Sunday, December 30, 2012

Deidades Antiguas



La caricatura del Halcón con el disco solar representa al dios egipcio “Ra”… Amón, atrás, es quien le acompaña, sentado en un carnero ¿Sincretismo egipcio con los de Tebas?   ; ) 

Ra Dios creador y personificación del Sol. Suele aparecer como un hombre con cabeza de halcón o de toro y también tocado por el disco solar.
Amón Dios de origen tebano, supremo creador, identificado con Ra. Se lo suele representar como un carnero o como un hombre con cabeza de carnero.



El Libro de los muertos (c. 1310 a.C.) era un texto egipcio con oraciones, sortilegios e himnos que utilizaban los muertos para guiar y proteger el alma en el peligroso viaje hacia la otra vida. Esta sección de dicho libro muestra el juicio final de un difunto, el escriba real Hu-Nefer, ante Osiris, dios de los muertos. Jeroglíficos e ilustraciones reflejan el ritual en que se pesaba el corazón del difunto antes de lograr la vida eterna. ¿No es interesante que, 1300 años ANTES del nacimiento terrenal de Jesús tal concepto religioso ya existiera? ¿No se lo apropiió el cristianismo de otras creencias? Y, si es heredado de otras creencias ¿serán inspiradas de otras revelaciones o simples especulaciones de la mente?



La ley JUDÍA contiene normativas de conducta en relación con los demás seres humanos y reglas sobre las prácticas religiosas, aunque no transmite un código de instrucciones para afrontar todos los aspectos de la vida. Más bien parece señalar los límites que el pueblo no podrá transgredir sin romper la alianza.

Tengo años notando una inclinación antijudía en los escritos evangélicos del mismo Nuevo Testamento, particularmente en los escritos del autoproclamado “apóstol” Saulo Pablo… Hoy, leyendo Encarta, confirmo que hay arraigo en mis ideas, tal cual lo han percibido otras personas, pero, como se sabe, hay quienes no desean salirse de las interpretaciones y referencias transmitidas en la tradición, y es obvio que la guía e interpretación divina se hace necesaria, así sea por el Espíritu Santo, y no tanto por los “líderes” espirituales, que siempre dejan humanos entredichos. A continuación, lo que Encarta 2009 dice: Al parecer, el primer intento de establecer un canon tuvo lugar en torno al 150 d.C., por obra de un cristiano herético de nombre Marción, cuya aceptable relación incluía el Evangelio de Lucas y 10 epístolas paulinas, editados con una fuerte orientación antijudía. Quizá la oposición a Marción fue la que dio impulso a los esfuerzos tendentes a elaborar un canon aceptado de forma general.”

“Tal vez hacia el 200 d.C., 20 de los 27 libros del Nuevo Testamento se consideraban autorizados. Aquí y allá prevalecían preferencias locales, existiendo algunas diferencias entre las Iglesias occidental y oriental. En general, los libros que durante un tiempo fueron objeto de polémica, aunque más tarde se incluyeron en el canon, eran Santiago, Hebreos, 2 Juan, 3 Juan, 2 Pedro y Apocalipsis. Otros libros que gozaron de amplia aceptación popular aunque al final resultaran rechazados, fueron Bernabé, 1 Clemente, Hermas y el Didaké; los autores de estos libros suelen ser denominados padres Apostólicos.”


“La carta pastoral 39 que san Atanasio, obispo de Alejandría, envió a las iglesias que se hallaban bajo su jurisdicción en el año 367, acabó con toda duda acerca de los límites del canon del Nuevo Testamento. En dicha pastoral, que se conserva en una colección de los mensajes anuales de la Cuaresma dictados por Atanasio, relaciona como canónicos los 27 libros que siguen siendo los constitutivos del Nuevo Testamento, aunque los organizó de forma diferente. Estos libros del Nuevo Testamento, en su orden actual, son los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), Hechos de los Apóstoles, Romanos, 1 Corintios, 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 Tesalonicenses, 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito, Filemón, Hebreos, Santiago, 1 Pedro, 2 Pedro, 1 Juan, 2 Juan, 3 Juan, Judas y Apocalipsis.”

Como puede verse, nuestro canon bíblico, en relación al Nuevo Testamento, es evidente católico y no judío (ellos rechazaron a Jesús como Mesías).

Durante los siglos IV y V se hicieron esfuerzos por reemplazar estas versiones regionales por traducciones más homogéneas que tuvieran una mayor aceptación. En el 382, el papa Dámaso I encargó a san Jerónimo la preparación de una Biblia en latín. Conocida con el nombre de Vulgata, reemplazó a varios textos en latín antiguo. En el siglo V la Pešitta siríaca sustituyó a las versiones existentes en este idioma, que a la sazón eran las más populares. Como suele ser el caso, con gran lentitud las antiguas versiones cedieron su lugar a las nuevas.”

El Evangelio de Lucas afirma que Jesús comenzó su ministerio en el decimoquinto año de reinado de Tiberio (Lc. 3,1), que sería el 28-29 d.C. Los cuatro Evangelios coinciden en que Jesús fue crucificado cuando Poncio Pilatos era gobernador de Judea (26-36 d.C.). El ministerio de Jesús tuvo lugar entre el 29 y el 30 d.C. si se acepta la versión de que duró un año, o entre el 29 y el 33 d.C. según la teoría de que se prolongó entre tres y cuatro años.”

Thursday, December 27, 2012

Des-PEDIDA.



Hoy he sabido que te vas, y tuve el tiempo de decir
Esas cosas que se van, y yo pude recibir.
Con tristeza te veía, en esa silla de ruedas,
Y la alegría que me queda, es lo que te pude decir.

Hoy, primo, que te vas; no estaré en la despedida
He sabido que te vas, y del viaje no ha salida.
No estaré allí hoy, como tampoco vuelve el mañana
La alegría “que te vas”; y te fuiste en la cama.

Es la muerte un pasadizo, cuyo túnel yo no escondo
Es la vida un bebedizo, cuyo sorbo se hace hondo.

No estaré entre los tuyos, en mi vida no hay apegos;
Sin embargo -ya te dije- ese viaje no es tan lejos.

La verdad, desde mi infancia, he querido comprender:
Es la muerte o es la vida, lo que siempre he de querer.

Te agradezco, como dije, esa mano de virtud
Bueno fuiste, tú conmigo, pulcro en mi solicitud.

Hoy de día, con Bartolo, te reunirás con mi abuela
¡Sube pronto! ¡Corre y dile!
Que la quiero, aunque me duela.
Hace tanto yo la extraño, y se me ha ido (como otros)
Lo que queda “en los de abajo” son los sueños:
Siempre rotos.

Una vez más, repito, lo que en mi visita te dije:
“Te agradezco, primo-hermano, lo que en vida tú hiciste”

¿Cómo olvidarme esa vida?
¡Cómo mentirme, a despecho?
De los años, los maltrechos,
Siempre tendré buenos recuerdos.

P.S.
¡No te olvidaré primo!
La noticia, luego de entristecerme, más bien me alegra.
Lleva noticias a los míos: “Para siempre les quiero
(especialmente a mi abuela).
No entiendo por qué tanta gente muere en diciembre,
Pero un día vendrá mi turno...
(y sé que estas palabras les llegan)

A.T.       Dec. 27, 2012

Tuesday, December 25, 2012

La Muerte de Los Inocentes

Hace más de dos milenios sucedió algo muy importante. No solamente me refiero al nacimiento de Jesucristo, sino a una gran mortandad que pudo haber entristecido la vida de muchas familias y muchos corazones.
Cierto día, uno que no sabemos (no un 25 de diciembre) nació el niño Jesús (hoy debe tener algo más de 2.000 años, para ser preciso).
Según el relato bíblico, nació en incómodas condiciones de alojamiento. No estaba en la casa de sus padres, sino en un lugar que servía de refugio para los animales.
Eran los días en que Roma dirigía un censo sobre la provincia de Palestina y, por obligación, María y José tuvieron que trasladarse a una región donde habría mucha gente (Belén) y es probable que los judíos que tenían buenos y parientes queridos, ya tuvieran bastante llenas sus casas –algo incómodas- como para darles espacio en un cuarto de habitación, a un tío o a primos lejanos, que pocas veces se verían en el año por razones de tiempo y distancia (como pasa hoy, que casi no nos reunimos para pasar un buen día juntos y felices).
Allá en la historia, en ese día peculiar e importante, María no se alojó en cualquier ciudad de Judea. ¿Por qué no se quedó con su parienta Elisabeth, la madre de Juan el Bautista, cuyo padre era el sacerdote Zacarías? (Lucas 1:39) (*)
María parió en Belén, bajo condiciones poco gratas, muy humildes y, debido a esa inconveniencia del censo poblacional romano, no fue el mejor momento para tener las comodidades del hombre, sino el mejor momento que Dios dispuso naciera Su hijo, en el mundo que ellos hicieron.
(*) Belén de Judá (Mateo 2:6) era un poblado muy pequeño de esa región al sur de Israel, es decir, no tan lejos de Jerusalén.
Hace dos milenios, en una situación de sometimiento político y militar, nació el hijo de Dios en un pueblo humilde, siendo visitado por pastores, por animales de labranzas, y Su lecho fue un pesebre… ¿Pueden imaginar lo hermoso de un niño nacer? Rodeado de gente agradecida, invitada por una docena de ángeles, en una época donde no había teléfonos ni mensajes de texto, y el llamado sacudió el amor de sus corazones. ¡Wow! Era el hijo de Dios, metido en una cajita de madera, acolchado con pasto y sábanas limpias, quizá con olores no muy agradables (pero naturales).
La tradición, la interpretación errónea de tales hechos, nos hizo creer a lo que la razón ajena nos decía. La tradición religiosa que heredamos nos decía -con dibujos y palabras- que tal suceso era de una forma, y resultó ser de otra... Ejemplos:
¿Ha visto usted la forma en que los pintores medievales representaban a Jesús crucificado?
Si uno mira hacia las manos de Jesucristo, notará que en Sus palmas hay una herida representando un clavo que la ha horadado… ¿No es así?
Si va a la iglesia católica, tras 2.000 años, Ud sigue viendo a un Jesús vencido y crucificado y, si tiene buen ojo y buen lente, no le costará mucho verlo crucificado POR LAS PALMAS DE LAS MANOS.
Hoy, según estudios de eruditos, los clavos no estaban en sus palmas, sino después de las muñecas, en medio de esos 2 huesitos, acercándose a las palmas… ¿No nos mintieron en sus interpretaciones? ¿No creímos a una verdad que no es la exacta verdad?
De mi parte, nadie es culpable por esa zona en la que la ignorancia prevalece ni los pintores del siglo 15 sabrían la verdad, porque la medicina forense no es cosa de esos días y, al efecto, ninguno de nosotros ha examinado las evidencias (las cuales no son visibles) y, si alguien tiene en si manos el manto de Turín (si realmente es el cuerpo crucificado de Jesús) esa es la gente de la iglesia del vaticano (y han estudiado esas “pruebas”).
He dicho que, la tradición -religiosa o no- ha sido “el conocimiento”, la verdad o la versión de lo que hemos recibido o creído y, tanto como en el siglo 15 o en el XXI, lo que afectamos y lo tomamos por fe, hasta que “conozcamos la verdad que nos hace libres”.
Hace dos milenios Jesús caminó como cualquier mortal y padeció lo que es de mortales. Su venida pudo traer alegría a los suyos, puede traer alegría a nuestros hogares y vidas y, al mismo tiempo, Su llegada al mundo significó el luto de muchos hogares en la zona cercana a Belén.
La tradición, la interpretación oral de la historia, nos narra mal la verdad que hoy queremos celebrar.
Nuestras comodidad, nuestra pereza, nos hace creer las cosas según algunas personas la dicen como cierta o verdadera; pero nunca llegaron los reyes “magos” el mismo día.
Recordemos que Jesús nació:
·         Bajo el dominio imperial y militar de Roma.
·         Los días en que se efectuaba un censo poblacional (Lucas 2:2-5)
·         Que no había nieve en el camino ni frío (los pastores estaban a cielo abierto) (Lucas 2:8-16)
·         Que los pastores NO COINCIDIERON con la llegada de los magos desorientados (Mateo 2:2, 3, 4-9), puesto que a su arribo ya Jesús no estaba en un pesebre, sino en una casa (Mateo 2:11) y que tal confusión temporal fue para que los “magos”  extranjeros llegasen hasta la figura que representaba la autoridad judicial judía de ese entonces (no llegaron a los gobernantes romanos, sino a uno de sus representantes) y los sacerdotes del entorno fueron movidos a revisar las Escrituras, hallándose que –de la Belén de David- también saldría UN GUIADOR, el líder verdadero para la humanidad (Mateo 2:6)
·         Recordemos que el SALVADOR de tales pastores (Lucas 2:11) y la razón de esos visitantes extranjeros, no fue para adorar a María, sino al niño que había nacido (Mateo 2:11) y hasta el mismo rey Herodes se había ofrecido –hipócritamente- ir a adorar al niño Jesús (Mateo 2:8), una vez que los “magos” le dijeran (no eran tan magos, pues, le preguntaron al malo de Herodes y, de no ser por la señal de la estrella, no habrían llegado a dar con el paradero de Jesús) ¡Había demasiada gente revuelta! (de no haberla habido, Herodes mismo hubiera hecho el trabajo de investigarlo con otros).
·         Recordemos que la profecía del nacimiento del “Salvador” estaba ya anunciada y entendida por los eruditos judíos y sacerdotes contemporáneos a Jesús, pero la tradición ORAL de aquellos días entorpecía, también, la comprensión de la verdad, tanto como hoy (Mateo 2:4-6).
·         Entendamos que Herodes, un representante interino del poder impuesto por Roma, comprendía muy bien lo que significaba el nacimiento del Cristo (el Mesías), pero su oscurecido entendimiento lo interpretaba sólo a nivel político y no de forma espiritual (Mateo 2:13b).
Siendo así, embrutecido por la distancia que marcaron “los magos”, sintiéndose burlado de éstos (Mateo 2:12), mandó matar a muchos niños menores de dos años (Mateo 2:16) ¿Se ve la analogía con los días de Moisés? (En ese entonces, faraón mandó a matar a los niños judíos, en Egipto).
Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.” (Mateo 2:18)
Por simple inferencia, podemos imaginar que Herodes estuvo esperando a “los magos” un cierto tiempo. Si es tan malo como “sabemos”, pudo haber usado su astucia y, queriendo asegurarse que nadie le relevara en el trono –parcial- que compartía con el regente enviado de Roma, hizo matar a los niños que tuvieran una edad adicional a la indagada de tales “magos” (que no eran tan sabios, sino –más bien- algo ingenuos y desorientados) (temporalmente desorientados con un propósito divino, ¡claro!).
Herodes supo del Mesías: 1) Por el testimonio de los “sabios” de Israel (Mateo 2:4). 2) Del testimonio de los “magos” extranjeros (Mateo 2:1-3, 7) y 3) Por la lectura de las Escrituras judías (Mateo 2:4-6)
Al nacer Jesús, similarmente a los días de la esclavitud de Israel en Egipto, hubo un gran crimen que no ha sido públicamente condenado. Hubo gozo y alegría y, tan pronto llegaron “los reyes magos” con regalos (Mateo 2:11), tan pronto pasó algún tiempo que Herodes se supo “engañado” (Mateo 2:12) José y María huyeron hacia Egipto para proteger la vida de ese bello niño (Mateo 2:13) ¿Ven que la tradición religiosa ORAL nos miente? Si lo leen como les escribo, notarán que no hubo tal coincidencia de la visita de “los reyes magos” ni de los pastores, un mismo día (pero sí habrá una reunión de ricos y de pobres, en un solo rebaño).
Me gustan mucho unas palabras que dijo María: “Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios MI SALVADOR, porque ha mirado la bajeza de Su sierva… Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos…” (Lucas 1:46-48, 52-53) ¡Bello lo que ha dicho! ¿Acaso no son profecías, también?
María jamás se reconoció más allá de ser una sierva de Dios. Ella misma reconoció su necesidad de ser salvada de Su Señor (como ella misma lo ha dicho en el versículo 47) ¿En qué momento es “madre de Dios”? ¿En qué momento se hizo mediadora entre Dios, Jesús y los hombres?
La muerte de los inocentes, también, es por causa de la irresponsable ignorancia: “Mi pueblo perece por falta de conocimiento”.
La tradición secular, la tradición oral y la traición de algunos “líderes espirituales” pueden estar llevando a miles de personas a una muerte espiritual segura ¿Por qué no leen éstos y no entienden aquellos?
Hay muchos Herodes que no quieren que los niños crezcan.
Hay muchos líderes que no quieren que “sus” ovejas aprendan a buscar el alimento espiritual, ellos solos y por sí mismos.
Hay quienes no desean que usted desarrolle una relación libre y autárquica con otros rebaños humanos ¿Qué sería de la iglesia convencional si usted ya no fuera parte de la estructura actual y esas jerarquías?
Herodes es aquel hombre o mujer que no desea perder su posición, su lugar de influencia, aquel celoso de sí, que no deja ni facilita que otros crezcan ¿Eres como Herodes? ¿El Grande?
La iglesia de Roma sigue siendo un gran Herodes. Pero no es la única que entorpece el crecimiento espiritual de millones de niños que mueren, física y espiritualmente.
Sé que jamás venceré la obra de Constantino y los concilios de Nicea, más allá de lo que se haya decidido en el tercer siglo; pero debo ocuparme por tener alguna diferencia, aunque espiritual y moralmente no tenga ninguna significancia ni razón de jactancia (soy otro vulgar pecador, como todos).
La muerte de los inocentes, aquella que Herodes decretó para los neonatos y bebés de Belén, sigue en pie por un cúmulo de cosas que decreta la tradición religiosa y la traición humana. ¿Quién puede librarme de pensamientos criminales? Si en mis pecados pienso o deseo como otro asesino.
Yo querría señalar un grupo de cosas, pero sólo me basta este pequeño ejercicio de letras que puede ayudar a entender que “la navidad”, una tradición sincretista y secular de la iglesia católica, no tiene mucho de significante estos días y, su valor religioso, su valor espiritual, sólo se reivindica cuando hombres y mujeres –católicos o no- cambian su vida con una nueva actitud.
Puedo hablar bien de algunos curas, de algunos pastores evangélicos, pero no puedo hablar bien de mí cuando no obro de acuerdo al amor ni a la forma de vida que Jesús mismo nos ha propuesto.
Puedo hablar bien de Teresa de Calcuta, de muchas monjas, pero puedo hablar muy mal de mi actitud cuando le niego el pan a un niño hambriento o a un corazón sediento de verdades.
No puedo proclamar una verdad con una mentira. No puedo enseñar una verdad sin el buen ejemplo, y esto es lo que reprocho de mí, de otros, particularmente cuando ya no tengo la presencia amorosa de mi abuela, la condición afectiva que desearía, y un grupo de cosas que son ajenas a mi normal estado de ánimo (me refiero a los intereses socio-políticos prevalentes, una mala administración de la economía, y esas cosas que se escapan de mis mortales manos).
Sea lo que fuere, los inocentes mueren conforme nacen. Mi parte, si me debo a ella, algún día será concluida como cada palabra es terminada.

A.Toro        Petare              Dec. 25, 2012

Monday, December 10, 2012

Oración de fe


Estos días alguien me regaló un modelo de oración. No se parece a la elaborada estructura de la famosa oración del “Padre Nuestro”. La presentación es acartonada, de calidad y me parece que se puede conservar años y, la misma, se puede republicar pero, al leerla, no pude menos que hacerme algunas preguntas: “¿Cuál es su procedencia? ¿En qué momento la registraron?

La leí, traté de asimilar lo que se dice, lo que se ofrece, lo que se compromete y espera.
De inmediato, traté de hallar paralelismos, referencias neo testamentarias y precedentes judíos, cristianos o católicos.

Las oraciones no son como un poema que, quien lo escriba, pueda dejar su firma, su nombre e incluso, un registro de la patente registrada. En cada oración, hay mucho de lo personal, de lo mío, de lo suyo; de lo colectivo y lo personal. Sin embargo, Jesús, en Su modelo personal de oración (el Padre Nuestro) emplea el “Danos”, el “perdónanos”, y otras fórmula que dicen “Padre Nuestro”, como un colectivo, como una hermandad; no obstante, la “oración de fe” es totalmente opuesta, unipersonal y decisional: “Yo decido, yo confieso, yo me arrepiento y pido.”

Hay diversas confesiones, hay diversas denominaciones y, al parecer, cada una adoptó un formulismo, un protocolo y, algunos de éstos, son rigurosamente controladores (si no paso por un proceso de selección, en el que ellos usurpan el lugar de “dios”, no podría participar de la comunión de la iglesia ni del bautismo).
Si la iglesia judeo-cristiana del 1er siglo era proselitista, las distintas denominaciones del siglo 21 hacen acepciones, y más si se trata de gente adinerada, de la élite burocrática o profesional…

La oración de fe, en cuestión, es una de varias “bien intencionadas”. Es, en efecto, otro modela de confesión de fe pero ¿Qué paralelismo tiene con la iglesia del Primer siglo, la que inició Jesús y no sus adeptos?
Juan Bautista, el heraldo del Señor Jesús –que sepamos- no empleó un formulismo para la CONVERSIÓN ni el bautismo de judíos que confesaban sus pecados en el río Jordán. El formulismo que sí demandaba, indudablemente, era la sinceridad del corazón, la conversión del alma, la metanoía de la voluntad pecaminosa a la transformada por la buena conciencia del evangelio.

Juan había notado la insinceridad de muchos que se le allegaban para recibir el bautismo. Muchos -en ese tiempo- pensaron que el perdón de pecados era debido al agua, al lavamiento ceremonial, al cumplimiento protocolar de una asistencia, una cola y 3 palabras soltadas al aire… ¿Era un estúpido Juan el bautista?
Algunos llegaron dándose golpes de pecho, hicieron alguna cola larga, como para recibir un regalo (el perdón de pecados) pero era como si decenas de personas fueran al cajero electrónico de un banco y, al extremo de la fila, se encontraban a un vigilante que les decía: “¿Ud tiene cuenta bancaria con nosotros?... ¡Ud no es cliente nuestro!”.
Juan -en su bautismo de agua- requería un ARREPENTIMIENTO verdadero, como fruto digno. Él condenó a esos hombres que venían a bautizarse por si acaso… (“Uno no sabe qué pasará luego”, dirían algunos). Juan criticó a los muchos que venían de los saduceos y de los fariseos. E lugar de decirles “cuaimas” les dijo serpientes (Mat. 3:7) y era obvio que imaginan que, al bautizarse, huirían del castigo venidero ¿Realizas algún  sacramento, alguna obra religiosa, creyendo que al hacerla, recibirás protección o una “bonificación” adicional?

Jesucristo, más adelante en su ministerio, predicó sobre la oración (Mateo 6:515). Si Su exhortación fuera hipócrita y sin Su ejemplo, Él mismo hubiera dado varios modelos para orar y “rezarle” a Dios, pero el Padre Nuestro es el modelo “clásico” a innovar y personalizar y, en la simple lectura, podemos inferir que a Él no le gustan las repeticiones sino las oraciones en AMBIENTES PRIVADOS, íntimos y en lo secreto. Tras leer Mateo 6:5 tengo la impresión recurrente que, para aquellos días, ya había una clase de religiosos que amaban “ser vistos orando y públicamente”… ¿Soy más cristiano por practicar mi religión en público o presumidamente?

Jesús, contrariamente al modelo propuesto en “Oración de Fe”, hace recomendación de que deberíamos estar en los aposentos, privados de las interferencias mundanas, recluidos en la privacidad de nuestras habitaciones interiores; porque la oración es algo personal, en intimidad con Dios ¿La trillada oración de fe es un modelo copiado de los escritos emanados de los concilios católicos romanos?
Nótese que, si todos repetimos lo mismo, si el modelo es una auténtica copia repetitiva, estandarizada, seremos como loros, diciendo siempre lo mismo con palabrerías.
Si el Padre Nuestro es un modelo para la oración colectiva o comunitaria, la “oración de fe” es un modelo para la oración de confesión privada pero ¿No está llena de palabrerías?

Si me quiero casar, no basta que yo vaya al padre y a la madre y les pida a su hija. Antes de hacer eso, tengo que HABER CONOCIDO a la chica que me gusta o se agrada de mí. Tengo que haberla tratado bastante para que ME ACEPTE y yo la acepte, también. ¿No es lógico que ambos NO nos conozcamos, antes de enredarnos en promesas e emociones?

Una vez que mantengo trato, una relación amistosa relativamente prolongada (cuando menos un año) puede que ambos nos gustemos –lo suficiente- como para que ella o yo pensemos en una relación formal que vaya más allá de la amistad, a medida que nos volvamos íntimos y nos familiarizamos con nuestras afinidades y/o diferencias (que las hay de todo tipo).

Puede que ella y yo tengamos algunas diferencias, fuertes discrepancias, choques de opinión pero, en atención al amor, a la linda relación, lo comprometido… ¡incluso conveniencias! nos separamos un tiempo y, aclarados nuestros puntos divergentes, nos reconciliamos y volvemos (o quizá nunca nos veamos).
Al cabo de años, si seguimos juntos, si así nos ha parecido, anunciamos nuestra boda y, siendo mayores de edad, no necesitamos la aprobación de nadie y, si somos sabios -en cierta medida- siempre es bueno un consejo de afuera...

Antes de casarnos, antes de prometernos cosas, uno tiene que haberse demostrado –con hechos- esa disposición, esa lealtad, ese COMPROMISO de seguir siempre adelante, al costo de lo que sea posible.
Si estoy enamorado, si ya no soy un sinvergüenza, lo más lógico es casarme antes de tener intimidad sexual con la que pretendo tomar por mujer.

¿Es fácil que alguien se vaya a la cama sin preservativos, sin una garantía profiláctica de que no contraerá enfermedades sexuales? Y, en el supuesto que algunas parejas consientan tener relaciones sin fines románticos ni reproductivos ¿No hay una clase de acuerdo económico, higiénico o una aclaratoria de que no existe un compromiso verdadero ni duradero?

En relación a un vínculo serio, donde pueden venir hijos sin una debida preparación emocional, psicológica, habitacional y económica, lo normal es que se hagan acuerdos nupciales o prenupciales. Cualquier cosa que se haya dicho, cualquier cosa que se haya acordado verbalmente - en su momento- se asentará en un registro, en unos papeles, ante abogados y en una notaría o registro civil… ¿La oración de fe tiene más poder que un contrato matrimonial?

Suponiendo que tuviese más peso ¿Por qué hay tanto cristiano que ha dejado de serlo? Y, como contraparte ¿Por qué hay tantos divorcios e hijos fuera del matrimonio?

La oración de fe, tanto como cualquier de promesa de amor, es un “bonito” modelo de palabras que se puede decir, hasta con sinceridad de corazón. El bautismo, tanto como mi firma en un papel, no garantiza mi idoneidad ni fidelidad para cumplir lo que expresen esos contratos de palabras y, siendo que “contractualmente” Dios no está presente para garantizar dichos acuerdos ¿Cómo sabe alguno que el otro va a cumplir lo que promete? (Sabemos cuán falible somos: Hemos fallado antes). Pero Dios, ¿Me toma la palabra?

Dios no tiene problema en aceptar cualquier cosa justa que yo pudiera sacrificar para agradarle, pero –que yo sepa- siempre desea que se cumpla la justicia, que yo obre según mi palabra y que, si Él se ha comprometido en algo, SIEMPRE CUMPLIRÁ.

Dios tiene parámetros peculiares para ponderar el peso de nuestras almas y medir el peso de nuestras buenas y malas intenciones, mas no así nosotros (que sólo vemos lo externo y lo superficial del carácter y de las palabras).

La oración de fe, en sí misma, no acompañada de hechos, es semejante a ese hombre o mujer que dice: “Te amo” pero es infiel con otra persona y, si no es desleal –físicamente- con la mente puede estar fallando alguno, y más cuando los hechos de ese supuesto amor no van acompañado de flores, atenciones, cariños; sino que tales palabras se contradicen por desdenes, mentiras, violencia física junto a la verbal (hombres y mujeres hemos caído en ello).

La “metanoia”, la conversión y el arrepentimiento pueden ser tan rápidos como la experimentada por uno de los ladrones en el calvario. No sabemos si, en algún momento, ese ladrón fue al bautismo de Juan el bautista. No sabemos si, en alguna oportunidad, haya estado atento a las charlas que Jesús daba en esos 3 años de ministerio público; no obstante, podemos estar contentos al saber que, indistintamente de los pecados que haya hecho a lo largo de su vida, Jesús mismo le dijo: “Hoy ciertamente estarás conmigo en el Paraíso”. ¿Lo salvó el bautismo o su arrepentimiento seguido de una confesión de fe? (Mateo 27:44
Ese criminal no tuvo oportunidad de tomar un tratado para leerlo ese día y, estando crucificado, lo menos que desearía es tener una pesada Biblia en sus músculos adoloridos. Sus palabras -quizá resumidas- nos las remitieron de este modo: “Acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:40-42)

¿Me conviene hacer una oración, repetir un modelo trillado de palabras, en las que prometo algo y no cumplo nada?

La oración de fe –comparada con el Padre Nuestro- es una oración pública de categoría inferior, es un acto protocolar para iniciarnos en una relación con gente de iglesia, bien intencionada, por cierto, que desea guiarnos a un mayor conocimiento de Jesucristo, Sus enseñanzas, etc. Si no la has hecho no te pierdes nada, pues, según sea tu vida, estás perdido o más confundido que antes, pero –tal vez como el ladrón del Calvario- necesitas acercarte al hijo de Dios, al Señor Jesucristo, para poder comprender un grupo de cosas que antes no entendías o no le hallabas sentido.

No necesitas formalidades, sólo creer a lo que Dios te hará entender, seguir, desear y comprender. La religión no te sirve sino para el autoengaño pero, el estudio (incluso el autoestudio) puede llevarte a entender secretos que no estaban escondidos, sino soslayados.

A.T.     Dec. 10, 2012