Tuesday, February 05, 2013

Prostitución Masculina.



Mucho se dice de nosotros –como prostituidores- pero, cuando una mujer se viste sexy, visualmente provocativa, ella misma incurre en el cohecho de la prostitución VISUAL, en la que caemos todos, justo cuando volteamos viendo un trasero atractivo, un pecho voluminoso y aceitado o un vientre sin panza.

Hablamos mal del hombre que paga por tal servicio sexual que no tiene en casa, le llamamos prostituidor mental y visceral; pero somos hipócritas cuando una mujer nos seduce con sus encantos, nos induce con regalos verbales y visuales, o otra suerte de ofrecimientos... (Eso, también, es prostituir sin usar dinero).

Soy otro hipócrita en la hipócrita sociedad de complicidades…

Aun así, hay gente buena y sincera, que guarda (con reservas) lo que tiene para una sola persona, cercana a su vida.
No todos tenemos la misma conciencia, ni todos estamos siempre alertas. ¿Vale la pena el cuidado o abandonamos y caemos?
Pienso que hemos caído en exagerar algunas cosas y, siendo así, ya nadie puede desmentir que a las mujeres no les gusta el sexo y que ellas, también como nosotros, tienen sus inclinaciones y preferencias (sean las que sean).
Por experiencia y testimonios ajenos (incluso de amigos), sé que hombres y mujeres compran “amores” y compran cuerpos.
Suena duro, quizá impúdico, pero es tal como algunas dijimos: “Si me das un beso, te doy cualquier cosa”.
De niños (claro recuerdo) más de una vez dije, o me dijeron, esa frase. No era nada sexual, sino un beso de afecto; pero por allí nos iniciamos e iniciamos el derrotero de las transacciones de afectos, de besos ¡hasta sexo! (eso sí es prostitución).
No habñaré los cuentos que supe, ni los que he sabido. No confesaré mis pecados (tampoco estoy absuelto) y, aunque así fuere ¿Esto solo incurso en el delito y pecado?
Estoy tratando de enseñarle a mi hija la diferencia de amar y querer.
Tengo la impresión de que “la programamos mal” y, en lo que a mi responsabilidad se refiere, le he dicho cosas duras; pero prefiero aprenda de mí que de otros. ¿Se da por amor o se da para recibir?
Si tu respuesta es: “Doy para recibir”, ciertamente, no obras conforme a lo que debe ser el amor, en su concepto ideal. Si DAS para RECIBIR, en realidad, estás COMPRANDO y transando un bien material por algo que deseas (sea lo que sea) ¡No es amor!
Si das por que te das, si das no esperando nada… ¡Te felicito! Haz logrado lo que todavía yo intento (y de corazón te aplaudo y admiro) ¡Allí llegaré!
Sé de gente que mendiga amor, amistad; pero hay otra que lo compra ¡que lo alquila! (porque lo RECIBIDO por CONVENIENCIAS no es amor (tampoco).
Si alguien te da afecto, amor, placer, a CAMBIO DE LOQ UE TÚ DAS, se hacen transacciones, intercambios de bienes por afectos y, en un sentido, se han prostituido los debidos afectos.
Ya le he dicho a mi hija que, si sus afectos son medidos en función de lo que ella recibe cae en el error que caímos todos (más de una vez en la vida). Un amor no se compra (veces se gana).
En un sentido, el prostituidor ofrece algo para recibir lo que él o ella quiere. ¡En cambio! El que ama da, en lugar de pedir (y poco repara en lo que ha dado, excepto cuando se desengaña y comprende que le han engañado; sea por lo que a bien dio y porque nada recibió, al final).
El prostituido (a) por su parte, no halla cómo hacer para recibir más sin dar nada. Ella o él argumenta, se autojustifica, e insiste en recibir: “porque no la quieren”, “porque le dan tan poco”.
¡Ojo! Si alguien en tu vida comienza a decir así observa cuál es tu rol ¿Eres prostituido o prostituidor?
No quiero ahondar más en el tema pues, la verdad, no me agrada y, a la sazón, muchas veces fui prostituidor y, otras tantas, prostituido…

¡Que Dios l@s bendiga!