Dentro de lo que llaman “Textual Criticism” los eruditos consultan los distintos fragmentos que haya de la Biblia y sacan sus conclusiones, mismas que datan y organizan para nosotros, quienes no tendremos acceso a ver antiquísimos papeles, ni aún sabiendo un “Kai” del griego. De los supuestos escritos de los apóstoles –por que no tengo cómo probarme ni probarlos- me ha molestado algo de Lucas 24:13-35 (que no fue uno de ellos); por allí, entre las inconsistencias, la achaco a los escribas o a un aspecto cultural de esos días…
El asunto en mi cuestión es narra un diálogo con el Resurrecto, pero –en el verso 33- el encuentro de ese par se conduce a una reunión “con los once” y, de los mismos sucesos, se entiende que Cefás (Simón Pedro) es parte de ese dúo camino de Emaús. A mi parecer, si no fuera un trato formal –un mote, más bien- no deberían decir “los once”, pues Judas Izcariote se había ahorcado (para dejar de ser los 12 apóstoles) y Simón Pedro no estaba, sino en compañía de otro, regresando de Meaux (es posible q no estuviere cualquier otro, así como no estuvo Tomás, en una de las apariciones del Señor Jesucristo).
Del versículo 34 se me ocurre que ése no era el Simón Pedro, sino otro Simón ¿No sucede lo mismo, cuando se “estudia” al Quijote? Allí, los estudiosos, han podido ver algunas discrepancias, mismas que ya han sido aclaradas en las notas marginales de sucesivas ediciones. ¿Por qué no se “arreglaron” las inconsistencias bíblicas antes o después de Guttenberg?
Podría dedicarme a disimular o a ocultar esos vacíos, del mismo modo como ciertos judíos han tratado de cambiar esa interpretación que se ha dado a la porción del antiguo testamento que habla de “que una virgen daría a luz a un varón” ¿Fue desde la versión de los LXX?. Sea lo que sea, como muchas Biblias discurren en sus relatos sin darle información al lector, excepto agregando “Títulos” a los “Capítulos” –cosas que jamás existieron en los originales- (extremadamente útiles para saber de quién o de qué se habla) uno lee como un niño, ignorando que hay segmentos que no aparecen en los manuscritos más antiguos, y –debido a las traducciones- hay aspectos teológicos que se van agregando y hasta modificando ¡de lo que se había escrito! (Los originales se perdieron por deterioro, por lo que sea y “lo original” ha de tener 200 ó 300 años). ¿La hace menos verdadera? Los escritos de Homero o Aristóteles ¿son más viejos? (¿Sí?) pero ninguno de ellos son los escritos “originales” (Son copias ¡sucesivas!).
“El que esté libre de pecado, que lance la 1ra piedra” (del libro de Juan) es uno de los capítulos que no está en los manuscritos más antiguos. ¿Conviene ocultar ese hecho, reteniendo información verificable a los asiduos lectores de un libro sacro? (Deuteronomio 12:32) ¡Allá aquellos! En mi caso, hace más de una década desdeñé una cantidad de libros que tuve, resulté peor que Esaú, quien menospreció su primogenitura. ¿No leeré en libros serios, como el NASB Interlinear Greek – English New Testament, para saber a qué Cefás se refiere Lucas en su relato?
Si he de revisar la evidencia interna, una “aclaratoria” de Lucas 24:12 –que no aparece en documentos más antiguos- me induce a creer que es Simón Pedro (Cefás) el sujeto del relato. No obstante, ¿por qué los once y no los 10? (o los que fueren).
Releyendo, recuerdo que Simón Pedro (Cefás) era un patriota y celoso defensor de algunas de sus ideas por El Cristo. Él, creyendo haber hallado al redentor político de esos tiempos de la ocupación imperial romana, dejó entrever si inclinación de ideas (Lucas 24:21) y, contraviniendo reglamentos del ocupador latino, anduvo con alguna espada, misma que le sirvió para intentar luchar al momento en que aquellos se aparecieron en el huerto de Getsemaní (¿No le cortó la oreja a Malco, defendiendo a Jesús de aquellos soldados?) (Juan 18:10).
El Maestro ya había predicho que debía ser contado entre los transgresores ¡no sólo por los maleantes a un lado de la Cruz! (Lucas 22:37-38 y Jn. 18:30) Si todo eso escrito antes como “casual” profecía, no fuera parte de una verdad, ¿cómo me explico una centena de “coincidencias”? Lo q haría, lo que se diría de Él…
¿De quiénes eran las dos espadas que mostraron a Jesús? ¿Tendría Judas Izcariote una, para evitar que lo robara otro, no siendo él mismo ladrón de lo que había en la bolsa? ¿Sería Simón, el cananeo ¡El Zelote! Dueño del arma? (Mateo 10:4) (Un zelote debía llevar algo más que sirviera a su celo teocrático, aunque se declarase un ex fanático de la ley mosaica).
Saber de quiénes eran las espadas no me lleva a nada. Igual, “saber” quiénes eran los Simones no me dice mucho, si no sé por qué le decían los once, aunque faltara uno de ellos. (Al menos sé que no estaba Judas Izcariote, el ahorcado). ¿Por qué ese Simón o Cefás no había entendido un trabajo de 3 años y medio?
Hay películas donde se muestra a Judas Izcariote como a un mercenario reclutando “talentos” para luchar contra el invasor de Roma (¿Hay algo que lo afirme, dentro de la Evidencia escrita Interna?) Sólo sé que robaba de lo que recogían en ese grupo de más de 12 (Juan 12:6) ¡Qué poco aprendía del Maestro! (Mateo 6:19)
¡Ja, ja! Sea como fuere, esos detalles no me hacen creer que esto sea un documento forjado ¡pese a inconsistencias! (Me causa gracia leer las similitudes de Abraham e Isaac, al evitar decir que sus esposas eran sus esposas y sólo una de ellas era hermanastra. Me sorprende ver la pueril rivalidad de mujeres pariendo por un Jacob que, más adelante, cambia y representa a todo un pueblo).
La Crítica Textual duéleme, a veces, por descubrir esos errores de inconsistente recurrencia, siendo que no haya un registro permanente y antiguo que contenga toda la información que suplemente y apoye a la que nos hace cierta falta ¿Por qué creo q la velocidad de la luz es tal, si no la puedo medir? ¿Por qué creo que la distancia de la tierra es aquella o esta, si no puedo ni confirmar la translación de la tierra a lo largo del anillo de esos 12 meses que nunca mido en el espacio? (Asunto de fe, quizá).
En la actualidad, ante la natural proliferación de ideas y “principios”, bien convendría “una ayudadita” de lo alto, una confirmación grupal o personal en cada ser ¡Vainas de Dios! ¡Si Él quiere! (no ceso en pedírselo y repetirlo), pero hay tantas cosas verificables que nos dicen que esto no es un accidente evolutivo ni resultado del Big Bang (¿Cuánta vida se produjo de la explosión atómica en Japón? ¡Ah! Lo olvidaba... He de esperar que evoluciones esos genes).
¡Ja, ja! Y al no saber responder por quién es ese Simón o Cefás (aunque sé sólo hubo uno) ¿Dejaré de creer y entender?
No era un error común de esos días el pensar que el Cristo -¡El Mesías!- vendría a liberarlos del yugo romano (al menos, muchos creían a las profecías del Antiguo testamento) (Ahora, algunos creen a las 7 profecías de los Mayas o a Nostradamus) ¡Creen! ¡Creen y que crean!
Tal liberación de Israel ¿Era sólo militar o política? Parte de ese cuento se vio en 1948 (con matices, por supuesto) Parte –también- se vio con el Holocausto que dio origen al éxito del Sionismo y la consolidación del estado de Israel y mucho desde el año 70, cuando cesaron los continuos sacrificios en el templo de Jerusalén (mas, no ha muerto el yugo redentivo relativo al judaísmo).
Muchos o pocos, quisieron de Jesús un líder militar y político (Juan 6:15). La agenda de Dios y de Jesús es distinta a la de algunos de nosotros, y no somos culpables por eso ¿Habrá dudas en ello?
Los 11 discípulos –tal como lo haríamos nosotros- se volvieron a lo suyo tras la pérdida de Jesús. Tomás, uno de los 11, no estuvo con los discípulos al momento de una de aquellas apariciones (Juan 20:24) ¡De allí que seamos con él! (¿Le hemos visto?) Judas, arrepentido, se suicidó (ya no era parte de los 12) y Jesús se dejó ver las heridas y la marca en un costado, una semana más tarde ¡cuando menos! (Jn. 20:24-25, 29).
“Dichosos los que creen y no han visto” (no eran los 11 y tampoco eran los 10) ¿Es inconsistencia la natural duda? ¿No lo veían y, sin embargo, dudaban? (y estoy hablando de esas personas que ciertamente LO VIERON y tenían dudas. Escucharon el testimonio de las mujeres que fueron al sepulcro vacío y no les creyeron).
El libro de Juan suple a mucho de lo que sea laguna documental, a esas inconsistencias de la evidencia interna. ¿Deja de ser un buen escrito por esto?
En los días antes de Pasteur, sin tener los medios de verificar ciertos copnceptos, se creía en la Generación Espontánea ¿Verdad que las ratas y gusanos “nacían” de la basura? No obstante, el vulgo no investigaba, sino que creía a ciegas ¿Por qué no voy a investigar y comprobar lo que será mi verdad? Y ¿En qué creo?
Creo en la historicidad de Jesucristo. Creo en buen porcentaje del A.T y del N.T. Creo que Dios habla cuando le viene en gana (ÉL es soberano, autodeterminando como yo, y no puedo obligarlo a que haga nada si Él no quiere). Creo en Jesucristo como mi Salvador personal, Rey e Hijo de Dios. Creo que necesito conocerle y que sin la ayuda de Él no subiré al cielo (yo no voy, a mí me llevan). Creo en el poder que inspira en miles de hombres y mujeres que libran una lucha tenaz por vencerse a sí mismos y al mundo que nos sirve de vehículo pasajero. Creo en la necesidad de proclamar Su nombre y la verdad de la consolidación de Su venidero reino (aunque visiblemente no tengo los medio$ ni el deseo de involucrarme en algo que en mi persona y circunstancias pueda intentar llevar). Creo en el nacimiento virginal y NO CREO QUE MARÍA INTERCEDA POR NOSOTROS (Hechos 4:12, 10:43 y Romanos 8:34), porque dejó de ser virgen al parir a Jesús y a sus otros hijos con José. Igualmente, creo que no hay un “matrimonio” entre Dios y la madre de Jesucristo, como para que se diga: “Si Dios quiere y la virgen” (6 ó 7 años con los curas bastó para convencerme de eso). Creo en que el Señor Jesús “hará un solo rebaño” y que no desciendo del mono darviniano -por escribir esta monería- y creo al Diseño Inteligente que habré de entender algún día.
No creo en un “futuro” sin Dios. No creo a los políticos, ni a muchas cosas bajo el actual secuestro en manos de Satanás.
P.S.
La redención, como término jurídico, lo entiendo como explican los diccionarios: Se libera una cosa o “bien” que estuvo poseído, tras haber satisfecho un grupo de obligaciones que lo comprometían o gravaban.
En lo espiritual, si no en lo moral, ¡fui redimido por Jesús de Nazareth! (Soy una “cosa” que ha cambiado de dueño y de sueños).
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