo opción a volver a los míos y mis
posesiones. ¡Eso es justo! [Hammurabi
no dá opción al RESCATE, luego de 3 años de haberme alejado o
expatriado]. Vivir en las Ciudades de Refugio era como
vivir con gente que no quiero (que tampoco se quiere) a consecuencia
de un accidente o acto fortuito ¡Lo asumo!
¿Han leído la historia de José, el hijo de Jacob, criado de
Potifar? La cárcel le sirvió para ser el 2do de Egipto… Yo no
creo la historia de Job (Dios no ha de ser así).
Las Ciudades de Refugio fueron varias y, en tierra de Israel: Hebrón,
Siquem, Golán, Beestera, Cedes y otras (Núm. 35:13); pero no
voy a perder tiempo estudiando eso. ¿Es ésta -nuestra existencia
actual- un lugar de Refugio? ¿Eres homicida? (Núm. 35:11) Yo he
querido matar a muchos y, sin embargo, Caín no tuvo una ciudad “de
refugio” definitivo. ¿Me siguen en esa analogía?
Hoy estamos asentados, de alguna forma, entremezclados en una ciudad
o pueblo “de refugio”, viviendo un mundo transitorio; sólo que
rodeados de asesinos, mentirosos, impíos, groseros, etc. Y
desearíamos vivir en una ciudad mejor, con gente mejor: En la
Tierra Prometida ¿Quizá? Sin hambre, ni dolor, ni carestías ni
penas.
¿Ha muerto el sacerdote de tu vida? ¿Hay otro en Su lugar?
Restitución
y Remisión
La Restitución y la Remisión de la que hablé (arriba) la practicó
Israel al salir de Egipto en la Pascua, donde muchos primogénitos
murieron: Murieron muchos corderos y fueron liberados muchos
esclavos. Muere el animal, y sale libre el hombre (no la Bestia).
Una víctima inocente lo sustituyó en la muerte que merecían
otros. Debían morir los culpables y, antes de morir los que tenían
sus culpas en Egipto, los machos de esas ovejas, murieron: Un
cordero por cada familia (cuando menos). ¡Una vida joven por
otra vida joven! Tal como La Ley lo dice (Éxo. 21:23-24; Deut.
19:21) y, Hammurabi lo sustenta.
(Tengo ganas de circuncidarme para entrar en ese Pacto de
Bendición).
Egipto experimentó el dolor de perder lo más tierno que quería, no
sólo a sus niños, sino a los primogénitos varones de los adultos y
sus animales primerizos.
Otra
analogía comparada
Metafóricamente, si Dios experimentó en Su Espíritu Santo
el dolor de la muerte en el cuerpo de Su Hijo, si Dios experimentó
el castigo que había proferido sobre la humanidad –desde el Edén-
a través del cuerpo de Su Hijo y, a la vez, Su Hijo experimentó -la
muerte como tal- bajando al Infierno, a la morada de los demonios, en
Su cuerpo humano y, aunque suene redundante, consciente de Su
propia consciencia humana, terrenal y espiritual… ¡La
muerte no es cualquier cosa! Ella no parece sólo la
separación del Alma de este cuerpo mortal (creo en la
dualidad humana, no en la Trinidad).
En mi miopía terrena, puedo ver algo nuevo que no entendía (siendo
cómodamente “cristiano”). ¡Dios
es Dios de Pactos!
Puedo imaginar que, el Cristianismo, es un lugar de transición –de
refugio- hacia La Fuente Original, en el judaísmo (puedo imaginar lo
contrario, desde el judaísmo hacia el Mesianismo Cristiano) pero,
entendiendo que sólo hay Un Dios y que, tal vez, sólo
Jesucristo es el Mesías (el Camino temporal) y –cognoscitivamente-
no lo sé.
Necesito vivirlo: Visceral y mentalmente.
Puede ser que, la fe recibida –de segunda y enésima mano- a través
del Cristianismo nos lleve a cualquiera de los Dos pactos, los Dos
Testamentos o ¡a ambos! Lutero era Católico, y se hizo Protestante.
Joseph Milik era sacerdote de Roma y, por alguna razón de sus
descubrimientos en Israel (Mar Muerto), dejó la sotana, se casó, y
de dejó el falso Catolicismo que impide a los hombres casarse o a
renunciar a la verdad VISCERAL que sus convicciones NATURALES y
biológicas no defienden. Hasta el Sumo Sacerdote de los
Levitas debía casarse con una mujer virgen (Lev. 21:13). ¿Es el
papa más santo que el Santo de Israel? De allí que yo no crea en
esa clase de ecumenismo. Más convendría acercar un judío -al
protestantismo- que estrecharlo en lazos con los idólatras: Y esa es
la razón por la que Moisés y Josué atacaron a los pisatarios de La
Tierra Prometida y, extrapolando un poco la historia
apocalíptica, eso parece ser lo que vendrá cuando Gog y Magog
pongan al mundo en guerra contra Israel, pero de manera inversa. (Eze
38:14-18; Eze_39:6)
¡Hmm! De acuerdo a lo que investigo, representan a los de
Turquía-Irán-Armenia (Indo-Hititas). ¡Sabrá Dios! Y creo que ya
eso ha pasado. ¿Las historias se repiten?
¿Padeció
la muerte el Creador?
Si Dios sufrió (experimentó) la muerte de Su Hijo –no estoy
diciendo que Dios sea Jesucristo- sino que, espiritualmente Él pudo
padecer el sufrimiento de Su Hijo, como Padre y como Espíritu que
habitó en un cuerpo humano -a nivel de religión o filosofía
empírica- Dios pudo conocer el aciago conocimiento de lo que nunca
había “vivido” siendo Dios (nunca fue hombre).
Probable
analogía.
Para establecer una posible relación de un espíritu conviviendo con
otro Espíritu, citaré la referencia aquella donde Jesús exorcizó
a un hombre poseído de una legión de demonios (Lucas 8:30). Si una
legión de demonios puede entrar al cuerpo de un hombre, en una
mujer, también es posible y, por pueril que parezca, dos relatos
hablan que una mujer tuvo varios: Marcos 16:9 y Lucas 8:2 ¿Es
difícil que Dios habite entre los hombres, en su dimensión
espiritual? No lo dudo y, aunque nunca había visto
“estrellas” viajeras como la del cuento navideño de Belén,
hacen casi 5 años, junto a una mujer que fue mi pareja, una noche en
que orábamos por una señal divina (de Dios), vimos dos “estrellas”
en movimiento que se acercaron en línea recta, pareció que se
juntaron en el espacio del aire y, al cabo de pocos minutos, una de
ellas se separó de la otra… De la misma manera en que Mónica y yo
vivimos juntos, menos de un año, a punto de casarnos.
Ese velo roto (Luc. 23:44-45) significó algo más que una metáfora
alegórica de una ruptura de tejidos cósmicos, humanos y
textiles. Yo sí creo que se rompió el Antiguo Pacto, para
entrar en el rigor del Nuevo.
(Sigo pensando en el pacto de la circuncisión) ¿Me hablará Dios?
Inquieto por descubrir la verdad, incómodo porque mi conciencia
recrimina le conceda atenciones, me puse a investigar en Encarta y,
lo que había leído en una enciclopedia (en otro idioma) coincide en
lo que acabo de leer en español:
“El
Pentateuco
Según la tradición judeo-cristiana
Moisés fue el autor del Pentateuco, los primeros cinco libros de la
Biblia. Sin embargo, tal aseveración no aparece en ninguno de estos
libros. La tradición tiene su origen en la forma en que son
denominados por los hebreos, libros de Moisés, aunque con ello
quisiesen significar relativos a Moisés. Ya en la edad media, los
eruditos judíos reconocieron que existía un
problema con la tradición:
Deuteronomio (el último libro del Pentateuco) relata la muerte de
Moisés. En realidad, los
libros son obras compuestas por autores anónimos.
Sobre la base de numerosas copias y repeticiones, incluyendo dos
designaciones diferentes para la deidad [Jehová
vs Elohim],
dos relatos separados de la creación, dos historias entrelazadas del
diluvio [La
versión del diluvio “mesopotámica” es politeísta, y pudo
haberse adaptado al monoteísmo judío],
dos versiones de las plagas de Egipto y muchas otras pruebas, los
especialistas modernos han llegado a la conclusión de que los
escritores del Pentateuco utilizaron varias fuentes distintas,
cada una de un escritor y de un periodo diferentes.
Las [4]
fuentes difieren en su vocabulario, estilo literario y perspectiva
teológica. La más antigua es la Jehovística o Yahvista (J,
porque utiliza el nombre divino Jahvé, transcrito también como
Jehová, o Yahvé), que por lo general suele datarse entre los siglos
X o IX a.C. La segunda es la Elohísta (E,
porque utiliza el nombre general de Elohím para designar a Dios), y
suele situarse en el siglo VIII a.C. A continuación está la
Deuteronómica (D, limitada al Deuteronomio y a unos pocos pasajes de
otros libros), de finales del siglo VII a.C. [También
la denominan Código Deuteronómico].
La última es la Sacerdotal (P,
de ‘priest’, sacerdote en inglés, por su énfasis en la ley
cultica y en los asuntos sacerdotales), situada en los siglos VI o V
a.C. [También
la denominan Código Sacerdotal].
J
incluye una reseña narrativa completa desde la creación hasta la
conquista de Canaán por Israel. E
ya no es una narración completa, si es que alguna vez lo fue; su
material más antiguo se remonta a Abraham. P
se concentra en la alianza y en la revelación de la ley en el monte
Sinaí, aunque sitúa ambos elementos dentro de una narración que se
inicia en la creación.
Ninguno
de los autores de estos
documentos, si es que fueron individuos y no grupos, fue
un autor creativo en el
sentido moderno del término. Más bien trabajaron
como editores que
recopilaron,
organizaron e interpretaron tradiciones más antiguas,
tanto orales como escritas. En consecuencia, la mayor parte del
contenido de las fuentes es mucho más antiguo que las propias
fuentes. Algunos de los materiales escritos más antiguos son pasajes
extraídos de obras poéticas como Paso del Mar (Éx. 15), y parte
del material legal tiene su origen en antiguos códigos.
Una opinión reciente sugiere que los relatos individuales del
Pentateuco fueron compilados bajo un epígrafe que aludía a diversas
temáticas trascendentales (la promesa a los patriarcas, el éxodo,
la travesía del desierto, Sinaí y la conquista de la Tierra
Prometida), adquiriendo su forma básica en torno al 1100 a.C. En
cualquier caso, el relato de las raíces de Israel se conformó en y
bajo la influencia de la comunidad de la fe.
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¡Diantres!
Intuía que algo estaba mal y, en medio de mi empirismo ignorante,
hallo muchas otras personas sintiendo o comprendiendo ese vacío que
necesita la presencia (o aparición) del “Responsable” distante
(y silente).
Es fácil llamarnos apóstatas
y herejes pero, si todo ha de
creerse sin establecer referencias en la vivencia, en lo que nos dice
la mente, somos sólo títeres de planes ajenos. ¿No intuía yo una
fe venida de enésima mano?
Si buscase en el Popol Vuh de mi escuela, mucho de lo
cosmogónico, creacionista o diluviano podría aparecer en esa
mitología “meso-americana” (ya ni sé de dónde vino la fábula
del origen del mundo) pero “la americana” se dice fue redactada
en 1550, de modo que es una versión copiada del Oriente, quizá
tanto como la de Chilám Balam ¿Analogías etimológicas? Las
hay y, a nivel etnológico, podría probar no sólo vínculos
lingüísticos, sino místicos: “Balam”
significa jaguar o brujo
y es nombre de familia. Y, fonética y etimológicamente son
afines.
El “origen” del mundo, explicado a los ojos del que nada ha
visto, como un niño, sólo duele cuando éste se cree las mentiras
como aquellas historietas navideñas, los regalos de Noel, los
reyes magos y –de repente- llega el día que descubres que fueron
tus padres los que te engañaron y –por otro lado- te compraron o
manipularon la inocencia de tu credulidad ¡dándote regalos!... Para
verte crecer.
Creer todo de la biblia –como
venido e inspirado de Dios- se asemeja mucho a la situación
que te congrega a la vida de alguna iglesia local, a aquellos que
llamas hermanos y, de un momento a otro, descubres que fuiste
demasiado crédulo, que el Génesis bíblico pudo haber sido una
modificación literaria del poema de Gilgamesh (c. 1500 a.C.)
que, dentro de sí, tiene analogías “bíblicas”: La
camaradería de David y Jonatán, la serpiente que roba la planta que
Gilgamesh buscó en el mar –la ambición por la eternidad- el
paralelismo diluviano, etc., donde copistas compiladores no
dieron el debido reconocimiento a la cultura Mesopotámica
(pueblo que deportó e “importó” vasallos desde Israel) aunque
-en otros casos- el nomadismo de esa gente fue la raíz patriarcal de
Aram, desde su padre, Sem.
¿Cómo se explica -la dualidad- de Alguien quien quiera adoración,
amor obediente, respeto leal, etc., sea castigador,
vengativo y, a la vez, sea distante (o indiferente) de quienes parece
ignorar por años, décadas o siglos? Sólo pensar ese silencio de
400 en Egipto, para luego procurar auto exaltación (o tardío
reconocimiento) es como esperar que mis hijos me digan “papá”
cuando yo no los crié en su infancia, ni en la adolescencia y,
cuando fueron ya adultos, vine yo “para abrazarlos” o
“besuquearlos” al volver de mi distanciamiento... Pero
moralizando con el deber ser (que yo no lo hice, por
desvincularme).
Si uno observa los estudios psicológicos y los videos con los que se
determinan la naturaleza y el enganche de las sectas y nuevos cultos
-al rato- uno termina entendiendo que, las religiones “mayoritarias”
no siempre fueron tan antiguas ni originales y, en sus inicios,
también fueron considerados cultos heréticos, viles, salidos de
apostasías contra la religión o culto que tuviese predomino
difusivo o vigencia local. De hecho, esa es una de las razones por la
que los romanos vieron con malos ojos al Cristianismo pues, en su
mente helenista y pagana, la moralidad que Jesucristo trató de
re-introducir en el pueblo judío (que lo rechazó como Mesías) era
otra desviación de las
buenas costumbres: Los judíos eran
mayoría respecto a la “secta” de los nazarenos pero –a su vez-
los paganos/gentiles eran mayoría respecto a los judíos (de allí
que fueran un pueblo subyugado al Imperio de turno). ¡La
religión es otra forma de dominación mental! Y que lo diga el
expansionismo Cristianismo, pues, si las armas dominaban los cuerpos
por la fuerza; los temores y el pavor de castigos “eternos” que
trascendían lo terreno, dominaban la voluntad, obnubilando y
subyugaban la mente limitada o impedida.
Una vez se lea sobre cultura
universal y se descubra la difusión global de esas ideas
diluvianas y “bíblicas” -en gentes de distintas etnias,
lenguas y geografías- se comprenderá no sólo la propagación
demográfica humana, sino afinidad filológicas y etimológica
universalizada, tal como vemos parecidos arquitectónicos en las
pirámides de Egipto, en los pueblos aztecas, o en aquellos que
construyeron zigurats en China, al estilo Sumerio: El conocimiento,
los temores y las ideas -también- viajan con el hombre (de modo que
se roban las licencias y “patentes” de invención).
Para concluir esta disertación de razones que dificultan
creer (ciegamente) en una fe de enésima mano, quisiera
retomar algunas palabras que transcribí –en la 1ra página- para
dejar la reflexión moralizante:
“…Los seguidores de Cristo deben
manifestar, a través de su conducta y sus relaciones, que están
reconciliados con Dios. La vinculación
inseparable entre la creencia religiosa y una conducta
ética y moral.
Se
entendía que todos esos
factores tenían
un origen común en Dios,
quién espera que Su propia lealtad
sea correspondida
con la lealtad de quienes se
han reconciliado con Él como familia...
”
¿No debe –Él- más lealtad a lo que se ha dicho en Su nombre?
¿No debería Él asumir la responsabilidad de lo que se ha dicho
“bíblicamente” resultando ser mentira?
Luego que descubrí que la celebración de la navidad es
resultado del sincretismo de varias tradiciones paganas… ¿Miento a
mis hijos o a los ajenos?
Soy leal a lo que así como verdad, no a las mentiras; aunque: “No
es difícil creer cuando se ignora la verdad que tu experiencia
refuta.” (A. Toro)
Razón concedo al que dijo: “Maldito
el varón que confía en el hombre… y su corazón se aparta de
Jehová. ” (Jer. 17:5)
10/12/2016 2:34
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