Hace pocos domingos, una colombiana me contó su historia de cómo se
puso a vivir con Leo. Yo estaba en la tasca del club y me abordó mientras me
tomaba un refresco y, recordando otros buenos tiempos, me relató esa historia
que lleva más de 20 años. No tenía idea de lo objetiva o específica que son
algunas mujeres, pero no todas son superficiales y, una vez más, sigo pensando
que la Dios -en la mujer- corrigió bastantes defectos y, quizá, nos agregó
otros... ¡Je! Je!
Hace años fuimos vecinos y jamás hablamos de tantas cosas (no tuvimos
tiempo). Escucharla hablar me recordó mis meses en Colombia y, la verdad, estoy
agradecido de Mónica, su gente, y tanto colombiano que -para nada-
cesaré de guardar gratitud para lo que agradezco (o desagradezco).
Su relación con Leo fue tardía. Leo tuvo que hacer un gran esfuerzo, un
proceso sistemático de conquista verdadera pues, invadía la mente de una mujer
que traía su mundo de aprensiones, prejuicios, y los venezolanos tenemos tanta
mala o buena fama, como cualquiera en el mundo.
Esta señora, ya con dos hijos, me daba cada detalle. Sus hijos parecían
revivir el gozo de ese largo camino y, aun con tantos años, sus labios se gozan
de alabar a su esposo. ¡Si la oyeran!
Ella, desconfiada como muchas, lo rechazaba tantas veces como pudo. No
quería su amistad y, como ventaja masculina, Leo no tenía los encantos que
ciertas chicas esperan; pero la perseverancia y su amor verdadero triunfó.
Leo, ciertamente, la pretendía. Cuando logró su amistad, que no fue
algo nacido de días o pocos meses, y solía llevarla de paseo a visitar familias
entre sus amistades. Como él era tan bien recibido, cariñosamente atendido por
esas personas, ella comenzó a creer en la personalidad de Leo pues, para sí,
temía que él buscase placer o una simple aventura.
Cada vez que tuvo oportunidad, con mucha prudencia, se informaba de
Leo, si tenía hijos, otras mujeres, si era siempre tan responsable ¡Cosas así!
Y, para fortuna de su esposo, éste quedaba como un caballero, como buen hombre.
Y pude deleitarme en el brillo de sus palabras, sus observaciones pues, gracias
a Dios, esa pareja se quiere ¿Quien se aguantaría más de 20 años, si no hubiera
amor?
Jamás pensé que la astucia colombiana fuera tan hábilmente empleada.
Ella, todavía a su edad, manifiesta la agudeza que la caracteriza y, por
supuesto, como un par de viejos jóvenes, hicimos comentarios de la presente
juventud y, me sigo quedando bobo: Las chicas de hoy vuelan, o corren muy
rápido.
Entiendo que hombre y mujer siempre se buscaron -unos y otras- por la
conveniencia de algo. Hoy, para ser más específico, las carajitas de 15 pueden
haber tenido más de 3 maridos; y no estoy hablando de novios o pretendientes,
sino de hombres, con quienes se acostaron y nunca se casaron.
Fui lento y tardío para muchas cosas. Sin embargo -también- vi o padecí
otras que desearía no haber vivido ni visto, porque no tenemos absoluto
control a lo que siempre pasa. Pensé más en el beneficio sexual que en el
vínculo del amor y, en mi ignorancia, lo vi más como un yugo o sofocante lazo.
¡Cada cultura nos lleva a casos distintos!
Hoy, con la libertad de lo que se tiende a desinhibir, podemos oír -o
decir- lo que desea cada mente.
Inhibidos o no, por el pasado o lo que se hizo norma, cada persona hace
de su vida lo que quiere y, con tristeza y molestia, detesto ver cómo la gente
se droga en la calle y perjudica a otras. La inhibición -si la hay- muchas
veces es nominal y es uno quien, a la larga, termina por reducirse, por
esconderse o alejarse de otros ¡Es un burladero! Te engaño a ti o me hacen
creer que los engaño. Me engañas a mí, y tiendes a creer que, en todo, te creo.
¡Es tal la desconfianza!
Desconfianza
y Crisis de valores.
Hoy ya no tengo tiempo, sin embargo, estos días (en CC), observé una
forma de manipulación religiosa -¡muy vieja!- por cierto.
No es un secreto que se recurra a la masturbación como medio de alivio
sexual. Cada quien hace de su vida lo que haga pero, en ese sitio, ciertas
personas (casadas o no casadas) daban su veredicto, su pesada sentencia, en
lugar de una solución.
Los que estuvimos casados sabemos nuestra vida sexual. Los que
estuvimos solteros sabemos qué hicimos. Los que estamos solos sabemos qué
hacemos y, la gran pregunta: ¿Cuál es la solución?
Esas chicas de 15 o menos andan tras la respuesta que nosotros, viejos
y jóvenes buscamos. Quizá no sea sólo el placer, algo de aventura, pero el sexo
puede ser una necesidad si se le tiene por adicción. Puede ser placentero
dentro del matrimonio (y fuera de éste); pero qué solución aporta la religión,
más que intentar “regularlo” como otro (porque no lo legisla ni lo regula).
Que yo sepa, de forma visible, no he oído haya “ministerio” para el
matrimonio. Hablan tanta paja del “Liderazgo” -tan parecido a la
mercadotecnia secular- que sólo se concentran en el crecimiento numérico de sus
cifra$, y no en esa parte marginal que, numéricamente también, podría crecer.
En CC fueron muy elaborados en lo que ellos consideran (o no) pecado
sexual. La masturbación está proscrita y, ciertamente, la alienación, la
soledad y esa clase de aislamiento van campantes, separando una vida de la otra
¿Eso no es problema nuestro?
En el matrimonio -según entiendo- la gente se masturba:
·
En la vagina de quién tomó por
esposa.
·
En el aislamiento de su secreta
incomprensión o inconformidad, que debe corregir.
·
En las fantasías que nunca te dijo
(o no le cumpliste).
·
En la cama que ocupas, pero no
llenas.
·
En los recuerdos de un vivo
pasado.
·
En el presente de una relación que
oculta.
·
En los secretos de su intimidad
individual, por el vacío que produjiste (o se auto-produjo).
·
Otras (agrega tu lista, o las que
han dicho).
Entiendo que no toda unión es saludable y, si algunos tienen
dinero, carecen de la dicha para disfrutarlo. Si algunos duermen juntos, no
siempre están felices y, si digo una mentira, soy “el único” que se ha
divorciado (éramos una pareja de evangélicos) (no nos amamos) (no era real
amor).
En varios videos XXX, me propuse entender l a la mujer y, la verdad,
dudo entender a cada mente. En este estudio fisiológico que hice,
comprendí la importancia de la virginidad. Si cada hombre y mujer se guardase
(para el día del matrimonio) los problemas sexuales serían menos; pero un mundo
satánico y caído nos engañó con muchas mentiras.
Allí, nada de lo que vi, era amor por el prójimo, sino “amor” y placer
por sí mismo: Unas chicas se masturbaban solas y, un par de otras eran
lesbianas.
Esas chicas, por lo general, siguen un libreto, una pauta comercial y
teatral -¡por supuesto!- Exageran la realidad para hacerla “buena” y deseable,
para inducir un deseo en ti o en mí, para que te aísles o perviertas y -la
verdad- te hacen daño sin que lo percibas, pero lo consientes.
En la intimidad, en la privacidad, cada hombre y mujer -en cierta
medida- resiente SU SOLEDAD, el ser dejado al margen y el hacerlo a solas.
Hay quienes recienten hacerlo a escondidas y, por ello, usan los videos, de la
naturaleza que sea: Pero no es amor lo que reciben, no es amor lo que se dan.
¡Llamémoslo placer!
Yo, en lo personal, cometí el error (el pecado) de meter la pornografía
en mi vida. Pensé que ayudaría mi relación matrimonial, mi desempeño sexual, y
fue peor: Me divorcié. Ese dolor es emocional.
Por lo general, quienes son adictos, no saben las cosas que las
mujeres piensan ni se ponen a soñar ¿Estarías dispuesto a compartir tu
esposa con otro hombre? ¿Prestarías tu
mujer al hombre que puede quedarse con ella?
Toda mi vida odié la salsa y la música que detesto, sin embargo -para
socializar- tuve que intentar bailar lo que no me gusta. ¿Ud cree que lo hice
con gusto o que la prueba superé?
Fue una tontería participar en esas fiestas. Jamás conseguí la chica de
mis sueños en esos lugares y -la verdad- las veces que me enamoré, nunca bailé
ni dependí de lo que no me gusta... Su vida puede ser completamente distinta a
la mía, pero yo escribo de mis vivencias, mis experiencias, a fin de aportar
algo positivo.
He compartido con otras personas que me enseñan y les pregunto: “¿Estás
dispuesto a compartir o prestarle tu mujer a otros hombres?” Si vieran sus
caras, cuando entienden ese asunto...
Socializar, en nuestros días, es compartir muchas cosas, pero no comparto mi cepillo de dientes (menos mi mujer). Hoy, con
ingenuidad tonta, amigos y amigas se comparten y, quien no se aperciba, pierde
al hombre o a la mujer que más le convendría: La verdad, quien no tenga una
sana relación con Dios, un respeto por lo que debe ser santo en ese santificarse,
no es la mejor opción para nadie que desee vivir tranquilo.
Recuerdo algunas fantasías XXX ajenas... Les digo, debo estar loco, yo no las tengo y -ya de esta edad- cualquiera tiende a indignarse si
veo bien a su hija joven, porque no veo a las gordas ni a las viejas ¿Es eso
fantasear? ¡Pienso igual que ayer!
Uno de mis suegros, en sus momentos académicos, le mostró a sus
hijas una serie de videos “para hacerlas entender” qué era el amor y qué
no lo era ¿De veras lo logró? De sus cuatro (4) hijas, sólo dos (2) quedaron
sin hijos, sin casarse. ¿Sirvió la pornografía?
Cada día, quizá algo más, la desconfianza prevalece y la crisis de
valores aumenta. Si decimos que las mujeres “buscan dinero”, los hombres
buscamos sexo libre, sin responsabilidades y a muy bajo costo. Si decimos que
ellas buscan la billetera, nosotros buscamos la belleza o que no sean muy
corridas. Pienso, en honor a la verdad, que cada persona tiene derecho a buscar
lo bueno que desea pero, en esa búsqueda -sin matrimonio- hacemos más mal que
bien ¿Cuántos de Uds desean ser abuelos en la adolescencia de sus hijos o
nietos?
Sigo pensando que las iglesias DEBEN tomar un rol en esa área que
carece de liderazgo orientador o casamentero. El problema no es sólo de
crear familias, sino de mantener familias cristianas, como hijos de
Dios, que siguen a Cristo.